· Nueve ·

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🎶 State of Grace 🎶

"Love is a ruthless game,

unless you play it good and right"


Guardo silencio por la mañana mientras doy sorbos a mi leche chocolateada. A pesar del cansancio me he levantado a primera hora. Finn y mi hermano no dejan de hablar sobre su proyecto. Hoy van a trabajar desde casa y eso complica un poco los planes de salir a la vez que Adrien para firmar el contrato. Ni siquiera le he dicho a Gabriel que ya tengo apartamento.

No sé ni por dónde empezar.

—¿Qué tal anoche? —Se interesa Gabriel para meterme en la conversación—. Te escuché llegar tarde.

Asiento débilmente, sintiéndome de nuevo nerviosa, tal y como pasó cuando Adrien me preguntó.

—Salí con los compañeros de trabajo.

—¿Y te lo pasaste bien?

Su pregunta me relaja. No parece enfadado.

—Sí. Fuimos a tomar algo y conocernos mejor.

Adrien sale del baño en este preciso momento. Mis ojos se dirigen automáticamente hacia él. Su pelo está empapado y va sin camiseta, solo con los pantalones vaqueros a medio abrochar en la cintura. Casi al instante aparto la mirada como si quemara. ¿Por qué tiene siempre esa maldita costumbre?

¿Y cómo voy a acostumbrarme ahora que viviré con él?

Estoy empezando a replantearme cambiar de idea (¡otra vez!) cuando escucho a mi hermano preguntar:

—¿Cómo es que te has levantado tan pronto hoy, Gia? ¿Trabajas desde por la mañana?

Sacudo la cabeza para negar.

—Entro al medio día, pero tenía cosas que hacer.

—¿Vas a continuar buscando otros trabajos? —Trata de adivinar, y me tenso porque sabe que este me gusta—. ¿O es para mirar los cursos de la universidad que te pasé ayer? Están bastante bien, ¿verdad?

Gabriel me envió anoche unos links hacia unos cursos presenciales que daban en una universidad de la zona, pero todos eran relacionados con derecho. Ya he expresado mi necesidad de encontrarme a mí misma y lo que me gusta antes de volver a estudiar, y eso si al final volvía a hacerlo.

Pero es algo que mi hermano no termina de entender. Por eso continua presionándome.

Y así, sin más, las palabras salen solas de mi boca.

—En realidad voy a firmar un contrato para mi nuevo piso.

Adrien, que acaba de abrir la puerta de la nevera, se asoma tan rápido que casi se tira la leche fría encima. Finn también parece sorprendido, pero eso no es nada comparada con la reacción de mi hermano.

Si hubiese estado tomando el café, me lo habría escupido encima. Estoy segura.

—¿Qué? —Me mira, mira a Finn, y de vuelta a mí—. ¿Cómo...?

No encuentra las palabras pero aún así entiendo la pregunta.

—Agatha continuó enseñándome apartamentos y hubo uno que me gustó y que entraba dentro de mi presupuesto. Opté a él y... me lo han dado.

—¿Cuándo ha pasado esto? —Su voz comienza a alzarse y me pongo nerviosa. Nunca he llevado bien que me griten. Además, me recuerda a Carson—. ¿Y por qué no me has dicho nada antes?

Un Inesperado NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora