Capítulo 25: El Joven que venció al Gigante

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—En unos minutos ya deberíamos estar en Lissons—les informó el príncipe.

—Genial ¿Entonces ahí podremos dormir?—se quejó Lovino.

—Sí, Lovino, ahí podremos dormir—le respondió, cansado de sus quejas. Extrañaba cuando la maldición le impedía hablar.

Un fuerte estruendo llamó su atención. La tierra a su alrededor se sacudió como si algo muy grande la hubiese golpeado.

— ¡¿Qué fue eso?!—gritó Vash.

—No sé—le respondió el príncipe—. Pero el ruido vino del centro del pueblo, deberíamos ir a ver.

— ¿Y su es otra bruja? ¿Y si es un monstruo? ¡No quiero arriesgarme!—gritó Lovino.

—Bien, entonces quédate aquí, que me acompañen los que quieran.

Alfred fue el primero en ponerse de su lado para acompañarlo, y él traía a Michelle incluida. Lo siguió Francis, quien en esos momentos vestía largas ropas y vendas para cubrir toda su piel, como si fuese un enfermo. Arthur lo vio y pensó "No puedo quedarme aquí como un cobarde mientras ese idiota va con ellos" entonces se fue también con el príncipe. Feliciano, a pesar del miedo que sentía, decidió acompañar a su mejor amigo. Lily tomó coraje y los acompañó, para el descontento de su hermano.

— ¡Lily! ¿Qué haces?

—No pienso quedarme aquí sin hacer nada.

Vash suspiró. No iba a dejar que su hermana fuera sola así que también se sumó.

—Bueno, los esperaremos aquí—les dijo Ludwig a los demás y se fueron.

Al igual que ellos, muchas personas se acercaban al centro. Eran tantos que parecía como si todo el pueblo hubiera salido de sus casas para ver lo que estaba ocurriendo.

Atravesando el pueblo había un tallo gigante, tan grande que podría alcanzar el cielo, el cual había sido cortado desde su base. En la base del tallo, había un joven rubio con el flequillo despeinado cubriéndole los ojos con un hacha en mano que respiraba agitadamente. Del otro extremo del tallo, había una criatura de la cual solo habían escuchado en leyendas. Se trataba de un gigante, de cuya cabeza salía un chorro de sangre. Juntando lo que habían visto, podían asumir que el joven cortó la planta para matar al gigante. Al lado de él, brillaba un arpa dorada, y del otro lado tenía una gallina.

— ¡Louis! ¡¿Qué hiciste?!—le gritó una anciana.

— ¡Abuela! ¡Yo no sabía que...!

— ¡Tan solo tenías que vender una vaca!

— ¿Qué está pasando aquí?—los interrumpió el príncipe.

—Yo quería vender una vaca, pero se la vendí a un mago a cambio de cinco habichuelas que según él eran mágicas y entonces mi abuela se enojó conmigo y las tiró por la ventana y creció una planta gigante y yo dije "el viejo no mentía" y me puse a trepar porque pensé que podría llegar a las nubes y tuve razón pero unos gigantes me quisieron comer pero yo les robe su oro varias veces hasta que les quise robar su arpa mágica que toca canciones solas y su gallina que pone huevos de oro pero entonces me empezó a perseguir y quiso bajar por la planta y la tuve que cortar para matarlo.

Hubo un silencio incómodo entre toda la multitud. Ese era el pedazo de información más confuso que habían recibido jamás.

— ¿Qué mierda?—dijo Arthur.

—Mira Arthur, llegaste a este mundo porque perseguiste a un conejo volador, luego acompañaste a un tipo con unos zapatos mágicos por un camino amarillo hasta encontrarme a mí, un príncipe convertido en bestia y a una mujer de cinco centímetros para luego llegar a una ciudad donde un calvo les hacía creer a todos que era un brujo, ser secuestrado por monos voladores y matar a una bruja de verdad tirándole agua. No tienes derecho a estar confundido—le dijo Francis.

[Hetalia] Cuento de Luz y SombraWhere stories live. Discover now