· V e i n t i u n o ·

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—Supongo que nunca lo ha hecho —se me escapa decir, y automáticamente me llevo la mano a la boca por el comentario que he soltado.

Pero es cierto, y no puedo negarlo.

—Quizás debería escribirle en lugar de seguir ignorándolo. Igual si le digo que no quiero saber nada más de él, para.

Sin embargo no sueno nada convencida, ni siquiera para mí misma, mucho menos para Adrien.

—¿Quieres que lo haga yo por ti?

—¿Escribirle? —Pregunto un poco esperanzada.

Sé que huir de los problemas no es la mejor solución y debería ser yo misma quien lo hiciera, pero...

—O enviarle un audio mandándole a la mierda —agrega con un tono mordaz que acompaña junto a su sonrisa traviesa—. Me muero por decirle cuatro cosas desde hace bastante tiempo al imbécil este.

Mi lado coherente, calmado y racional me dice que no es la mejor decisión. Sin embargo ese lado ha sido ahogado por cada mensaje y llamada incesante por parte de Carson y apenas puede escuchar por encima de la rabia.

Además, Adrien mantiene la sonrisa y ese brillo en sus ojos... Me gana.

—Adelante.

Y le extiendo el teléfono.

Nuestros dedos se rozan cuando lo toma y siento una corriente de electricidad recorrerme el cuerpo. Adrien mueve los dedos por la pantalla y presiona un botón antes de comenzar a grabar su voz.

—Mira, gilipollas. Estoy hasta los cojones. Gia no quiere hablar contigo. Deja de acosarla de una vez o acabaremos por denunciarte.

Pocas veces le he visto decir tantas palabras malsonantes en un mismo mensaje. Sé que está más enfadado de lo que me deja ver. Me devuelve el teléfono pero no tardo en recibir una respuesta.

CARSON: ¿Quién es el del audio, Gia? No me jodas que es tu nuevo novio.

Decido no contestar y bloquear también este contacto. Sin embargo no me da tiempo a hacerlo antes de que vuelva a escribir de nuevo.

CARSON: Eres una zorra. Tenía que haberlo imaginado: te ibas porque me estabas engañando con otro.

¡Lo que faltaba! A mi lado a Adrien, que está leyéndolo también, se le desdibuja la sonrisa para dar paso a una expresión de enfado. Pero no llega a decir nada, porque movida por el enfado pulso el botón de grabar y contesto:

—Sí, él es mi novio, porque tú y yo lo dejamos cuando me marché. Deja de escribirme, Carson, ya he pasado página. Deberías hacerlo tú también.

Y nada más confirmar que se ha enviado el audio, procedo a bloquear el número sin esperar respuesta. Cuando termino lanzo el teléfono sobre la mesa como si quemara.

El corazón me late a mil. Lo he hecho. Le he contestado y no solo eso: básicamente le he mandado a la mierda. Siento una mezcla entre emoción y temor muy agobiante.

Creo que voy a vomitar.

Y entonces es cuando miro a Adrien, que me observa atónito, y me doy cuenta de un pequeño, minimísimo detalle en el que he mentido a Carson a causa de mi rabia: he dicho que Adrien es mi novio. Delante de él.

Estoy a punto de abrir la boca para disculparme cuando él me felicita.

—Está bien, Gia. Lo has hecho muy bien.

Después se acerca y me envuelve en un abrazo cálido. Su cercanía hace que parte de mi emoción se desinfle y logre tranquilizarme un poco, pero aún no es suficiente.

Un Inesperado NosotrosWhere stories live. Discover now