· T r e c e ·

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🎶 Invisible String 🎶

"Time, mystical time, cutting me open, then healing me fine"


CARSON: Te echo de menos.


Miro el mensaje en la pantalla con un nudo en el corazón. No puedo apartar los ojos de él, como si las letras se hubiesen convertido en un hechizo hipnótico.

Y me siento terriblemente mal.

Muevo los dedos sobre la pantalla sopesando el contestar. Una respuesta tampoco puede hacer tanto mal, ¿verdad? No tiene que ser un "yo también te echo de menos" porque, en realidad mentiría. Echo de menos lo que es tener alguien en quien confiar, la comodidad que me daba su familiaridad y las vivencias buenas que creamos juntos, pero lo malo...

—Buenos días.

Suelto el teléfono casi de golpe cuando Adrien sale de la habitación. No debe tener turno de mañana porque son más de las nueve. Tiene el pelo revuelto y se acerca caminando mientras se estira. La camiseta que se puso anoche para dormir se levanta por encima de su estómago y me fuerzo a apartar la mirada con rapidez.

Esta noche la almohada no se ha movido y cuando he despertado, bastante antes que él, seguía en medio de ambos dividiendo la cama. No hubo ningún cuerpo pegado al mío y abrazándome.

Pasa a mi lado y comienza a prepararse el café. Mi taza vacía está a un lado de mi teléfono, con la pantalla desbloqueada y el mensaje de Carson pendiente.

—¿Has dormido bien? —Me pregunta Adrien, reclamando nuevamente mi atención.

Me encojo de hombros y asiento.

—Apenas me he movido, aunque tus ronquidos han sido un poco molestos.

Eso le hace fruncir el ceño.

—Oye, que yo no ronco.

—Sigue diciéndotelo hasta que te lo creas.

El hecho de que se ofenda me saca una sonrisa. Sí que ronca, pero si se pone de lado es soportable, apenas como una respiración fuerte. Además, en realidad es una pequeña mentira que eso me haya molestado.

Me ignora mientras termina de prepararse el café. Quizás no fue buena idea tomarle el pelo con los ronquidos.

—¿No trabajas hoy? —pregunto para continuar la conversación.

Y funciona, su sonrisa vuelve.

—Efectivamente. Por fin tengo un día libre. Aprovecharé para traer todas mis cosas del piso que compartía antes.

—¿Necesitas ayuda?

Las palabras salen de mi boca antes de que pueda pararlas. Tengo turno en el Roller Burger pero aún así no puedo evitar ofrecerme. Yo tuve la ayuda de mi hermano, pero él...

—No te preocupes, no son muchas cosas —me asegura.

Se coloca frente a mí en la encimera que hace de mesa y deja la taza de café al otro lado de mi teléfono. Sus ojos se mueven casi por inercia a la pantalla encendida, y aunque me doy cuenta rápido y extiendo la mano para tomar el móvil, es demasiado obvio que ha conseguido leer la conversación.

Su expresión lo dice todo.

—¿Te importa? —Le recrimino mientras me llevo el teléfono—. Es privado.

Se aclara la garganta y se sienta más erguido en la silla.

—Lo siento —admite—. Tienes razón.

Un Inesperado NosotrosWhere stories live. Discover now