14

381 61 92
                                    

Debido a que Albedo estaba con nosotros, yo dormía con Freminet solo para asegurarme de que él estuviera bien, de que Albedo no le dijera nada y mucho menos se atreviera a hacerle algo.

Sé que era tonto de mi parte no ponerle un alto a todo esto, pero el miedo era mucho más grande que simplemente no podía hacer nada. Tenía muchas opciones ahora mismo para librarnos de esto, pero temía que Albedo hiciera algo mucho peor que esto, de que ocupara a Freminet para amenazarme y que no dijera nada.

Lo ocurrido ese día no fue la única vez que sucedió, era todos los días a cualquier momento. Yo solo me aseguraba de que Freminet no viera ni escuchara nada, no quería que él se enterará de las cosas horribles que Albedo me hacía. 

— Come más, estás muy delgado. — Miré cómo llenaba mi plato con esa comida tan desagradable llena de aceite por doquier.

— No puedes obligar a papá a comer. 

— ¿Y a ti quién te dio el permiso de hablar, mocoso? — Vi cómo levantaba su mano para golpear a Freminet, pero antes de que pudiera golpearlo detuve su acción.

— Ni se te ocurra golpearlo, conmigo podrás hacer lo que quieras, pero te prohíbo tocarlo y hacer lo que quieras con él. 

Él se soltó de mi agarre mientras que yo solamente lo miraba con el ceño fruncido. La cosa, por suerte, solamente quedó ahí, pero sabía que más tarde se las cobraría conmigo.

Sentía demasiada impotencia conmigo mismo, de no ser capaz de hacer algo y de sentirme tan mal. Todo lo que me había tardado en construir estaba siendo destruido poco a poco, y todo el ambiente feliz, tranquilo y acogedor para Freminet se estaba destruyendo.

Terminamos de comer y simplemente me coloqué de pie, tomando a Freminet en mis brazos para luego dirigirme a su habitación. Lo dejé sentado en su cama y cerré la puerta con seguro para luego sentarme en el suelo frente a él.

— Perdón por todo esto, sé que quizás debes estar enojado conmigo. — Lleve mi mano a su mejilla para secar algunas lágrimas que caían, pero él simplemente se alejó de mí.

— Dijiste que no estarías con él, que solo seríamos nosotros dos y nadie más, eres un mentiroso.

Apreté mis labios, sintiendo cómo mi pecho dolía debido a sus palabras; no sabía cómo explicarle todo lo que estaba sucediendo. ¿Cómo podía explicarle todo esto a un niño de seis años? ¿Con qué cara lo miraría después? ¿Qué pensaría de mí si le contaba todo? 

— Lo siento, prometo arreglar todo esto y que todo vuelva a la normalidad, solo dame un poco de tiempo.

— Te odio, papá, te odio porque trajiste a ese alfa malo aquí con nosotros.

Y eso bastó con que las lágrimas cayeran de mis ojos, intenté hablar con él, pero solamente me ignoraba y se alejaba de mí cada vez que intentaba acercarme.

¿Qué estaba haciendo para merecerme todo esto?

Salí de su habitación llevándome la sorpresa de que Albedo estaba del otro lado de la puerta; cerré está solamente para impedir que entrara a la habitación de Freminet.

— Eso debió doler mucho. ¿Ves lo que te buscas por no haber estado conmigo desde el principio? Si hubiéramos estado juntos tal ve—...

— Lo nuestro no hubiera funcionado nunca, en primer lugar porque tú eres un maldito pedof—...

Una fuerte bofetada que logró tirarme al suelo, llevé mi mano a mi mejilla mientras mi pecho subía y bajaba con rapidez, sintiendo cómo mi corazón golpeaba con fuerza.

Frᥱᥱ ᥣovᥱ [Heikazuscara]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt