Capítulo XLIX

896 47 2
                                    

POV: Martin

- Eso es, Martin - intervino Juanjo, quien se había unido a la conversación en la cocina. - Ruslana siempre nos empujaba a ser lo mejor que pudiéramos ser. No podemos defraudarla ahora que nos necesita más que nunca. Tenemos que seguir adelante y hacer que todo esto valga la pena.

Asentí, agradecido por las palabras de Juanjo. Era reconfortante tener a alguien que entendiera lo que estaba sintiendo en ese momento, alguien que compartiera mi dolor y mi determinación.

- Tienes razón, Juanjo - dije con voz firme, tratando de mantener la compostura. - Vamos a hacerlo por Rus. Vamos a dar lo mejor de nosotros en cada actuación, en cada ensayo. No vamos a defraudarla.

Nai se acercó y puso una mano en mi hombro con una sonrisa comprensiva. - Estamos juntos en esto, chicos. Ruslana siempre estará con nosotros, en cada nota que cantemos y en cada paso que demos en el escenario.

========================

Después de desayunar en un silencio cargado de emociones, Kiki y yo decidimos irnos a la sala de Abril, un lugar que solíamos frecuentar para escuchar música y relajarnos. Esta vez, sin embargo, no buscábamos la relajación, sino un momento íntimo para recordar a Ruslana y compartir nuestro dolor.

Entramos en la sala y nos dejamos caer en el sofá, rodeados por las paredes decoradas con fotos y recuerdos de los momentos que habíamos compartido con Rus. Kiki encendió la música en el sistema de sonido, buscando una de las canciones que solíamos escuchar juntos.

La melodía comenzó a llenar la habitación, envolviéndonos en una ola de nostalgia y tristeza. Cerré los ojos y dejé que la voz de Ruslana me llevara de vuelta a los momentos felices que habíamos compartido en la academia.

- Era increíble, ¿verdad? - dijo Kiki con la voz entrecortada por la emoción mientras la música inundaba el aire.

Asentí con la cabeza, incapaz de hablar mientras las lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos. Era difícil creer que ya no estuviera con nosotros, que nunca volveríamos a escuchar su voz llena de energía y pasión dentro de la academia.

- La extraño tanto - murmuré, dejando que las lágrimas recorrieran libremente mi rostro.

Kiki me rodeó en un abrazo reconfortante, ofreciéndome su apoyo en silencio mientras ambos nos sumergíamos en nuestro dolor compartido. Juntos, dejamos que las emociones fluyeran libremente, sin contener nada.

Durante varios minutos, escuchamos las canciones de Ruslana, recordando cada nota, cada letra, cada momento que habíamos compartido con ella en la academia. Reímos, lloramos y nos abrazamos, compartiendo nuestra tristeza y nuestra gratitud por haber conocido a alguien tan increíble como ella.

Al final, nos quedamos en silencio, agotados por la intensidad de nuestras emociones pero reconfortados por el vínculo que compartíamos como amigos. Sabíamos que Ruslana siempre estaría con nosotros, en cada recuerdo, en cada canción, en cada momento de nuestras vidas. Y aunque su ausencia dejara un vacío en nuestros corazones, su espíritu viviría para siempre entre estas cuatro paredes.

Mientras nos sumergíamos en el recuerdo de Ruslana, la puerta de la sala se abrió suavemente y Juanjo entró en silencio, notando la atmósfera cargada de emociones en la habitación. Su mirada se posó en nosotros, en Kiki y en mí, y pudo ver de inmediato que estábamos lidiando con algo profundo y doloroso.

Se acercó sin decir una palabra, dejando que su presencia nos envolviera con una sensación de calma y consuelo. Se sentó a nuestro lado en el sofá, apoyando una mano en mi hombro y la otra en la de Kiki, un gesto sutil pero reconfortante que nos recordaba que no estábamos solos en nuestro dolor.

Reescribiendo las estrellasWhere stories live. Discover now