0. Into the Unknown.

1.4K 95 45
                                    

Canción: Into the Unknown - Feat Jack Jones (Over The Garden Wall).

PRÓLOGO

9 años antes

Nunca pensé que el infierno fuera real hasta que lo vi con mis propios ojos. Desperté en un lugar oscuro y sombrío, el cielo tenía un tono rojizo y las calles estaban sucias y agrietadas, los habitantes de esa extraña ciudad no eran humanos y, después de vagar un poco por el lugar y verme reflejada en un charco, me di cuenta que yo tampoco. Nadie lo era ya.

Suspiré y una sonrisa no pudo evitar formarse en mis labios, pasaron unos segundos y me di cuenta que estaba riendo. ¿En serio? ¿De verdad? Momentos antes había estado simplemente jugando videojuegos con unos amigos online (sí, me encantaba hacerlo aunque ya fuese una adulta hecha y derecha) y ¡pam! todo al garete.

Sabía perfectamente que había pasado. Mi muerte había sido rápida, por suerte, estábamos reunidos en el salón de mi casa de campo, con una fuerte tormenta golpeando fuera, decidí beber mi cubata al lado del cable de la televisión y... bueno, digamos que el resto parecería obvio, de no ser porque se me cayó el cubata, empezamos a reírnos de lo borrachos que íbamos y un estruendo hizo que se volviese todo oscuro.

Me había matado un rayo. Un maldito rayo. Yo misma me había mojado los pies con mi bebida a la vez que tocado los cables de la maldita televisión y eso no me había matado ¡había sido el maldito rayo que rompió la antena e hizo que todo diese un chispazo!

No había nadie que me sonase por el lugar, mi intuición me dijo que, por suerte, mis amigos seguían vivos. Bueno, algo bueno.

¿Qué iba a hacer yo ahora? En vida ya me había hundido en el alcohol y las drogas, supongo que eso, sumado a tratar no muy bien a ciertas personas que creía que me apreciaban, junto a ser la programadora informática que usaba sus habilidades para la ruina de cualquier web que se le antojase había provocado que la balanza de Dios se inclinase por enviarme al infierno. Seguramente era más divertido que el cielo.

Los primeros días fueron un constante descubrimiento de cómo funcionaba todo. Es decir, una no se entera que la demonología es real y que hay siete malditos círculos cada uno relacionado con una sección concreta.

Además, conocí a gente. Principalmente fue Kriss la que me explicó todo.

Kriss era algo nuevo para mí, mi forma infernal era bastante humanoide, pero ella era algo muy parecido a un lobo físicamente, la conocí en un bar y enseguida me enseñó todo.

No es nada importante para esta historia, después perdí el contacto con ella, pero por lo menos siempre la recuerdo como la que estuvo a mi lado antes de... antes de que mi no-vida se transformase en algo tan caótico.

Sabiendo eso y aplicando que yo era básicamente una hacker, decidí aplicar mis habilidades para buscarme problemas (¡qué sorpresa!).

No tardé en buscarme un pequeño apartamento, estaba de alquiler y a mi casera le pagaba de una forma peculiar. Yo tenía acceso a un minúsculo habitáculo anteriormente lleno de porquería que podía llamar casa y ella tenía todas las cadenas de televisión existentes y acceso a algo muy parecido a la "Deep Web" del infierno. No era de mi incumbencia saber para qué la quería, pero con eso y una muy poca cantidad de dinero que ganaba trabajando de camarera en un pub le valía para dejarme vivir allí.

Mis problemas empezaron cuando se me ocurrió comprarme un buen ordenador portátil, hasta ese entonces había estado simplemente con mi móvil y usando mis pocos ahorros para ponerme al día en internet yendo a una biblioteca privada.

Sí, por muy extraño que parezca en el infierno hay bibliotecas. El conocimiento equivale al poder y el poder corrompe, por lo tanto, tiene todo el sentido del mundo.

El mismo claro sentido que tenía en mi cabeza la idea de hackear el sistema base que proporcionaba internet a todo el pentagrama para averiguar qué encriptado usaban en el infierno. Simple curiosidad mía. Por lo visto, estando muerta mi sentido de la autoconservación se había reducido, era extraño, creía que, por fin, sería capaz de vivir sin preocupaciones, sin inseguridades, sin hechos que me echaran hacia atrás.

Al principio logré entrar, por así decirlo, estaba casi a un paso de obtener acceso a las cámaras de seguridad de la ciudad cuando empecé a arrepentirme levemente de lo que había hecho.

No ganaba nada con ello, solamente satisfacer mi curiosidad, y problemas, muchos problemas. No estaba muy segura del miedo que me daba morir por segunda vez, prefería no vivir esa experiencia.

Kriss me presentó a un grupo de amigos que en vida habían sido informáticos, el problema era que todos habían muerto en el 2001 por un incidente un tanto peculiar que terminó de la peor forma que puedes llegar a encontrarte en una partida de ajedrez (sin torres). Así que bueno, les puse al día con lo último de lo último, pero sirvió de poco ya que al cabo de unas semanas la liaron parda y aparecieron muertos.

Hice lo posible para alejarme del tema, no quería que me relacionaran. Mi trabajo de camarera empezaba a cansarme, tenía nula reputación y era una don nadie, de nada serviría presentarme en el edificio de los V y preguntar si necesitaban a una programadora ¿verdad?

Sin hacer lo que realmente quería y ganas de algo divertido, tuve una gran idea. Iba a meter un puto troyano al sistema, sí, sí. Eso sí que sería divertido.

Pasé casi tres meses planeándolo todo, el golpe final lo di una noche, tranquilamente sentada en mi escritorio mientras me tomaba un café, logré entrar en el sistema, pasé desapercibida y... listo. En menos de dos horas había noticias por todos lados: internet no funcionaba, los archivos de datos de las empresas del infierno estaban fallando, hasta las aplicaciones móviles de mensajería empezaban a tener errores.

Reí para mí misma.
Y pasó algo sorprendente. Algo que jamás de los jamases iba a esperarme que pasara después de literalmente arruinar el trabajo de una empresa entera. Me pillaron.

Esa misma noche bajé del apartamento para tirar la basura. Una informática acumula muchas cosas aunque no lo parezca, confieso que mayoritariamente eran latas de bebida y emboltorios de snacks, pero había que tirarlo.

Y lo tiré, sí, pero cuando estaba regresando al apartamento algo me golpeó la cabeza por detrás y yo, la chica inocente que solo había querido curiosear el internet del infierno, se puso en el mayor problema que podría haberse imaginado.

Caí desmayada, oyendo voces de fondo, sintiendo que había varios demonios cogiendo mi cuerpo inerte y llevándome.

Estaba bastante claro que me había metido en un lío.
Bueno... ¿qué era lo peor que podía pasar?

Cuando entreabrí un ojo mientras me sujetaban dos personas, arrastrándome descaradamente por la acera, vi el neón azul y rosado de las calles y supe que nos acercábamos al edificio de los Vees.

Por lo menos iba a conocer a gente importante. Lo desconocido siempre me había resultado tremendamente atractivo.

The Masochism Tango || Vox x LectoraKde žijí příběhy. Začni objevovat