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⚠️N.A: IMPORTANTE: Hay escenas un tanto violentas, lee con responsabilidad. Disfrutad de la lectura.



La sangre le nublaba la vista, veía todo rojo, podía sentir cómo tendría seguramente en el futuro alguna brecha provocada seguramente por los anillos de Monroe.

No le habían preguntado nada ni tenían una finalidad para que lo hicieran, era solo por placer.

Lo odiaban, no sabía por qué, pero lo odiaban.

Tardaron en total 4 horas en cansarse los dos de pegarle.

Que ganas tenían.

"Por lo menos fue solo en la cara" le tranquilizaba pensar a Stiles.

Luego lo dejaron solo por lo menos hasta el día siguiente.

No vio a nadie, por lo que agradeció poder sufrir solo y que le soltaran, porque las cuerdas le habían comenzado a crear rozaduras en las muñecas y sangraban un poco.

Fue peor el segundo día.

Jason había decidido sacarle toda la información posible sobre todo ser sobrenatural que conociera.

Y Stiles conocía a bastantes a parte de la manada de estar en otros lugares.

Comenzó preguntándole cosas sencillas, como cuantos eran en la manada, cuantas manadas conocía o si sabía quiénes eran sus alfas.

Podría haberles dicho la verdad, pero entonces la mayoría de las manadas de América y algunas sueltas de Europa, África y Asia estarían en peligro.

Conocía como actuaba Monroe y no lo quería para algunas que incluso eran pacíficas o vivían en aislamiento del mundo.

¿Por qué hacerles sufrir?

Mejor que sufra uno a cientos, ¿no?

Asique le miró con su sonrisa de "eres estúpido y lo sabes" y permaneció callado.

Que se fuera a la mierda.

Ese día fue peor, porque lo colgó al chico atado a las muñecas donde apenas podía ponerse de puntillas y le pegaba continuamente.

Así todo el día.

El tercer día de tortura fue peor que el anterior.

Fue el turno de Monroe.

Más elegante y a la vez más letal.

Insistió en no querer mancharse las manos y el traje de sangre.

Aunque Stiles sabía que le encantaba hacerlo.

Siguiendo estando colgado de la cuerda desde el día anterior, vio como la mujer sacó unos utensilios que le hizo estremecerse.

Comenzó con un palo largo y fino con el que comenzó a pegarle fuerte por todo su cuerpo dejando marcas rojas.

Siempre las mismas preguntas que el chico no respondió.

Cuando al parecer pasaron varias horas, la mujer sacó otro instrumento peor.

Un látigo de 7 colas con espinas.

Lo azotó, durante horas sin inmutarse por los gritos que resonaban por toda la estancia del chico.

Justo cuando iba a caer en la dulce inconsciencia ella soltó la cuerda dejando caer dolorosamente al chaval al suelo.

Sentía todos los cortes hechos por el látigo en la espalda, los brazos, las piernas, el torso...la camiseta que llevaba puesta desde que lo metieron hace ya 6 días en la celda estaba hecha jirones en el suelo.

No creo que puedas - SterekWhere stories live. Discover now