Episodio 32.

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Yeonjun se encontraba apoyado en la barra de la recepción de la librería, miraba incesante la hora en su celular dando un par de toques en la pantalla cada tiempo para revisar de nuevo y, en acto de nerviosismo, un tic nervioso apareció en su cuerpo haciéndole mover inquieto su pierna derecha.

Esa noche le tenía bastante ansioso, una parte de él claramente quería rechazar aquella invitación que le había hecho Lea esa tarde sobre ir a la casa de los Huening porque no quería que Kai se siguiera ilusionando con que quizá podría llegar a tener sentimientos correspondidos, no quería dañarlo y hacerlo llorar de nuevo, pero por otra parte, realmente quería seguir estando ahí presente para Kai como un buen amigo y darle consejos cada vez que el pequeño lo necesitara.

Yeonjun no sabía qué hacer.

Lo peor es que todo en su mente se empeoraba cada vez que aparecía el rostro de Soobin en su cavidad mental, ¿Qué ocurría por la mente de ese vecino suyo? Hasta cierto punto Yeonjun entendía el motivo de los celos repentinos del pelinegro pero, ¿Acaso no era mejor hablar las cosas? ¿Porqué evitarse? Yeonjun quería ir en ese preciso instante hasta el apartamento de Soobin e insistirle para que este le dijera qué puesto tenía él en su vida, ¿Eran amigos íntimos? ¿Novios? ¿Amigos con beneficios? ¿Qué se suponía que eran Soobin y él?

Mientras no hubiera nada claro en su totalidad Yeonjun no sabía cómo actuar y qué límites poner en su vida; obviamente, Yeonjun tenía sus prioridades en la vida, en el amor su prioridad era Soobin, tenía claro que estaba enamorado solamente de él,  sabía que solo tenía ojos para ver al pelinegro, entendía que solo Soobin hacía girar su mundo y era el único culpable de poner su mundo de cabeza pero entonces, ¿Qué pasaría si aquellos sentimientos no eran correspondidos en realidad? ¿Qué pasaría si Soobin resultaba ser como aquel viejo primer amor suyo? ¿Qué pasaría si Soobin lo traicionaba también cuando él ya le ha dado toda su confianza? No quería ni imaginarlo.

—¿Qué tal, Yeonjun hyung? —Kai saludó sonriendo al aludido recargándose un poco en la barra —¿Ya estás listo para cerrar? Faltan ya menos de diez minutos.

—Ah... sí, ya hice el corte de caja; se fue muy rápido el día, ¿No? —rió un poco incómodo sin saber de qué hablarle al contrario.

—Bueno, yo lo sentí bastante largo, ya quería que se terminara la jornada para poder ir a casa y que me enseñes un poco más a tocar el piano, hyung, estoy bastante emocionado por eso.

—¿Y... aún tienes dificultad para tocar ciertas melodías? ¿O qué clases de consejos quieres que te dé?

—Pues... creo que ya he mejorado bastante desde la última vez ya que estuve practicando por mi cuenta pero, solo quisiera que me escucharas tocar alguna canción para ti Yeonjun hyung, quiero que me des tu opinión sobre qué tan bien me sale —los ojitos del menor brillaron emocionados y una tierna sonrisa decoró sus facciones.

Yeonjun le miró examinando sus palabras y sus expresiones, parecía que realmente la imagen mental de Kai sobre aquel momento se limitaba a tocar el piano un rato para Yeonjun y no lo veía como nada más que eso, Yeonjun agradeció que no mencionara que era como alguna clase de cita romántica o algo por el estilo.

—Ya me dieron ganas de oírte tocar, Kai —Yeonjun sonrió también para el menor un poco más tranquilizado.

La pantalla del celular de Yeonjun se encendió con el anuncio de una alarma ya que ya eran las 10pm, hora de cerrar, ambos se miraron algo sorprendidos por el tiempo y se dispusieron a anotar sus horas de salida, no pasaron muchos segundos cuando escucharon que los otros dos chicos venían bajando las escaleras en compañía de Yewon la cual les iba haciendo plática sobre alguna cosa irrelevante para hacerles reír. 

El chico del apartamento 512 •||| YeonBin |||Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon