· V e i n t i d ó s ·

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Lo hace despacio. Primero vuelve a bajar a las manos y deja de tocar mi piel. Sube la cabeza y yo tengo que dar un paso atrás para darle su espacio. Me siento mareada por lo que acaba de suceder.

Por lo que no ha sucedido.

Y también dolida. Ha sido un rechazo. Estoy bastante segura.

—Seguiré con el chili —murmuro.

Veo cómo asiente y luego se aleja sin decir nada. Cuando desaparece en la habitación dejo salir el aire que estaba conteniendo. Después tomo el bote de la sal y añado un poco más a escondidas.

 Después tomo el bote de la sal y añado un poco más a escondidas

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No falta mucho para que lleguen Beth y Sophia. La cena ya está lista, la mesa puesta y yo me he cambiado a un vestido sencillo. Algo cómodo para estar en casa, aunque no tanto como el pijama.

Salgo al balcón para regar las plantas. Adrien se ha encargado durante los últimos días. Cuando termino dejo el bote donde he traído el agua a un lado y me giro hacia el balcón de Ronan. No está, pero puedo ver luz en el interior del apartamento.

Una idea repentina y descabellada me viene a la mente. Él nunca come bien y nosotros tenemos muchísima comida casera, tanta que nos va a sobrar. Le dije que le invitaría a una cena y, ¿qué mejor ocasión que esta? Al fin y al cabo, él también se ha convertido en mi amigo, aunque sea a través de mensajes.

Tomo el teléfono móvil y rápidamente tecleo lo siguiente:

GIA: ¡Hola, Ronan! Sé que es un poco precipitado, pero viene una amiga a cenar a casa. ¿Te apetecería unirte?

GIA: A menos que hayas cenado o estés ocupado, por supuesto.

RONAN: ¿Lo dices en serio?

GIA: Claro. Tenemos chili y pastel de carne, y creo que mi amiga iba a traer una ensalada.

RONAN: ¡Me salvas la vida! Nigiri ha vomitado una bola de pelo y mientras limpiaba el desastre y le daba mimos, se me ha quemado la pizza y me he quedado sin cena.

GIA: Entonces aquí te esperamos. ¡Trae un tupper si quieres!

RONAN: Te adoro. Voy en seguida.

Me quedo un buen rato sonriendo al teléfono, hasta que veo como la luz de la casa de Ronan se apaga y regreso al interior del apartamento. Adrien ya está en la sala. Se ha vestido con una nueva camiseta, esta vez azul cielo, que le queda todavía mejor. Está sentado en la mesa del comedor que nunca usamos pero que hemos preparado para la cena, tomando una copa de vino.

En cuanto me ve la baja de vuelta a la mesa y abre la boca para hablar, pero yo lo interrumpo antes.

—He invitado a una persona más a cenar, espero que no te importa.

Parece confundido y no tardo en darme cuenta del error. No debí haberlo hecho sin consultarle primero.

—No, claro que no. ¿A quién...?

Un Inesperado NosotrosWhere stories live. Discover now