CAPITULO 6

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Artem

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Artem

El temperamento de la pequeña Tori, ya me está pesando un poco, la miro correr por las escaleras mientras sube.

Veo a Marcus que me observa esperando a mis órdenes.

— Sacame de aquí — hablo mientras camino hasta la puerta.

— Como usted diga señor — responde.

Salimos de la casa, me subo a la camioneta, tomo mi celular y quiero distraerme un poco, en verdad tengo un leve dolor de cabeza y sé que los gritos de Tori tan temprano son responsables de ello.

— ¿Señor? — pregunta mi chofer y mano derecha.

— Dime, Marcus — le respondo.

— Con respecto a lo que me pidió, aquí están el informe de los daños que hizo la señora en la fiesta el sábado — me muestra una tablet.

— ¡Oh! sí, claro. Necesito ver eso — reviso la tablet y miro las fotos y los costos de los autos.

¡Carajo! en verdad que la rabia de mi futura esposa me va a costar mucho más dinero de lo que pensé.

— Lo bueno, señor — dice Marcus desde la parte de adelante de la camioneta — que algunos autos están con nuestro seguro.

— ¿Ah sí? — digo.

Por lo menos una buena noticia, pienso.

— Sí, ya le pedí al señor Enríquez que nos sacara los costos de los daños y que se comunicará con los propietarios para encargarse de eso.

— Okay, Okay. Está bien. ¿y el resto?

— Bueno, — él vacila — tenemos que negociar con las aseguradoras, lo que no creo que sea conveniente es el auto del...cómo decirle...

— ¡Habla de una vez Marcus! — le ordeno a mi hombre.

— Bueno... sí... la camioneta Mercedes del señor, del que se casó con su esposa. Perdón, perdón, jefe — lo dice porque cometieron el error de no llegar e impedir la boda, porque mi vuelo se retrasó y debía ser yo quien lo hiciera.

Ahora me toca arreglar ese estúpido error, anular ese matrimonio y solucionar el estado civil de Tori.

— No importa Marcus — respondo sabiendo que todo está arreglado, porque ella firmó la anulación. — Dime ¿qué pasó?

— Como usted mismo dijo, no tenía un seguro de daños fortuitos — respondo y hago una mueca con mi boca.

Era tan predecible .

— Muy bien, para mí esa mierda que se vaya en tren, que coja taxi, que se queden sin auto; es mejor, lo que no le voy a permitir es que le cobre esa chatarra a mi novia. — digo molesto con esa basura.

— Sí, sí claro — asegura Marcus — en eso estamos trabajando, de hecho, ya lo ubicamos, ya uno de los chicos sabe dónde estará para que firme los papeles.

Miro el sobre con los papeles, agarró el sobre donde estaba la firma y la planilla de anulación, se la entregó a Marcus, este la colocó en un portafolio que esta en el puesto a su lado.

— Eso estará listo a las 4 de la tarde — me aseguro mi hombre.

— Bien, está bien — hablo yo.

De repente el teléfono empieza a vibrar y veo el nombre de Douglas, mi abogado, respondo.

— Douglas.

— Artem ¿cómo estás? — responde él al otro lado del aparato.

— Bien, esperando buenas noticias de tu parte — le expreso.

— Si me traes a tiempo la planilla de anulación, me está diciendo el juez, que estará a las 4 — dice.

— Sí, Marcus me acaba de comentar — le respondo.

— Okay, ¿otra cosa aparte de anular ese matrimonio? — habla el hombre — Esto, ¿me dijiste que hiciera una solicitud para un matrimonio de esta chica? ¿cómo se llama?

— Tori Russell. Así mismo se llama — le aclaro.

— ¡Ah! sí, sí, claro. Pero no entiendo ¿por qué anular un matrimonio para volverse a casar? — pregunta por curiosidad, y aunque no me gusta dar explicaciones sobre lo que le pido, igual le respondo.

— Porque es mi futura esposa, Douglas — le explico — y necesito anular ese matrimonio que en realidad fue un fiasco, una mentira, un engaño en el que cayó mi chica.

— ¡Wow! Me sorprende — dice Douglas al otro lado del teléfono.

Yo miro por la ventana las calles de Nueva York, importándome una mierda lo que piense mi abogado,

— ¿Necesitas preguntarme algo más? — le interrogo.

— ¡Oh! no, no. Claro que no. Solo que me sorprende un poco, eso que me acabaste de decir, ¿te vas a casar? ¿en serio? — pregunta.

— Sabes cómo soy — respondo serio — no tomo decisiones en vano, Douglas, y si me conoces sabes lo que pasará.

— Sí, claro — Respondió él riendo nervioso — trancas esta llamada porque te importa una mierda mi opinión.

— Exactamente — cuelgo la llamada y guardo mi teléfono dentro de mi chaqueta.

Sigo mirando la ciudad, y aunque me siento un poco frustrado por cómo ha pasado todo, sé que ella tomará la decisión correcta: se casará conmigo y todo saldrá como debía salir.

— ¿Señor? — escucho a Marcus mientras entramos en el parqueadero privado del edificio en donde tengo mis oficinas — no quiero ser impertinente, pero la señora es un poquito temperamental ¿cierto?

— Lo acabas de decir — respondo — deja de ser impertinente y ocúpate de trabajar y hacer lo que tienes que hacer.

Estoy furioso.

Cuando estacionó el auto en nuestro lugar, abrí la puerta y salgo sin esperarlo, necesito distraerme con trabajo, necesito trabajar y hacer dinero. No quiero pensar en la tormenta Tori, que tengo en mi casa maquinando en su terca cabecita como carajos va a salir de ahí, ella no se imagina que no saldrá si no con un anillo en su dedo y con mi apellido al lado de su nombre.

 No quiero pensar en la tormenta Tori, que tengo en mi casa maquinando en su terca cabecita como carajos va a salir de ahí, ella no se imagina que no saldrá si no con un anillo en su dedo y con mi apellido al lado de su nombre

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Me robe a la noviaWhere stories live. Discover now