· O n c e ·

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🎶 Innocent 🎶

"Minds change like the weather"

(Las mentes cambian como el clima)


—¿De verdad crees que esto es necesario?

Ignoro a Adrien y coloco lo mejor que puedo la mullida almohada en el medio de la cama antes de sentarme en el que eventualmente se ha convertido en mi lado, debido al drástico giro de los acontecimientos.

—Va a ser muy incómodo —presiona.

—Siempre puedes irte al sofá —replico.

Y eso da por zanjada la conversación. Niega con la cabeza, pero se tumba en su lado y se tapa con las sábanas que mi hermano me ha comprado. Me pregunto qué pensaría si supiera que en estos momentos hay un chico durmiendo bajo ellas. Concretamente uno de sus mejores amigos.

Dejo caer la cabeza en mi almohada y clavo los ojos en el techo, plenamente consciente del chico que tengo tumbado a escasos centímetros de mí. En el poco tiempo que me llevó ir al baño para cambiarme al pijama, él sencillamente se quitó la ropa y se quedó en calzoncillos.

Ahora no solo tengo que compartir cama con él, ¡también resulta que duerme medio desnudo!

—¿Te importaría apagar la luz? —pregunta tras unos segundos.

Vuelvo la cabeza hacia su lado y respondo con un escueto:

—No, lo siento.

—¿Lo haces por molestar?

En realidad, no, pero voy a dejar que piense eso si así es feliz. Cuando no contesto, Adrien solo resopla, se gira hasta darme la espalda y no vuelve a decir nada. Al cabo de unos minutos su respiración comienza a ser más distendida y estoy bastante segura de que se ha dormido. ¿Cómo es capaz de hacerlo tan rápido? Debía de estar realmente cansado.

Así que yo también pruebo a hacer lo mismo. Sin embargo, mi cabeza no parece querer cooperar. Me encuentro nerviosa e incómoda tan cerca de él, y, aunque sé que irme al sofá arreglaría las cosas por esta noche, no valdría para las venideras.

Y tampoco quiero dejarlo ganar.

Doy vueltas y más vueltas en la cama. En un punto de la noche incluso llego a arrebatarle las sábanas, pero aun así Adrien no se inmuta. No importa que él no ronque, soy incapaz de conciliar el sueño.

Paso de la desesperación a la aceptación, y cuando por fin he asimilado que seré incapaz de pegar ojo, el milagro ocurre y Morfeo me atrapa. No me doy cuenta del instante en el que me quedo dormida y tampoco de que lo he hecho hasta que me despierto.

Y es un caos.

La luz de la mesilla sigue encendida, pero la camufla el sol que se filtra a través de las cortinas a medio cerrar. La sábana que en su momento le he arrebaté a Adrien ahora está enredada a nuestros pies y medio caída en el suelo. La bajera se encuentra arrugada bajo nuestro peso.

¿Lo peor de todo? la almohada que había colocado de por medio ha desaparecido.

Y soy consciente de ello no porque al abrir los ojos la vea tirada en el suelo. Lo sé porque noto un cuerpo caliente pegado al mío.

Adrien está abrazándome por detrás. Su mano robusta se agarra a mi cintura como si fuese lo más natural del mundo mientras mi trasero se amolda a la forma de su... digamos cadera. Tenemos las piernas entrelazadas y puedo sentir cómo su pecho sube y baja al ritmo pausado de su respiración.

Un Inesperado NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora