013

873 76 1
                                    

Checo

Corrí por los pasillos del hospital lo más rápido que pude, bajé del avión y no muy bien llegado me vine directo hacía acá, tuve sentimientos encontrados al recordar que ya viví esto una vez. No entiendo muy bien lo que ocurre con mi chiquita pero la llamada de Isabella me dejó patas arriba. 

Mi amor.

Ella me había llamado de esa forma, entiendo perfectamente que pudo ocurrir en medio del pánico pero si había algún chance recuperarlos haría todo lo posible, recordé las palabras de mi madre hace unos días. 

"Toda esta situación afecta directamente a los niños, más te vale arreglar esto y no volver a regarla"

No pude evitar sentirme invadido por la culpa ¿Y si Melody se puso mal por mi culpa? No quiero imaginar el humor de mi esposa, sus ojos llenos de culpa y tristeza absoluta, esa imagen que no me gustaría volver a ver en mi vida y se repetía en mi mente como un mal sueño. 

-¿Donde está?- pregunté demasiado alto al ver a Nina, caí en cuenta que estaba sentada con ambos niños- Hijos...

Mateo se puso de pie de inmediato y se lanzó a abrazarme, Sergio se limitó a bajar su rostro en silencio, debería ser yo quien hiciera eso, no podría estar más avergonzado con mi hijo. 

-Viniste- mencionó el menor sin soltarme. 

-Claro que si mi amor, siempre voy a estar para ustedes- acaricié su espalda- ¿Dónde están mamá y Melody? 

-¿Podemos comprar algo para mamá, Nina?- preguntó Sergio poniéndose de pie, la joven asintió siguiéndolo. 

-Mamá está en la habitación con Melody, estaba despidiéndose de ese hombre horrible- fruncí el seño mientras todas mis alarmas se encendían de inmediato. 

-¿Que hombre, hijo?- arqué una ceja esperando su respuesta. 

-Ese que yo no sé ni de donde salió, por su culpa nos tardamos en volver a casa, si no se hubiera quedado hablando con mi mamá, a Mel no le hubiera pasado esto- el pequeño se cruzó de brazos con enojo. 

-Voy a ver, tu no te muevas de aquí ¿Ok?- el pequeño asintió antes de abrazarme de nuevo- Te extrañé mi niño. 

Acaricié su cabello antes de asomarme por la habitación donde se encontraba mi pequeña, antes de poder tomar el pomo la puerta fue abierta dejando ver a un rostro que despreciaba desde el fondo de mi ser. 

-Sergio, buenas tardes- me quedé en silencio con el seño fruncido mientras él salía del lugar. Me metí a la habitación encontrando a mi hermosa esposa junto a la cama donde estaba Melody. Tenía su mano entre las suyas con el rostro metido entre las cobijas. 

Me acerqué en silencio tocando su espalda con delicadeza y dejando un beso sobre su hombro, levantó el rostro despacio chocando sus ojos con los míos. Sus bonitos ojos cafés siendo inundados por el ardor de sus lágrimas, mis rodillas amenazaron con doblarse al ver su expresión triste y quise morir ahí mismo. 

Acaricié su mejilla mientras ella se quedaba quieta en completo silencio, sentí este momento tan nuestro que temía decir una sola palabra que la regara de nuevo y me apartara de un madrazo. 

-¿Cómo estás, preciosa?- se sorbió la nariz antes de ponerse de pie y limpiar su rostro, sentí el frio del ambiente envolverse sobre mi cuando su cuerpo abandonó mi toque. 

-¿Cómo crees?- se cruzó de brazos con expresión neutral- Ella... Dios mío todo fue demasiado rápido, me dijo que se sentía cansada y de un momento a otro se desplomó y ya, fue horrible, Sergio. 

Me acerqué a ella con cautela y me sorprendí cuando se dejó envolver por mi abrazo, se metió en mi hombro soltando sollozos casi silenciosos- Estará bien, mi amor. 

No tenía ni idea de eso, pero elegía creer que así iba a ser, no me imaginaba una vida en la que no tuviera a mi chica a mi lado. 

-No quiero perderla, no otra vez- mis manos temblaron mientras seguía acariciándola, el mal sueño seguía atormentando mi paz de vez en cuando, no podía fallarle una vez más. 

-Hey- me separé para tomar sus mejillas- Eso no volverá a pasar, estoy aquí esta vez y moveré cielo y tierra para que no suceda ¿Ok? 

La mujer asintió antes de que la abrazara de nuevo, la puerta fue abierta dejando ver un hombre vestido de medico, sentí frustración en el momento en que tuve que soltarla de nuevo. 

-¿Son los padres de la niña?- ambos asentimos mientras él ojeaba sus papeles- Bien, la niña sufrió un bajón de defensas, le suministramos algunas vitaminas y estará bien con eso. 

Ambos asentimos con atención antes de que volviera a hablar- Por cierto ¿Tiene algún familiar directo con déficits sanguíneos?  

-Yo he sufrido de anemia, doctor- mencionó mi esposa. 

-Bien, es bueno saberlo para prevenirla a tiempo en la pequeña- revisó sus medicamentos y ojeo sus papeles una vez más ¿Qué tanto trae escrito ahí?- Le recetaremos unas vitaminas para fortalecerla y cuando despierte la revisaremos de nuevo, dependiendo de eso puede irse a casa. 

-Gracias a Dios, se lo agradezco mucho doctor- estreché mi mano con el hombre antes de que saliera de la habitación- Te dije que todo iba a salir bien. 

La pelirroja se frotó la sien pensativa, ya estaba más tranquila y era obvio que lo siguiente sería mandarme a la chingada, no conociera yo a la mujer que amo. 

-Si claro, porque ahora eres medico- se volvió a sentar en el lugar de antes dándome la espalda, de alguna forma me sentí alegre por su contestación, eso me hacía saber que mi mujer seguía ahí, aunque ya no quisiera estar para mi. 

-Medico no, soy su papá y tu esposo- crucé los brazos tratando de ocultar la sonrisa en mi rostro. 

-Lo de que seas mi esposo puede cambiar en cualquier momento, por favor no te sorprendas si un día de estos...- me llevé la mano al pecho exageradamente, mientras ella fruncia el seño.

-Ahora el que se va a petatear soy yo- negué ante la idea de llamarla mi ex esposa en voz alta, el solo hecho de imaginarlo me quemaba por dentro. 

-Puras necedades es lo que dices, parale ¿Quieres?- entornó los ojos de una forma que no creí que fuera posible- Pesado. 

-Prefiero a que seas mi viuda antes que mi ex, eso si que no- solté con un humor pero en el fondo era más real de lo que creía. 

-Como que te falla ¿No?- hizo un ademán señalando su cabeza. 

-Eso es gracias a ti- no pude evitar sonreír aún más cuando apartó la vista rápidamente- ¿Después de tanto tiempo? 

Pregunté esperando con ansias su respuesta habitual, esperando que por lo menos eso siguiera entre nosotros. 

-¿Papi?- la voz de mi pequeña me sacó de mis pensamientos, me acerqué a ella con una sonrisa y dejé un beso sobre su frente- Estás aquí. 

-Claro que si princesita, solo tienes que llamar si quieres que venga- pero que hijo de puta soy, varias veces llamó y nunca tuve tiempo- No tienes porque darme esos sustos, mi amor. 

-¿Vendrás a casa con nosotros?- su mirada se intercambió entre su madre y yo, me hice cargo de la situación con una sonrisa. 

-Por supuesto que si, hermosa- vi a mi esposa abrir los ojos enojada, pero si había una oportunidad sin duda era esta. 

-Iré a buscar al doctor- la pelirroja se levantó pasando bruscamente por mi lado. 

-Bien ¿Cuál es el plan?- preguntó la pequeña castaña con una sonrisa. 

-¿El plan?- me quedé confundido sentándome donde estuvo antes mi mujer. 

-Si papi, para que mamá te dejé vivir con nosotros otra vez.

Definitivamente era mi hija y vaya que estaba bien criada, sonreí acercándome a su oído para empezar a planear nuestros movimientos. 

The Great War|SP11Where stories live. Discover now