SEGUNDO ENCUENTRO

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      SEGUNDO ENCUENTRO

“La besaba. La besaba con premura, angustia, mezclada con deseo. Mientras ella recorría con sus suaves y delicadas manos mi espalda. Tomé su rostro entre las mías y continúe entrelazando nuestras lenguas, tiré un poco de su cabello para dejar al descubierto su cuello y plasmar besos en el, sus manos se movieron con rapidez sobre los botones de mi camisa, dejando mi pecho lleno de caricias. Cautivado por su aroma que me alcoholizaba bajé el cierre de su vestido negro y April lucía tan fascinante y hermosa que se me escapó un suspiro cargado de deseo e incredulidad. Mientras ella solo me miraba en silencio. "April." adoré cada letra de su nombre, la tomé en mis brazos y la recosté en mi cama, iba a poseerla nuevamente pero esta vez lo haría distinto, cada beso iba impregnado de un “te deseo” solemne quería que lo sintiera que aun sin decirlo ella sintiera cuanto la quería. Merecía sentirlo. Acaricié su rostro con alevosía y nos fundimos en un beso que hablaba por ambos…

—¡Ethan!—una puerta fue azotada a mi espalda y los gritos resonaban en toda la habitación.—¡Julia! ¿Qué diablos significa esto?— exclamó mi padre incrédulo y con su mano en el pecho.- ¿Julia?  Volví mi rostro hacía April para darme cuenta de que no era ella. Nunca lo fue.”

Desperté exaltado y febril con esa sensación latente cuando todo va mal. El insomnio, las pesadillas y la ansiedad terminaban quitándome el aire cada noche. Aún estaba oscuro y me encontraba en la silla frente a mi escritorio a medio vestir, con la camisa blanca y los pantalones del traje. Me levanté dando tumbos y observé mi reloj de mano que marcaba las 4:15 am. decidí irme a duchar para despojarme del recuerdo de esa horrenda pesadilla. Esta vez había sido totalmente distinto, April había aparecido en ese perverso sueño y eso no lo esperaba.

Mi mala noche me castigaba con un terrible dolor de cabeza y mi mal humor crecía conforme el día transcurría. Ver a April en mi pesadilla había sido impactante y abrumador. Debía hablar con ella y no lo postergaría más. Tomé mi teléfono y en un segundo estuvo pitando 1-2-3-4-5 veces y me envió al buzón. "¡Maldición!" ¡Y un carajo! Sabía perfectamente donde debía estar, yo era el dueño del maldito centro comercial donde ella trabajaba así que daría fin a tanto silencio de una vez por todas.

Estuve en el centro comercial 40 minutos luego de la llamada, la incertidumbre me arropaba, la dulce April que se emocionaba y aturdía con mi presencia parecía ya no existir y anoche me lo había demostrado. No podía asegurar que ella tuviese la intención de escuchar lo que le diría pero eso no iba a desalentarme. La había cagado desde el primer momento y tenía que asumirlo. Tenía que asumir que la extrañaba, tanto que dolía.

Estuve a pocos pasos de la boutique y quise avistarla desde fuera. Noté que estaba abierto a medias, eché una ojeada a mi rolex por sí quizá estarían cerrando pero apenas eran las 2 de la tarde. Me acerqué un poco más y logré ver a April apoyada tras un mostrador. Tenía el cabello anudado en lo alto de su cabeza con unos mechones sin recoger, con gafas y unos palillos chinos en una mano mientras que en la otra sostenía una cajita blanca donde los palillos rebuscaban y luego se los llevaba a la boca. Estaba almorzando, mientras su vista permanecía fija en una laptop que tenia frente a ella, me habría gustado saber que veía con tanto interés. Deje pasar unos largos minutos apoyado en uno de los barandales que daba justo frente a la boutique hasta que la vi poner a un lado el botecito con todo y palillos, tomó una Coca-Cola de lata y entonces decidí entrar.

—Buenas tardes.—saludé de pie en la entrada. April levantó la vista y clavó sus ojos en los míos. Un centelleo me recorrió el cuerpo.

—¿Qué haces aquí, Ethan?—soltó fría. Levantándose y dejando de lado su bebida. Me tomó por sorpresa la hostilidad en sus palabras pero no iba a distraerme, aunque casi pierdo la batalla cuando tuve una vista completa de ella y su atuendo oversize con zapatillas clásicas y no pude evitar sentirme cautivado. April era una mujer tan versátil como hermosa, no había forma en que no luciese atrayente y eso me enloquecía, haberla visto anoche en un hermoso vestido de fiesta y hoy con un estilo totalmente diferente y que luciera igual de hermosa era de locos simplemente…

—Tenemos que hablar.—pedí sereno. Ella enarco una ceja.

—No lo creo, Ethan.—dijo notablemente irritada.

—Anoche no sé donde te metiste pero no podemos seguir así.—sentencie y ella bufó. Su actitud comenzaba a irritarme.

—Hablas con la mujer equivocada.—soltó sin mirarme.

—¿A qué te refieres?—inquirí confundido.

—A esto.—dijo dando vuelta a su laptop y dejando la pantalla frente a mí.—Están por todos lados, la pareja de la noche.—señaló mientras sus ojos color miel ardían.

En la pantalla una imagen absurda con un título más absurdo aún me descolocó “Hermosa pareja ¿Romance a la vista?” éramos Monserrat y yo, mientras le ayudaba a entrar en el auto para llevarla a su casa. Ella con sus brazos en mi cuello, todo estaba presto para un gran mal entendido.

Había sido complacido pues ya lo sabía; eso era lo que veía April con tanto interés en su portátil.

TERCER ENCUENTROWhere stories live. Discover now