Capítulo 23: El Cazador de Monstruos

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 Gilbert, Antonio, Abel y Emma caminaban por el bosque mientras oscurecía

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 Gilbert, Antonio, Abel y Emma caminaban por el bosque mientras oscurecía. Según Antonio faltaba poco para llegar a la casa de su hermano. Emma observaba la Luna con preocupación. Ahora mismo se podía ver casi en su totalidad. Faltaba muy poco para la Luna Llena.

—Emma, ¿Estás bien?—le preguntó Antonio.

—Sí, tan solo me preocupo por mi hermano.

—Yo lo veo bastante bien, y eso que para este punto ya debería estar mostrando algunos síntomas.

—Debe ser por esa planta que el siempre fuma.

—Ah...

Los dos vieron a Abel. Aunque no lo expresara, sabían que estaba cansado por el viaje y por todo el miedo de su maldición.

—Y ¿Ya falta poco?—preguntó el príncipe impaciente.

—Está a tan solo unos... ¡Ah!—gritó Antonio al ver a un hombre armado en frente suyo.

Un hombre vestido de negro, encapuchado con una ballesta apuntando hacia el apareció en frente de ellos.

— ¿Quiénes son y qué hacen en mi bosque?—preguntó el hombre.

Antonio reconoció la voz al instante.

—Primero, el bosque no le pertenece a nadie—dijo mientras se acercaba al hombre—. Y segundo, João, soy yo estúpido.

El hombre se quitó la capucha revelando un rostro exactamente igual al de Antonio a excepción de un lunar en la mejilla. Su cabello también era más largo y lo llevaba recogido. Bajó el arma y cambió su expresión amenazante por una más amable.

— ¿Tony? ¿Qué haces aquí? Pensé que te habías quedado en Elmlein siendo la mucama de Blanco Nieves.

— ¡Estoy aquí!—gritó Gilbert.

—Y sigues siendo igual de caprichoso.

— ¿Pueden dejar de discutir? Vinimos por algo urgente— los interrumpió Emma.

—Emma tiene razón—dijo Antonio—. Vinimos a buscar tu ayuda.

—Está bien. Pero mejor vamos adentro. No quiero dejarlos en medio del bosque.

João los guio hasta una cabaña de madera bastante rudimentaria, claramente hecha por él. Abrió la puerta e ingresaron uno por uno. En ella vieron un montón de partes de monstruos acumuladas y clasificadas por tipo. Colmillos de dragones, pelo de unicornios, garras de hombres lobo... ver esto último aterró a Emma.

—Las guardo para venderlas—le dijo a Emma cuando la vio prestando atención.

Ella lo miró sorprendida.

—Sé que se ve mal, pero es mi principal fuente de ingresos. Verás, cazo monstruos a solicitud, aunque esto genere muy poco dinero. Por eso empecé a recolectar partes de los cuerpos de las criaturas, así puedo venderlas. Mis principales clientes son brujos coleccionistas y gente que cree que ciertas cosas les darán buena suerte. Nada de lo que hagan es mi problema—señaló un sillón y unas sillas que tenía para que se sienten—. Tomen asiento. Lamentablemente solo tengo agua y té para ofrecerles.

—Está bien, yo no quiero nada—dijo Emma.

—Yo tampoco—fueron diciendo los otros tres.

—Bien, entonces...—dijo mientras se sentaba en una silla—. Explíquenme para que vinieron. Porque no creo que hayan viajado hasta esta zona del bosque para pasar el rato.

Se quedaron en silencio y se miraron entre ellos, sin saber bien cómo explicarle.

—Eh... nosotros...—intentó hablar Antonio.

—Un hombre lobo me mordió—lo interrumpió Abel—. Quiero evitar transformarme en uno.

João levantó las cejas, sorprendido. No era la primera vez que lidiaba con un problema de ese estilo, así que sabía exactamente qué hacer.

—Si aún no has pasado por tu primera transformación, entonces se puede solucionar—comenzó a explicar—. La maldición de la licantropía está diseñada para durar un ciclo lunar, pero se vuelve permanente con la luna llena. Para evitarlo, tenemos que bloquear el hechizo durante la próxima luna llena. Así, la maldición no podrá concretarse y se extinguirá en unos días.

— ¿Y cómo vamos a hacer eso?—preguntó Antonio.

—Bueno, elegí vivir en este lugar en específico por un muy buen motivo. Cerca de aquí hay un círculo formado por unas extrañas piedras verdes. Dentro de este círculo, toda magia se anula. Si pasa la noche dentro de él, no podrá convertirse en hombre lobo.

— ¿Así de fácil?—preguntó Emma.

—Sí, ya lo he hecho varias veces. Aunque tendremos que partir rápido si queremos llegar a tiempo.

Siguiendo las palabras de João, comenzaron a juntar sus cosas. El cazador tomó varias cosas que serías necesarias, incluidas varias armas. Emma, a pesar de lo que había escuchado, seguía inquieta ¿Y qué pasaría si algo salía mal? Tenía un muy mal presentimiento al respecto, y no se equivocaba.

Fuera de la cabaña, un brujo enano los estaba esperando. Rumpelstiltskin finalmente había encontrado al príncipe. Pronto terminaría con la tarea que Rowena le había encargado.

[Hetalia] Cuento de Luz y SombraWhere stories live. Discover now