· V e i n t i t r é s ·

2.1K 416 199
                                    

🎶 Death by a Thousand Cuts 🎶

"Quiet my fears with the touch of your hand"

Pum - pum.

Estoy segura que de ser posible, mi corazón habría explotado en este mismo momento. Y aún así, por muy tonto que parezca, no me lo termino de creer. Necesito confirmación. Por eso repito:

—¿Lo estás?

Las comisuras de los labios de Adrien tiran hacia arriba y su rostro se acerca tanto al mío que roza mi nariz con la suya.

—Sí, Gia. Estoy totalmente loco y perdido por ti.

—Entonces Gabriel no tendría otra que aguantarse —susurro.

Estamos tan cerca que nuestras respiración se mezclan.

—¿Lo dices antes o después de que cabe mi tumba para...?

Pero Adrien no llega a terminar la pregunta. Esta vez soy yo quien lo toma por sorpresa y lo beso.

No se queda paralizado como me pasó a mí, él no tarda en reaccionar. Aprieta mi boca contra la suya y presiona nuestros cuerpos con dureza. Una de sus manos me rodea por la espalda acercándonos y yo solo quiero fundirme en él.

—Mierda, Gia, yo... —susurra contra mis labios.

Pero justo entonces entreabro la boca y el beso se profundiza. Adrien jadea y le clavo la yema de los dedos en los hombros. Su sabor me inunda y le doy la bienvenida con cada maldita célula de mi piel. Esto es mucho mejor de lo que imaginaba, más increíble que en mis sueños.

Adrien es apasionado, voraz, me besa con ansia, hambriento de tener más de mí. Cuando me muerde el labio inferior gimo en su boca y eso parece volverle todavía más loco.

—Adrien... —suspiro su nombre.

Se aparta apenas unos centímetros y apoya su frente en la mía. Su respiración es tan agitada como la mía. Me pregunto si también le late el corazón a una velocidad desorbitada o si su piel quema anhelando mi contacto de la misma forma que la mía el suyo.

—Repite eso —pide.

Parpadeo confundida, mareada por el beso y el momento.

—¿Tu nombre?

—Joder, sí —gruñe.

Aprieto los labios y él los mira. El deseo de volverlos a besar está en ellos. Lo noto. Dejo que la excitación tome el control de mi cuerpo y mientras me aprieto contra él, susurro:

—Tócame, Adrien.

—Uff...

—Bésame, Adrien.

No se hace de rogar. Vuelve a estrellar sus labios contra los míos, pero esta vez me toma por las caderas y sin abandonar mi boca ni un solo segundo, me sube sobre la encimera hasta que logro sentarme en ella.

Lo rodeo con las piernas casi por inercia y el vestido se me sube por encima de los muslos. Sus manos bajan rozando la tela, hasta que ya no hay más y llegan a mi piel. La electricidad pasa entre nosotros y hundo los dedos en su pelo cuando siento sus caricias.

Estoy ardiendo.

Pero justo en ese momento, Adrien vuelve a apartarse. Puedo ver la turbación en su mirada mezclada con el deseo. Quiere esto tanto como yo, pero hay una semilla de inquietud pinchando en su cabeza. O más bien, en su conciencia.

—Joder, Gia. Tú hermano...

—Mi hermano no tiene que enterarse de esto —le suelto, y vuelvo a besarlo.

Un Inesperado NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora