21- Scaramouche

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Miraba el táper entre mis manos mientras leía la pequeña nota que había en esta.

"Kazuha y yo te preparamos esto para que comas al menos algo, te dejo nuestros números para que nos hables ante cualquier cosa :)"

Una mueca se formó en mis labios para luego tomar la nota y arrugar está en mi mano tirándola al suelo. El táper lo deje sobre el mesón de la cocina, me dirigí a la sala y me tire sobre el sofá del cual no me había movido en todo este rato.

Todas las ventanas y cortinas estaban cerradas de modo que entrara la menos luz posible. La puerta tenía todos los seguros y todas las demás puertas se encontraban cerradas.

Sé que no me pasaría nada, era totalmente consiente. Pero un lado se negaba a creer que todo se había acabado, se negaba a bajar la guardia tan fácil.

Mis ojos pesaban y ardían, había intentado dormir un poco más, pero tampoco era algo que me podía permitir por ahora. Mi vista se fijó en la pantalla de mi celular, la cual se encendió, dejando ver el nombre de Yae en ella.

Dude de si tomarlo y contestar su llamada, pero al final lo terminé haciendo.

- Scara, pequeño, ¿cómo te sientes?

- ¿Pasó algo?

- Nada, Freminet quería hablar contigo, se la ha pasado llorando desde ayer ¿Quieres hablar con él?

Silencio.

Me quedé en silencio por un buen rato, sintiendo cómo mis ojos se llenaban de lágrimas. El saber que él también estaba sufriendo por esta tontería mía me hacía sentir culpable de todo.

- No, tráelo al departamento. Quisiera hablar con él un poco y explicarle algunas cosas.

- ¿Estás seguro?

- Lo estoy, tráelo en una hora.

Con eso colgué la llamada y dejé el celular donde estaba antes. Suspiré de forma pesada y me removí en mi lugar, cubriéndome más con las mantas. Tenía frío a pesar de que afuera estaba soleado y el sol estaba en su punto máximo.

Sin poder aguantar más el cansancio, mis ojos poco a poco se fueron cerrando hasta que finalmente dejé de estar pendiente de mi alrededor.

Esperaba que al menos estar un rato con Freminet hiciera que mis ánimos estuvieran mejor, la verdad es que sí lo extrañaba. Extrañaba tenerlo aquí conmigo y que estuviéramos juntos, escucharlo reír y hablarme de cualquier cosa que se le ocurriera a su cabecita.

Era de lo peor, estaba dañando a mi hijo solamente por una decisión impulsiva de mi parte. Lo estaba arrastrando conmigo en un sufrimiento que no le correspondía.

Me agaché a la altura de Freminet mientras lo abrazaba con fuerza y pequeñas lágrimas se deslizaban por mis mejillas al escuchar los sollozos descontrolados del más pequeño

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Me agaché a la altura de Freminet mientras lo abrazaba con fuerza y pequeñas lágrimas se deslizaban por mis mejillas al escuchar los sollozos descontrolados del más pequeño.

- Te extrañé mucho, papá. - Cerré mis ojos mientras lo acercaba más a mí, yo también lo había extrañado bastante. Teniéndolo aquí conmigo, me di cuenta de que esto era lo único que quería: estar con él.

- Lo siento, de verdad lo siento por todo esto. Te prometo que no te volveré a alejar de mí. - Me separé del abrazo y lo miré a los ojos, pasé mis manos con suma delicadeza por sus mejillas, secando sus lágrimas.

Sus ojitos y nariz estaban rojas debido al llanto, no solo me estaba haciendo daño a mí mismo con todo esto, sino que también estaba arrastrando a los demás en mi dolor, los estaba preocupando demás.

- Kuni ¿Podemos hablar un momento? - Levanté mi cabeza viendo a Yae quien me extendió su mano para que yo me levantara, tome esta y apreté mis labios, esperaba que al menos fueran buenas noticias.

Freminet se fue a su habitación para que Yae y yo pudiéramos hablar, pude ver cómo ella miraba el departamento con cierto rastro de preocupación, todo estaba por todas partes y no había nada ordenado como antes.

- Kuni, ven cariño.

Ella dio algunos golpes a su lado en el sofá, caminé a pasos lentos y me senté. Coloqué mis manos en medio de mis piernas, apretando estás, teniendo miedo de que quizás era algo malo lo que tenía que decirme.

- Estuve hablando con una amiga que está dispuesta a ayudarte el tiempo que necesites, es psicóloga y creo que por ahora es lo mejor que puedes hacer. Incluso puedes ir con alguien para que te acompañe y esté ahí contigo, aunque claro, tendrías que entrar solo a las sesiones.

Sentí una de sus manos acariciar mi cabello con cuidado y cariño, yo solamente me quedé quieto en mi lugar mientras pensaba en aquella propuesta.

- No sé si estoy listo para hablar sobre esto con alguien más.

- Y está completamente bien, puedes ir cuando te sientas listo y seguro de ti mismo. Sabes que nadie te va a presionar a nada y todo depende de ti esta vez.

- Yae...¿Como está mamá? - Quizás no debería ni siquiera preocuparme de ella después de todo lo que hizo. Pero no podía odiarla, a pesar de todo seguía siendo mi madre, seguía siendo esa persona que me cuido durante años.

- No te voy a mentir, la ha estado pasando bastante mal, pero lo ha podido sobrellevar. En realidad tiene bastante suerte de que no le hayan hecho nada y solo le estén diciendo cosas horribles todos los días.

Miré a Yae a los ojos por unos segundos para luego desviar mi mirada a otro lado. Sé que no tenía por qué sentirme mal, pero era mi madre.

Ella se comportó de una forma horrible conmigo durante estos años, creí que me estaba protegiendo y cuidando de que esto no volviera a pasar. Pero que haya planeado todo esto con aquella persona, dejaba mucho que pensar sobre ella. ¿Por qué lo había hecho?

- Ella estará bien, es lo que se buscó por colaborar con aquel asqueroso hombre. Nada de lo que está sucediendo ahora es tu culpa. Ellos solitos se buscaron todo esto, aun cuando saben que estaba mal. Lo sabes, ¿No?

- Quizás y también tengo un poco la culpa de todo esto. Tuve bastantes años para poder denunciarlo, viví con el miedo constante de que ocurriera de nuevo y al final me lo terminé buscando por no hacer algo a tiempo, es mi culpa también.

- Por supuesto que no, un abusador siempre será uno. No importa cuántas denuncias tenga o cuántos años haya estado en la cárcel, nunca van a cambiar. Quizás tú tuviste tus razones para no denunciarlo, quizás el miedo que sentías era mucho más grande y es entendible, pero nada es tu culpa, solamente es culpa de aquella persona que te hizo estas cosas horribles.

- ¿Mamá confesó algo?

- Hasta el día de hoy se ha negado a decir por qué hizo todo esto. Creemos que quizás Albedo la estuvo manipulando de alguna forma y la terminó asustando, logrando que hiciera todas estas cosas. De igual forma, su condena no se va a reducir por eso, sea cual sean las razones, sigue siendo culpable.

- ¿Crees que si hablo con ella logré decir algo?

- Kunikuzushi...

- Si dicen que ella fue manipulada, independiente de si fue cómplice, sería también una víctima, ¿no?

- Las cosas no funcionan así entre nosotros, cariño. Sea víctima o no de manipulación o exhortación, no quita el hecho de que es culpable y cómplice de todo esto.

- De igual forma quisiera hablar con ella.

- ¿Seguro de qué quieres hacerlo? La cárcel no es un lugar bonito. - Asentí a su pregunta, quizás no era algo que me haría bien a mí, pero quería saber qué sucedía con ella. - Está bien, pero si quieres irte, puedes avisarnos y cancelamos todo. ¿Sí?

Quizás y es por aquí por donde debía comenzar para sentirme mejor, para entender mejor las cosas del porqué sucedió todo. Quería confiar en que mamá me contaría cosas que a los demás no.

Frᥱᥱ ᥣovᥱ [Heikazuscara]Where stories live. Discover now