CAPITULO 35

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Artem

Estaba agostado, de la noche con Tori y la reunión con Simon Russell que me llevó casi todo el día

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Estaba agostado, de la noche con Tori y la reunión con Simon Russell que me llevó casi todo el día. Por eso me estaba quedando dormido en el auto cuando Marcus lo detuvo frente a la casa. Tengo mucha energía, no soy un hombre perezoso, cada mañana me levanto muy temprano, corro varios kilómetros, hago ejercicio cardiovascular, me gusta comer sano y tomó algunas vitaminas, soy cuidadoso con mi salud y eso lo aprendí siendo un joven independiente y temeroso de que si estoy solo en un país desconocido y sufría alguna enfermedad nadie me ayudara, con el tiempo a pesar de ser un hombre solo me rodeo de gente que cuida de mi, se que les pago para eso, pero muchos como Marcus que conocen lo que hago y tiene suficiente años a mi lado para saber que cuando no lo hago, debe recordarse que lo debo hacer, cuidarme, pero desde que empezó todo esto no he tenido descanso, creo que todo empezó hace tres años, y espero que termine pronto, antes de que termine conmigo..

— Disculpe que no le haya dicho — dice Marcus mientras salimos.

— ¿Decirme que? — le pregunto aun con agotamiento en mi voz.

— Su esposa, la señora Tori y su madre salieron y aún no han llegado — miró hacia Marcus y luego levantó mis dos cejas.

¿Mi madre? ¿Qué quiere con Tori?

— ¿Cómo? — preguntó con dudas, no acostumbro a preocuparme por lo que piensen o crean mis padres, ellos no controlan mi vida, pero si me molesta que metan sus narices.

Así que tome mi celular y le marque a Tori, pero como algo extraño, no respondió. Entró hecho una furia a la casa y sigo marcando pero un golpe en mi pierna me hace mirara hacia abajo, era, mi sobrino de 6 años, el cual no le he dedicado ni un segundo, y siento en sus ojos que rondan las promesa que le hice cuando le dije que lo traería a mi casa.

— Hola — le digo mientras guardo mi celular en el bolsillo de mi chaqué y me agacho hasta estar a su altura.

— Sabes que no he podido usar su cuarto de juegos — dice y yo casi rio, no tengo cuarto de juegos, no para niños, pero se que le dijo que haría uno para el y los gemelos, rompí la promesa y me odio.

— En realidad Mai no es un cuarto de juego pero sí de películas — le digo mientras lo miro y él toma eso con seriedad.

Maikeli es muy inteligente, claro es el hijo de Alek y no había nadie que le ganara a él, bueno, me retracto, sólo esa maldita mujer lo hizo y quienes la ayudaron a que se acabara su vida.

— ¿Podemos ver cualquier película? — pregunta — tienes dinero puedes comprarlas ¿no? mi abuelo dice que puede compra todo lo que le pida — sonrió, mi padre fue un padre muy estricto y fue una de las coas que me hizo alejarme y hacer mi vida, no lo odio, nunca lo vi como un hombre malvado ni nada, es militar y siempre se hacía lo que es decidí, sin preguntas, sin oponerse, yo nunca acepte tantas reglas, aunque era muy buen estudiante, nunca me regia por sus reglas, porque sabia que había muchas cosas que podía aprender sin que el me obligara, ganar dinero fue una, tenia la habilidad de los números y eso me ayudo mucho.

— Podríamos ver que hacemos — le digo y entonces siento que se abre la puerta a mi espalda.

Mi madre con Tori, examinó sus rostros y veo algo extraño en los ojos de mi esposa, me levanto pero Mai toma de la mano, lo miro y noto que tienes los ojos sobre Tori. No es una mirada de curiosidad, parece molesto, y no sé por qué.

— ¿Dónde estaban? — pregunto y mi madre me ignora y vine directo a donde está Mai y le acarició el cabello.

— ¿Quieres saber lo que te traje, nene? — le dice y él asiente. Ahora me mira a mi — puedo ir donde quiera y no tengo que decirte nada.

— No te lo pregunte a ti, si no a mi esposa — respondo molesto por su tono de voz, y luego veo a Tori, quien se disculpa y se va.

— Solo salimos como nuera y suegra, deja el drama y la histeria — mi madre creo que estaba demasiado alterada, yo río.

— No se que tienes pero espero que no le hayas dicho cosas sin sentido a Tori — le digo y entonces caminó siguiendo los pasos de Tori — Mai, ya bajo para ver esa película.

Subo las escaleras de dos en dos para alcanzarla. porque ella sí me dirá lo que pasó o si no le quitaré esa pequeña falda que tiene le daré unas nalgadas para hacerla hablar.

¡Carajo! Solo pensarlo se me pone dura.

Si, no solo note la cara de Tori y esa expresión rara, si no que también la ropa que llevaba, una falda muy ajustada con un top de manga larga pero con los hombros descubiertos. Iba detrás de su boca o sus palabras, cualquiera de las dos, pero prefiero la primera.

Me robe a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora