CAPITULO 11

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Artem

Dos días han pasado desde que salimos, no hemos hablado más sobre el tema, Tori no ha hecho ningún berrinche

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Dos días han pasado desde que salimos, no hemos hablado más sobre el tema, Tori no ha hecho ningún berrinche. Pero, ahora que estoy en mi oficina, Bernan, el custodio que deje en la casa para que la cuide, me dice que la señorita quiere hablarme y que me espera.

Sé que lo ha pensado, lo veo en su mirada, lo siento en su silencio.

Han pasado dos semanas de la visita de Mika en la casa y se que habló con mis padres y con Sergie, pero de mi familia me ocupo yo, ya van muchos años que yo me hago cargo de mis decisiones y ellos lo saben muy bien, estoy conscientes que están preocupados por lo que pasó, pero todo lo que hago tienen un fin, muy claro para mí.

No estoy enamorado de Tori, se que ese romanticismo de ella no morirá luego de lo que le pasó, ella quiere aparentar que es fuerte pero sus sentimientos son débiles, si no fuera así, no hubiera caído tan fácilmente en las manos de un estafador como Garnmet .

Llego a la casa y no se con que me saldrá hoy, aunque estoy casi seguro que está preocupada por su tienda y su negocio, ya más de tres semanas que está en la casa y no tiene contacto con ninguno de sus familiares y amigos, están preocupados por ella, deben estarlo, pero no los veo poniendo un aviso en las noticias porque está desaparecida, quizás su forma de ver esto que le pasó a Tori, es que creen que ella necesita asimilar lo que vivió y aún peor, ver en su regreso su resultado.

Entro y está ahí, con esa bata de baño que usa cuando no quiere ponerse nada de lo que compre.

Malcriada, lo es, testaruda, mucho más, pero también es impredecible.

— ¿Querías hablarme? — le digo mientras guardo el abrigo y me arreglo el traje para detenerme frente a ella.

Está sentada en el sofá mirando hacia el jardín.

— Si, podíamos hablar en la cena, no tenías que venir tan rápido — dice con arrogancia.

Sabe que si me llama vendré, mi presencia en mi oficina no es indispensable cada día, pero a veces voy porque quiero darle su espacio y no me gusta cuando anda de mal humor y solo me insulta.

Ser pacífico es mi forma de ser, solo cuando me tocan los cojones y no me quedo con eso, ataco de una manera que nadie se lo espera.

— Querías hablar y me llamaste, para que esperar la cena si puedo estar para ti cuando llamas — le digo y me siento frente a ella.

— Que considerado eres — me mira con sarcasmo.

— Es prioridad, Tori — hablo alisando mi corbata y desabrochando mi chaqueta — habla, ¿Qué querías decirme?

— Referente a eso que tanto quieres — sus pestañas se mueven cuando está muy nerviosa y le cuesta hablar, cosa rara en ella que es sincera y expresiva.

— Sobre casarnos, imagino — ella asienta con su cabeza.

— Lo he pensado y tengo dudas — la miro con detenimiento.

Me robe a la noviaWhere stories live. Discover now