...estoy orgulloso de él

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Horas antes del alboroto en el pueblo, Yong se encontraba terminando su entrenamiento matutino, ahora mismo se encontraba tomando algo de agua para poder saciar su sed, se encontraba con el torso descubierto, dejando a la vista su bien trabajado cuerpo masculino y un símbolo en su pectoral izquierdo, el cual se iluminó por unos muy breves segundos, volviendo a su estado original casi al instante. Dio una sonrisa al ver aquello, hace tanto que esperaba que volviera a brillar.

Veo que no has perdido el ritmo de tu entrenamiento —escuchó detrás de él, volteo a ver al dueño de aquella voz, la proyección ancestral de cierto dios estaba ahí.

—Maestro. Es un placer volver a hablar con usted después de tanto tiempo.

Lo mismo digo, mi pequeño discípulo. Has crecido mucho desde la última vez que te vi —soltó algo sorprendido el dios de tres ojos, acariciándole la cabeza, acción que el chico recibió con gusto.

—Sabe que ya no soy un niño, pero me sigue gustando recibir halagos por su parte.

Yong, para mí siempre serás un niño, sigo siendo por mucho mayor que tú —retiro su mano de la cabeza del cabello café del menor—. Hay algo que me gustaría pedirte.

—Claro, lo que usted quiera.

Quiero que entrenes a una personas en extremo especial.

—¿"Especial"?, ¿a que se refiere con eso?.

...¿qué opinas de los demonios?.

—Bueno, todos saben que los demonios buscan comerse a las personas, dominar cualquier cosa y que hay algunos que les gusta hacerse pasar por humanos y engañarlos. En pocas palabras, son detestables —el dios frunció el ceño ante aquellas palabras, tal vez no sería buena idea pedirle aquel favor—. Eso es lo que la gran mayoría piensa de ellos, pero la señora Yanmei y yo no pensamos así.

¿Qué?.

—Ambos tenemos la esperanza de que existan demonios buenos, no podemos juzgar a toda una raza solo por algunos —se sentó en el suelo, admirando el cielo y sus hermosos colores que anunciaban que el amanecer estaba cerca—. Se que tal vez va en contra de todo lo que usted me enseñó, pero en verdad, ese es mi pensamiento, confío en que hay demonios buenos y que algún día, humanos y demonios puedan vivir en paz.

Ambos se quedaron en silencio por algunos segundos, hasta que el pecoso comenzó a reírse nerviosamente.

—Se que suena muy fantasioso, pero, en verdad, me gustaría que eso pasara.

Erlang Shen dio una sonrisa sincera, estaba completamente agradecido y aliviado por la respuesta tan sincera de su primer y único alumno mortal.

Es bueno saber que piensas eso, por eso, quiero que cuides a alguien muy especial para mí y para muchas más personas en el cielo, entre esas personas se encuentra la Bodhissatva Guan Yin.

—¿La mismísima diosa de la misericordia?.

Así es, ese chico es uno de sus alumnos más jóvenes. Por lo que si le pasa algo, ella y todos los demás tomaremos represarias contra quien se atreva a lastimarlo —nuevamente sonrió, aunque esta sonrisa daba más miedo que tranquilidad.

—S-se nota que es alguien muy importante y amado por todos —sentía lastima por quien se atreviera a lastimar a ese chico.

No tienes idea, por eso quiero que lo cuides como si fuera tu hermano menor.

—Claro, pero, ¿quién es ese chico?.

Su nombre es...Liu'er —decidió que lo mejor era decir el nombre por el que era conocido en la tierra y dejar en incógnita su nombre verdadero—, y es un demonio mono, no suele soportar mucho el contacto físico y menos con personas que acaba de conocer, ni siquiera a nosotros nos deja abrazarlo, solo sí él quiere abrazar él dará el primer paso. Como sea, quiero que lo entrenes duramente y, sobretodo, lo protejas como hermano mayor.

Monkie Kid: Un Viaje al Oeste DiferenteWhere stories live. Discover now