Epilogo

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En medio del tumulto de la vida cotidiana, a menudo nos encontramos con personas que marcan un antes y un después en nuestro camino. Personas que, con su presencia y su amor, nos llevan a explorar aspectos profundos de nosotros mismos, enfrentando los fantasmas del pasado y sanando las heridas que llevamos en el alma.

Para Kae, ese agente de cambio llegó en forma de Suguru, un hombre cuya presencia gentil y comprensiva se convirtió en un faro de esperanza en los momentos más oscuros de su vida. Fue él quien la alentó a buscar ayuda profesional después de la tormentosa relación con Naoya, entendiendo que sanar las cicatrices emocionales era el primer paso hacia una vida plena y auténtica.

A través de las sesiones de terapia, Kae comenzó a enfrentar los demonios del pasado, desenterrando recuerdos dolorosos y desafiando las creencias limitantes que habían moldeado su visión del mundo. Y mientras recorría ese camino de autodescubrimiento, encontró en Suguru un apoyo incondicional, un compañero de viaje dispuesto a caminar a su lado en las buenas y en las malas.

Pero la influencia de Suguru no se limitó solo a la sanación de Kae. Con el tiempo, su amor y su paciencia también sirvieron como puente para reconciliarla con su familia, especialmente con su padre. Después de años de distanciamiento y desentendimiento, Suguru se convirtió en el catalizador que permitió que padre e hija se reencontraran, superando viejas heridas y construyendo un nuevo vínculo basado en el perdón y la comprensión mutua.

Y así, en un emotivo encuentro donde las palabras apenas podían expresar la profundidad de las emociones, el padre de Kae miró a Suguru con gratitud y admiración, reconociendo en él al hombre que había devuelto la sonrisa a su hija y le había mostrado el verdadero significado del amor y la familia. En ese momento, comprendió que Kae había encontrado en Suguru no solo a su pareja perfecta, sino también a un compañero de vida que estaba dispuesto a acompañarla en cada paso del camino, sin importar los desafíos que pudieran presentarse.

—Gracias por cuidar de mi hija de esta manera. Sé que ha pasado por mucho y me alegra ver que tienes a alguien como tú a su lado— expresó el padre de Kae con sinceridad, extendiendo la mano hacia Suguru en un gesto de agradecimiento.

Y mientras el sol se ponía en el horizonte, padre e hija se abrazaron con fuerza, sintiendo la conexión y el amor que habían estado buscando durante tanto tiempo. Y en medio de esa escena de reconciliación y alegría, Suguru sonrió con humildad, sabiendo que había cumplido su propósito al ayudar a sanar corazones y unir familias.

...

El día que Kae había esperado con ansias finalmente llegó. Después de un largo proceso, finalmente habían completado la adopción de Mimiko y Nanako, las dos adorables niñas que habían llegado a llenar sus vidas de alegría y amor.

Con el corazón lleno de emoción, Kae llevó a Suguru de la mano hacia el pequeño parque donde había quedado de encontrarse con su padre. La luz del sol se filtraba entre las hojas de los árboles, creando una atmósfera cálida y acogedora.

—Estoy un poco nerviosa— confesó Kae, mirando a Suguru con una sonrisa nerviosa —Es la primera vez que papá conoce a Mimiko y Nanako

Suguru le apretó suavemente la mano, transmitiéndole su apoyo silencioso —No tienes por qué preocuparte, Kae. Todo saldrá bien— la tranquilizó con una sonrisa reconfortante.

Cuando llegaron al parque, el padre de Kae los recibió con los brazos abiertos, emocionado de conocer a las nuevas integrantes de la familia.

—Mira, papá, estas son Mimiko y Nanako— anunció Kae con orgullo, presentando a las niñas, quienes la miraban con curiosidad y timidez.

El rostro del padre de Kae se iluminó al ver a las pequeñas, y pronto comenzaron a entablar una conversación animada, llena de risas y cariño.

Suguru observaba la escena con una sensación de calidez en el pecho. Ver a Kae junto a su padre y a las dos niñas que ahora formaban parte de su familia lo llenaba de una profunda sensación de felicidad y satisfacción.

En ese momento, comprendió que había encontrado su verdadero hogar junto a la mujer que amaba y las dos preciosas niñas que ahora llamaba hijas. Y mientras abrazaba a Kae con ternura, sintió que finalmente se había completado, rodeado del amor incondicional de su familia.

Kae se acerco a él —¿piensas en algo? — cuestionó con una sonrisa 

—En lo bonita que te ves— declaro con su voz suave, logrando que ella se sonrojará con fuerza— y en lo mucho que ese comentario clasista me ayudo 

—¿Cómo podríamos saber que de lo malo podríamos hacer algo encantador? — rio con suavidad— por cierto ¿que paso con Satoru? la otra vez me llamo y sonaba muy ansioso

—Creo que un aparente hijo perdido se apareció en su casa— suguru aclaró — deberiamos visitarlo despues, pero eso le pasa por despreocupado — suguru se burlo de su amigo —¿nos vamos a nuestro hogar? 

...

Boyfriend- Suguru GetoWhere stories live. Discover now