- NUEVO HOMBRE

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Entró al amplio garaje que consideraba hogar y guarida al mismo tiempo. No era la gran cosa pero suficiente para vivir en él sin que le encuentren. Tambaleándose, llegó hasta el sofá y se echó boca arriba mirando embobado al techo.

- Pareces satisfecho.

De solo escuchar su voz le provocaba un dolor de cabeza peor que el de la borrachera, sentía náuseas. Extraño, pensó al recordar de quién era esa voz. Giró suavemente la cabeza hacia un lado encontrándose con el Bruce de siempre con una sonrisa perfecta idéntica a la de las noticias y un traje negro impecable. Ese hombre era distinto, algo había cambiado en sí mismo que hacía que no lo viera con los mismos ojos de antes, que ahora le parezca tan mediocre, egocéntrico y falso.

Sí, falso, claro que le parecía falso pues lo era al fin y al cabo.

- Lo estoy. - Respondió desganado volviendo a mirar al techo. Su rostro interrumpió las vistas poniéndose en medio.

- No estarás pensando en sustituirme ¿verdad? - Habló tan tranquilo, como si no pudiera leer sus pensamientos. Como si él no fuera sus pensamientos.

- Para nada..

Le dio la espalda para olvidarse de pensar, de estar con el fornido hombre al menos un buen rato, sin embargo no mostraba interés por irse y siguió molestando a Arthur. Recordó cuales métodos utilizó para librarse de él una vez cuando el ojiazul se había vuelto obsesivo, necesitaba pastillas, por suerte aún las guardaba para días como estos cuando Bruce ya no es Bruce sino un reflejo semejante a Arthur, un verdadero reflejo que se aleja del hombre. Obviamente lo notaba cuando eso pasaba, el varón que conoce a través de una pantalla no es así, y ahora que lo ha conocido cara a cara menos aún. Por ende, tenía la idea de sustituirlo.

Apagar la televisión para siempre, no más Bruce Wayne de TV, solo uno de carne y hueso capaz de reír, bromear, abrazar y confíar en él.

Se levantó rápidamente, mareándose en el camino hasta su cama y buscó, entre el colchón, las pastillas.

- ¡Eh Happy! ¡¿Qué haces?!

Le agarró de la muñeca en cuanto ya tenía la botella en la mano y forcejeó para conseguirla.

- ¡Suelta! - Gritó pegando una patada en el abdomen al más flaco. Se alejó y le observó sin remordimientos para luego salir corriendo hacia el baño y tirar todas las pastillas al váter.

Pronto apareció Arthur jadeando furioso, lanzándose hacia su alucinación y agarrando de sus pelos para magullarle la cabeza contra el lavabo repetidas veces.

- ¡Ya no te necesito! - Vociferó, a punto de las lágrimas. Si no fuera por el vahído, la resaca, las náuseas y el dolor, se hubiera dado cuenta de que eso iba para sí mismo, de que se hablaba a él pues si hubiera un tercero vería perfectamente como Arthur golpeaba a un fantasma en el lavabo. Y que la sangre que escurría su cuerpo no existía.

Terminó agotado sentado al lado del supuesto empresario exánime, sus manos temblaban en busca de algo a lo que aferrarse mientras sus labios deseaban abrazar un buen cigarrillo. Lleno de paz por un buen rato antes de levantarse y caminar ceniciento hacia la televisión. La admiró unos segundos y luego empezó a destrozarla a patadas y molerla a golpes con el primer objeto punzante que se hubo encontrado; siendo la guarida de Joker habría mucho de eso.

- Yo soy mejor... M-me viste crecer. - Una voz que sonaba a punto de extinguirse se acercó por su espalda deteniéndose en el respaldo del sofá.

- No ví nunca nada. - Murmuró en respuesta, vigilando sus pasos de reojo.

- ¡Yo soy mejor Bruce Wayne que ese puto pijo! - Golpeó el sofá con el puño. - Soy tu Bruce Ideal sacado de tus deseos, tu desesperación, tu anhelo. - Habló con maldad mientras se inclinaba hacia delante. - Nos dependemos del uno al otro. - Al no escuchar respuestas de Arthur se despidió. - Tú lo has querido... Te darás cuenta de que no era lo que parecía.

En ese momento se marchó del todo y no volvió a escuchar su voz en lo que quedaba de día, algo molesto: también había perdido a un amigo. Ese hombre por más falso que fuera ficticio, era un gran acompañante en lo bueno y en lo malo, estuvo con él cuando Batman apareció por primera y le dio su primera paliza.

Suspiró y se tumbó en la cama, para no deprimirse se puso a meditar en el verdadero Bruce que seguramente se encontraría en su mansión. En lo que él podría llegar a ser para Arthur, un nuevo Bruce, un nuevo amigo. El mismo niño pequeño que se encontró en la puerta ahora agarrados de la mano yendo de paseo con él.

Y con esa idea, se quedó dormido en el suelo junto a la tele destrozada.

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Buenasss

Espero les haya gustao el cap

Uno más corto para compensar que el anterior era muy largo ;)

Sayonara¡!

【• ~ LOVE BLINDNESS ~ •】Where stories live. Discover now