Capítulo 6: El Pañuelo Parlante

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 El duque se encontraba tocando el piano como de costumbre

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 El duque se encontraba tocando el piano como de costumbre. Al ser una persona sumamente quisquillosa se había convertido en uno de los pocos pasatiempos que tenía. Cualquier cosa que involucrara salir de su casa o tocar tan solo un poco de polvo le disgustaba. Por este motivo se había convertido en el centro de burlas por parte de uno de sus primos.

Un empleado se le acercó y, sin interrumpirlo le dejó una carta sobre el piano y esperó a que terminase para que la leyera en frente de él.

—Es de su primo Ludwig—aclaró el empleado cuando vio que abrió el sobre.

El duque leyó la carta detenidamente, deteniéndose en cada palabra y analizando su contenido. Un vez que terminó de leer, dobló nuevamente el papel, cerró los ojos, inhaló profundamente y con toda la fuerza de sus pulmones exclamó:

— ¡¿QUEEEEEEEEEE?!

El grito resonó por toda la casa hasta llegar a oídos de la duquesa, quien se encontraba leyendo. Levantó un poco su vista, sin darle mucha importancia, pues sabía de qué se trataba, y luego continuó con su lectura. Al poco tiempo escuchó los pasos apresurados de su hijo por la escalera quien abrió la puerta de la habitación en la que se encontraba tan bruscamente que seguramente habría raspado la pared, de no ser porque tiene menos fuerza que una gallina.

—Madre, ¿Ya te has enterado?

—Sí, a mí también me enviaron una invitación.

—No puedo creerlo, no puedo creerlo—se repetía a sí mismo—El tío Alaric va a volver a casarse.

—Yo tampoco podía creer que alguien acceda a un compromiso con él, pero ya sabes que hay oportunistas por todos lados.

—Madre, no digas eso...—dijo intentando que se disculpe. La duquesa bufó.

Mathilde había sido la esposa del antiguo duque y, por lo tanto, cuñada de la difunta reina. Su relación con el rey no era la mejor, de hecho, lo detestaba tanto que hacía todo lo que podía para evitarlo. Cuando ella enviudó, cortó contacto con la familia casi por completo. Su hijo, Roderich, tampoco es que se llevaba de maravilla con sus primos, en especial con Gilbert, aunque de vez en cuando le gustaba conversar con Ludwig.

Roderich se sorprendía de recibir una invitación a la boda de su tío. Se suponía que en esos días seguramente recibirían una invitación a la boda de alguno de sus primos, quienes habían organizado un baile para encontrar esposa, pero parece que el padre era el que más se había entretenido. Realmente no se lo esperaba; no recuerda muy bien los sucesos de su infancia, pero recuerda bien lo mucho que sus tíos se amaban, y nunca podría haberse imaginado que se enamoraría otra vez.

—Bueno, la boda será en unos días así que tendremos que...

—No voy a ir—lo interrumpió su madre.

—Pero...

—No quiero ver la cara de tu tío mientras se olvida de su esposa para irse con otra mujer. Además, ya no tenemos ningún tipo de parentesco.

[Hetalia] Cuento de Luz y SombraWhere stories live. Discover now