INVITACIÓN

38 23 1
                                    

               INVITACIÓN

Una sensación de desasosiego me embargó, mi madre cruzó el umbral y tras ella un desconcertado Eugene y Graciela me observaban apesadumbrados. Quienes me hacían compañía en el despacho dirigieron una mirada rápida a ambos retirándose con premura.

Mi madre me observaba con detenimiento y a todo lo que nos rodeaba tras sus gafas de sol, casi olvidaba su forma tan distinguida y refinada de ser y desenvolverse. Su cabellera platinada muy bien cuidada iba en un moño, su traje color crema con detalles negros y stilettos negros hacían parecer como si el tiempo se hubiese detenido en ella, su piel blanquecina lucía joven y saludable. Dio un par de pasos hasta situarse frente a mi con el escritorio entre nosotros y tomó asiento. Se quitó las gafas oscuras que cubrían su mirada inquieta y sus ojos azules como los míos me estudiaron.

-Que pésimo servicio tienes.- soltó despectivamente.

-Es normal que quisieran anunciarte, mamá.- respondí calmado tomando asiento tambien, está ultima palabra casi quemo mi boca, le sostuve la mirada y luego ella interrumpió la misma cambiando de postura.

-Es increíble el parecido físico que tienes a tu padre.- soltó de pronto fijándose nuevamente en mí y con un deje de nostalgia en su voz.

-Debiste avisarme que día vendrías y habría estado preparado para recibirte.- le dije obviando su comentario anterior, era un terreno que no debíamos pisar si deseábamos mantener una conversación armoniosa.

-Soy tu madre Ethan, no necesito ser anunciada. Debería poder verte siempre que quiera.- mencionó con autoridad y mi seño se frunció automáticamente.

-No es que desees verme con frecuencia.- solté a conciencia.

-¿Y quién querría después de lo que has hecho?.- me devolvió una miranda desafiante.

-Solo digo que me gustaría saber cuando vas a aparecerte.- dije levantándome.- ¿Te ofrezco algo de tomar?- inquirí dirigiéndome al minibar, necesitaba tomar algo pronto.

-No. Esto no debería tomarnos mucho tiempo.

-Perfecto.- dije llevando un vaso con whisky a mi boca.

-Creí que sería mas complicado dar contigo, por que siempre andas de un lado a otro sin detenerte mucho tiempo pero es curioso, está vez ha sido de lo mas sencillo ¿Qué te ha hecho pasar tanto tiempo aquí Ethan, que hay de especial en este lugar? De hecho esto parece mas un hogar que un lugar de paso.- Dijo mirándome fijamente y buscando cualquier alteración en mi rostro. Siempre tan intuitiva, provocadora e inquisidora.

-Solo es trabajo.- Declaré imperturbable. Ella no debía bajo ningún concepto saber sobre April.

-No lo sé, Ethan, no me convences. – Aseguró con una ceja enarcada y su dedos entrelazados.

-¿A que has venido?- espeté y ella sonrió irónicamente.

-Lo sabía. Te has enamorado al fin.- concluyó con sorna y rebuscando en su bolsa, saco un sobre color beige y de bordes dorados. Me lo ofreció y seguidamente lo tomé. Al tacto era un papel muy suave.

-¿Qué es esto?- inquirí mirándola sin entender.

-Es una invitación. Nicholas va a casarse…- anunció y mi pecho sintió dolor. -… y quiere que tu seas su padrino. Me imploró que te contactara ya que has rechazado todos sus intentos de ponerse en contacto contigo y solo por él voy a tolerar tu presencia más de lo debido.- ¿Qué?.

-¿Nick va a casarse?.- repetí perplejo.

-Eso he dicho.- Apuntó aborrecida. -Adentro tienes toda la información necesaria. No vuelvas a fallarle.- dijo señalando el sobre que tenia en mis manos.

Me dirigí a uno de los asientos que tenía frente a mí, me sentía mareado. Al perder contacto con ella lo había perdido con Nick quien era solo un niño cuando ocasioné la catástrofe que nos mantenía separados y ahora iba a casarse. Había pasado tanto tiempo y yo me había perdido de todo. Cuánto dolía. Mi madre seguía allí mirándome y sentía sus reproches en silencio. Me quebré.

-Mamá yo…

-Ahora que te has enamorado deseo fervientemente que ese amor te destruya Ethan, que te regodees en tu propia mierda, tanto como tu me has destruido a mí y a mi familia. -Puntualizó sin ninguna alteración en su voz pero cada palabra cargada de un odio desmedido. Me aterró.

Salió por donde llegó sin detenerse a mirarme una ultima vez. Lo agradecí porque no deseaba que me viera deshecho y cayéndome a pedazos.

TERCER ENCUENTROWhere stories live. Discover now