CAPITULO 36 🔥

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Tori

Estaba por quitarme la blusa cuando la puerta se abrió.

Me sorprendí.

— ¡Carajo! ¿no sabes tocar? — Artem estaba ahí con la frente arrugada y mira mis pechos casi descubiertos, me tapo y le doy la espalda.

La piel de mi nuca se pone caliente y siento el mismo calor en mi bajo vientre.

Necesito bajar este fuego que el loco ruso enciende, y después de todo lo que me dijo su madre; esa historia de ellos es algo: ¿Loca? Y luego todo lo relacionado con la muerte de su hermano, bueno el suicido por culpa de una mujer, debería de preocuparme, aparentemente los Sokolov todos están locos y se obsesionan por las mujeres.

¿Estoy en peligro?

¡Jesucristo! En qué locura estoy metida? ¿Y porque yo? Este hombre nunca me dijo dónde me encontró y porque yo, porque no creo que el me haya visto es anoche tan fatídica de mi matrimonio con el idiota de Paul.

— ¿Me lo vas a decir? — pregunta con una tono amenazante y yo vuelvo a verlo.

— ¿Decir que? — No me importa su tamaño, no le puedo mostrar nada de miedo.

— ¿Dónde fuiste con mi madre y que te dijo? — Artem parece está furioso y no se si ese lindo niño de ojos azules, Mai, así lo llaman es el hijo de su hermano que murió, y que por alguna razón me odia.

Antes de salir con su madre quise ser, simpática con él y se me ocurrió darle un helado que no comí de postre y termino en mi vestido verde limón, el cual había elegido para salir con Ania, no se que palabra me dijo cuando lo hizo, solo Shana se disculpó y lo reprendió, todo es su idioma y nunca los entendí.

Me tocó cambiarme lo más rápido que pude y me puse una falda que creo que no era mi talla, demasiado ajustada y corta para mí gusto, pero parecía que Maki eligió todo esa ropa para que quedara así.

— Fuimos a cosas de chicas — le digo y trato de ir a buscar ropa pero el brazo de Artem me lo impide.

Siento que aspira y me mira.

— ¿Qué es eso que hueles? — pregunta aún arrugando su frente y su expresión cambia, se ve aún más molesto.

Levanto mi brazo y huelo la piel desnuda y río.

En el spa me colocaron una loción y me gustó tanto que termine comprando la para saber qué ingredientes usaban en ella, no copio solo me gusta experimentar con nuevos ingredientes.

— Es una loción de leche de rosas — digo y le sonrió — huele bien ¿cierto? — aunque no parezca que mi comentario fue realmente inocente, sin embargo creo que no lo tomo así.

Me mira y su frente estaba aún más arrugada y sus expresión tan tensa que parecía que iba a explorar.

Imagino que le parece desagradable y no el gusta ese olor, lo entiendo, la personas reaccionamos de distintas maneras a los olores, es química, ya que no todas percibimos lo mismo aunque sea el mismo olor en un cuerpo, nuestro olfato reacciona de distintas manera, podría sentir que algo es dulce pero Artem podría sentir que es suave, no es igual aunque lo creas. Quizás yo use un perfume que me gusta y que siento agradable a mi olfato pero para otros puede parecer, molesto y fuerte; es normal, es química, las sustancias que percibe nuestro olfato cambian dependiendo del lugar ya que se une con ambiente y con el reto de los olores, las moléculas pueden ser distintas a las que yo percibo cuando me puse el perfume, quizás es demasiado dulce el olor a rosa que tengo y para Artem es desagradable.

El no se nuevo cuando estiró mi brazo hacia él, aspiró el olor de mi brazo.

— Fuimos al spa y me gustó — le digo — quiero ver cómo hago esta combinación de leche y rosas.

Me robe a la noviaWhere stories live. Discover now