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Las salidas a los acuarios tienen un encanto único, una magia que envuelve a quienes se sumergen en su atmósfera. 

La iluminación azul, suave y misteriosa, parece transportar a los visitantes a un mundo de ensueño, donde la realidad se fusiona con la fantasía. 

Bajo este resplandor, los majestuosos habitantes marinos se mueven con gracia, ajenos a la presencia humana, creando un espectáculo fascinante que deja a los espectadores maravillados.

El sonido del agua, susurrante y calmante, añade una dimensión hipnótica a la experiencia. Es como si cada burbuja y cada ola llevaran consigo un mensaje de tranquilidad y serenidad, sumergiendo a los visitantes en un estado de contemplación y asombro.

Para Kae, esta salida al acuario representa mucho más que una simple excursión. 

Está cargada de emoción y anticipación, pues sabe que pasará una tarde inolvidable en compañía de sus dos adorables amiguitas y de Suguru, este pensamiento llenaba su corazón de energía y alegría, eclipsando cualquier preocupación superficial sobre su apariencia o vestimenta.

Pero lo más sorprendente para Kae es la evolución de su relación con Suguru. 

Al principio, temía que su interacción durante el contrato de tres meses fuera tortuosa, imaginando que serían como extraños antagónicos destinados a llevarse mal. Sin embargo, conforme los días pasaban, descubrieron una conexión inesperada, una complicidad que los acercaba cada vez más, ahora, a punto de cumplir el segundo mes de convivencia, Kae se siempre se encontraba reflexionando sobre el futuro incierto que les aguarda una vez que el contrato llegue a su fin. 

¿Se convertirán en buenos amigos? 

O

¿Tal vez jamás volverían a estar en contacto? 

Solo el tiempo lo dirá.

—Kae, ¿puedo pasar?— La voz de Suguru, que había estado rondando en sus pensamientos, resonó detrás de la puerta de la habitación.

—¿Ya es tarde?— Kae preguntó con nerviosismo —No sé qué ponerme, pero no quiero llegar tarde— suspiró con cansancio —Pero pasa

Suguru sonrió al ver lo estresada que ella parecía estar, pero aún así entró, ocultando algo detrás de su espalda —Llegó algo para ti— dijo, acercándose, pero retrocedió al darse cuenta de que Kae estaba solo en bata de baño.

—¿Para mí?— Kae preguntó con sorpresa —Nadie me manda nada— rió con cierta vergüenza al darse cuenta de que no tenía amigos ni familia que le dieran regalos, y corrió hacia Suguru. La idea de que fuera de Naoya, su novio, cruzó su mente, pero él tampoco solía tener esos detalles con ella.

—Eh, no lo sé. Creo que viene de un tal Suguru Geto— le entregó la bolsa de una tienda de lujo. —Sorpresa— le sonrió cálidamente —Sabía que querrías lucir algo bonito hoy

Los ojos de Kae brillaron —¿Para mí?— Sin importarle nada, lo abrazó con fuerza —No debiste, pero es tan amable de tu parte— Cuando se separaron, ambos se miraron fijamente a los ojos, sintiendo sus corazones latir al unísono, pero Kae rompió la conexión al tomar la bolsa entre sus manos.

—Voy a dejarte que te cambies para que no nos demoremos— dijo Suguru al sentir la conexión perdida, dándose la vuelta para salir de la habitación y prepararse también.

La pelimorada miró por un instante hacia la puerta, su mente procesaba la conexión que había sentido con Suguru, pero decidió negar cualquier pensamiento que pudiera surgir al respecto. En su lugar, sacó la caja que venía en la bolsa, colocándola en la amplia cama. Con nerviosismo, abrió la caja, decorada con un precioso moño rosa.

Boyfriend- Suguru GetoWhere stories live. Discover now