007

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La luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, pintando suavemente la habitación con tonos dorados. Era la primera mañana en ese lugar desconocido, y mientras sus párpados se abrían lentamente, una sensación de comodidad y seguridad la envolvía.

Intentó hacer memoria de los acontecimientos previos, pero sus recuerdos eran borrosos, fragmentos dispersos que no encajaban del todo. ¿Cómo había llegado allí? Su mente trabajaba para reconstruir los eventos perdidos mientras sus ojos se deslizaban lentamente por la habitación.

Fue entonces cuando notó la figura tranquila a su lado. Suguru Geto, con su rostro sereno y la respiración pausada, parecía estar inmerso en un profundo sueño. Ella había dormido sobre él, su cuerpo apoyado en el suyo, encontrando sin querer un refugio en medio de la noche.

Un impulso la llevó a levantarse de inmediato, a alejarse y a enfrentar la realidad de lo que había sucedido. Pero al mirar el rostro de Suguru, lleno de paz y tranquilidad, algo la detuvo. ¿Por qué moverse? ¿Por qué interrumpir ese momento de calma y sosiego?

En lugar de levantarse, decidió quedarse un poco más, disfrutando de la quietud de la mañana y de la compañía inesperada. Tal vez, en ese instante, no importaba cómo habían llegado a estar juntos, sino el simple hecho de que estaban allí, compartiendo un momento de serenidad en medio del caos del mundo exterior.

Suspiró, dejando que el pensamiento vagara en su mente mientras observaba a Suguru. ¿Cómo era posible que él fuera tan diferente de lo que esperaba? La frialdad que había sentido en su primera mirada, al conocerse, ahora parecía disuelta en el aire, reemplazada por una calidez que la sorprendía.

Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios al notar que ambos aún llevaban puestas las mascarillas hidratantes, ahora secas por la noche. Mientras Suguru comenzaba a despertar lentamente, ella pudo percibir en sus gestos la misma confusión que ella experimentaba.

Sus miradas se encontraron y se regalaron una sonrisa cómplice, pero el chirrido de la puerta abriéndose los obligó a separarse abruptamente —¡Suguru! ¡Querida Kae!— anunciaron Satoru y Shoko, irrumpiendo en la habitación con entusiasmo. Sin embargo, la expresión de duda en el rostro de Satoru no pasó desapercibida.

—Satoru, no puedes simplemente entrar así, Kae está viviendo aquí ahora— reprendió Shoko, mientras saludaba amablemente a la pareja. —Buenos días a ambos— añadió con una sonrisa. —Parece que hoy tendrán un descanso, sin citas ni compromisos

La pareja asintió en silencio, y Kae aprovechó la oportunidad para excusarse. —Bueno, me iré a duchar. Tengo que llegar a tiempo al trabajo— explicó mientras se levantaba y se encaminaba hacia la habitación para recoger sus pertenencias y dirigirse hacia la ducha.

—¿Y esa mascarilla?— La broma de Satoru sobre la mascarilla hizo que Suguru soltara un suspiro, quitándosela con resignación mientras revisaba la hora en su reloj. 

—Kae dijo que era bueno cuidar mi piel— murmuró, justificando su decisión —además, no teníamos nada más que hacer por la noche

Satoru se acercó a él con una sonrisa traviesa —Podrían...—comenzó, formando un gesto con las manos, haciendo un circulo con la derecha y con el dedo indice de la izquierda los acercaba, claramente esto no necesitaba más explicación. Suguru se ruborizó ligeramente ante la sugerencia infantil de su amigo. 

—Deja de proponer tus locuras, no todos somos como tú— respondió, levantándose del sofá y estirándose con un sonido de articulaciones que resonó en la habitación.

—De todas formas— continuó Satoru, con una expresión de burla persistente —esta noche es viernes. ¿No te gustaría ir de fiesta?

Suguru vaciló un momento antes de responder —No lo sé— admitió, frunciendo el ceño ligeramente —ir de fiesta implica terminar terriblemente ebrio a las 3:00 a.m., y no quiero asustar a Kae

Boyfriend- Suguru Getoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن