¿NOVIO?

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                   ¿NOVIO?

Sí, definitivamente aquello si podía lucir peor.

—Buenas noches, Ethan ¿Es un poco tarde para visitar, no crees?— soltó tomando sus zapatos, pero ¿que mierdas haces Logan? Pensé al escucharlo. Ethan lo fulminó con la mirada.

—Cuando eres el novio tienes ciertos privilegios. Pero te doy  toda la razón, Logan, es tarde. No sería una mala idea que te largaras.—soltó Ethan con tono agresivo y sus manos en los bolsillos, dejándome helada con sus palabras.

—¿Novio? Pues parece que April no termina de enterarse…

—¡Logan, basta!—urgí hecha un manojo de nervios, Ethan permanecía destilando odio sin perder de vista a Logan.

—Te veo luego, pequeña.—tomó su chaqueta yéndose.

—Escucha, Ethan yo…

—¿A que mierda juegas, April?—se acercó a mi y me sentí tan diminuta.

—Yo…no. No juego a nada, Ethan… sólo estábamos brindando…—estaba tan nerviosa que no conseguía las palabras para explicarle.

—Si yo no hubiese llegado ¿En que demonios habría acabado esto?, ¿Te habrías acostado con él? ¡Dime!—su voz se elevó y me tomó por las muñecas colocando su cara muy cerca de la mía, exigiendo respuestas.

—¿Qué? No, no por supuesto que no… Ethan ¿que dices?—dije aterrorizada por lo que escuchaba aun bajo su agarre. De pronto me soltó como si mi piel le incomodara.

—Me voy de viaje en la madrugada, April.—anunció de pronto haciendo que el aire huyera de mis pulmones.—Te llamé para avisarte pero evidentemente tomarme la maldita llamada no era prioridad.

—¿Te vas?—cuestioné con un hilo de voz y el autocontrol me abandonó cuando mis ojos se humedecieron.

—¿Qué más te da dónde esté? Supongo que tu amigo podrá hacerme la suplencia.

—Ethan para. Entre Logan y yo no hay absolutamente nada.—aclaré intentando que entrara en razón.

—¿Estas segura, April?, ¿Entonces porque carajos me niegas?—me cuestionó furioso.

—Yo no te negué, simplemente no quiero confusiones.

—¿Confusiones?, ¿No quieres confundirlo a él?, ¿Es eso? Dime, April.—clamaba explicaciones, una tras otra, lleno de ira.

—No quiero confundirme yo, Ethan. No se trata de nadie más. Sino de mí. Soy yo, quien no quiere hacerse ilusiones y malinterpretar todo ¿Qué coño esperas que diga? Que nosotros en la cama lo somos todo, pero que fuera de ella, no lo sé.—un par de lágrimas comenzaron a descender y en acto reflejo me las limpie sin dudar. Él me miró receloso, exhalando con fuerza.

—¿Ahora como mierdas me voy sabiendo que ese imbécil te está acechando a cada tanto?—fue algo que dijo más para sí mismo.

—Logan no me acecha, Ethan. Él vino a visitar a Nate y yo llegué, tenemos muchos años siendo amigos y quise compartir mi felicidad con él. Eso fue todo.

—No puedo creer que seas tan ciega ¿De verdad crees que es tu amigo?—me miró incrédulo.

—Lo ha sido sin falta durante casi quince años de mi vida.

—Pues le valdrán madre esos quince años cuando te este follando, April.

—Me rindo. Es imposible hacerte entrar en razón.—solté exasperada con las manos al aire. Intenté dar unos pasos para alejarme de él pero me retuvo tomándome del brazo.

—No lo quiero cerca de ti, April.—la urgencia en su voz me tomó por sorpresa. Me deshice de su agarre.

—¿Qué más ordena mi señor?—bufó al escuchar mis palabras y llevó sus manos a la cabeza.

—No te estoy dando órdenes. Escucha, April.—elevó su mirada sopesando que decir a continuación.—No puedo controlar lo que siento, pero sí lo que hago. Esto no es un juego, me queda claro que confías ciegamente en él pero eso no implica que yo tenga que hacerlo. No es una cuestión de control, es una cuestión de respeto.

—Lo entiendo y lamento muchísimo que las cosas hayan sido malinterpretadas, pero te aseguro que para mi tampoco es un juego. Te respeto a ti y a lo que sea que estamos teniendo.—expresé sincera y él me miró con un deje de desconfianza aún en sus ojos.

—Ya debo irme, April.

—Por favor, no te vayas molesto.—pedí extendiendo mi mano para tomar la suya.

Exhaló fuerte y se acercó a mí tomando mi quijada. Sus ojos azules me dedicaron una intensa mirada, pude ver su ira, sus celos, su decepción y…¿Miedo? En ellos.

—No sigas tentando mi poca cordura.—dijo muy cerca de mis labios antes de apoderarse de ellos en un beso brusco, que destilaba rabia y posesión. Poco a poco el ritmo fue cambiando hasta convertirse en un beso candente que me humedecía con cada movimiento de sus labios y su lengua experta que recorría mi boca como si fuese propia. Mis manos volaron a los botones de su camisa luego de haberme aferrado a su cabello.

—No nena. No voy a follarte.—afirmó haciendo que mis manos se detuvieran y me apartará para mirarlo ¿Hablaba en serio?

—¿Por qué?—sentí pena de mi al escucharme.

—Estoy jodidamente molesto ahora. No voy a repetir el mismo error dos veces.—sentenció alejándose de mí y mi mente se traslado a aquel día en su oficina.—Si te llamo, por favor contesta.—finalizó yendo hacía la puerta.

—Ethan, espera.—pedí y él se detuvo frente a la puerta, se dio vuelta mirándome concienzudo.—¿Puedo saber a donde irás o por cuánto tiempo?  Creí que irías a la inauguración.

—Viajo a Nueva york, no tengo claro cuantos días.—expuso pasando su mano derecha por su cabello.—Debo estar a las 8 de la mañana en la oficina de Manhattan.—suspiró.—Haré lo posible por volver y estar en la inauguración. Me irritan los cambios de último momento pero es indispensable que esté allá.

—De acuerdo, por favor, cuídate.—pedí casi en un susurró. Se acercó a mi y besó mi frente.

—Cuida tú lo que es mío.—susurro cerca de mi oído, mi vientre se contrajo en respuesta.—Descansa.

Y eso fue todo. Me quedé allí en medio del pasillo procesando todo lo sucedido, él se fue dejándome con un vacío inmenso en el pecho, en el estómago y en la cabeza.

TERCER ENCUENTROWhere stories live. Discover now