Severus muere después de ser mordido por Nagini pero por una extraña razón alguien o algo le da una segunda oportunidad.
los personajes son propiedad de JKR.
La navidad había llegado rápidamente a Hogwarts, todos los alumnos que se iban a casa se estaban preparando para ese momento.
-¿Tienes todo listo?- preguntó Narcissa Black recostada en el marco de la puerta -Recuerda tomarte muchas fotos-
-Lo se Cissa- volteo los ojos ante la solicitud de su prima -Además no veo la necesidad de tomar demasiadas fotografías si solo voy a pasar navidad con mis abuelos, la tía Esther y mi primo Eiran-
-Siempre se me olvida que tienes otro primo aparte de Sirius y Regulus- mencionó la Black rubia.
-Además que será la primera vez que veré a mi primito en persona- cerró su baúl cuidadosamente -Sino fuera porque Papá tiene que ir al entierro de un amigo suyo en Rusia, pasaría la navidad entera encerrada en casa-
Narcissa no dijo nada, ya sabia como era su tío, todo lo que ambos sufrieron cuando Eileen Black murió; aunque su tío Alphard dejó de asistir a eventos sociales ajenos a los de la familia para encerrarse en su casa a cuidar a su hija, esta última dejó de celebrar su cumpleaños ya que fue ese dia en que su madre murió.
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La mansión Prince seguía siendo uno de los lugares más importantes e imponentes donde vivía una de las familias sangre pura de toda Inglaterra, incluso cualquier mago o bruja que llegara podría decir que ese lugar estuvo bajo ataque de magos oscuros hace cinco años.
Al llegar al salón principal luego de ser dejada por su padre y ser recibida por un elfo doméstico que dijo que iría avisar a sus amos se quedó esperando con su baúl al lado.
-¡SEVERIN!- el grito nada elegante de su tía llamó su atención.
-¡Tía Esther!- abrió sus brazos para recibir el enorme abrazo de su tía.
-Mi pequeña sobrina...cuanto has crecido- dijo para luego ver a su sobrina detalladamente -La última vez que nos vimos fue en el entierro de Eileen- mencionó con un tono triste.
-Lo siento tía Esther, me hubiera encantado venir a verte... y a mis abuelos pero mi padre...- la verdad es que desde el funeral de su madre su padre no había permitido venir a visitar la mansión Prince, solo podía hablar con ellos por medio de cartas.
-Ese Alphard...- respiro profundamente -Ya no importa mi niña- estiró su mano para que su sobrina la tomara -Ven, vamos a buscar a tus abuelos- ambas empezaron a caminar, el baúl lo llevaria un elfo hasta la habitación donde se quedaría Severin hasta que volviera a Hogwarts.
La Prince y la Black llegaron al jardín donde vieron a un mago y una bruja de edad mayor, la bruja levantó su cabeza dejando de ver a un pequeño bulto que tenía en sus brazos.
-¡Oh Erlan!, mira quien llego- el mago que estaba sentado a su lado leyendo el periodico hizo lo mismo que su esposa y mostró una enorme sonrisa.
-¡Severin!, bienvenida a casa querida- dijo el jefe de la familia Prince mientras se levantaba para ir a saludar a su nieta.
-Gracias abuelo- luego su vista fue a parar a su abuela y al pequeño bulto que tenía en sus brazos -Ese es...- giro su vista hacia su tía que se acercó a Elina Prince para recibir el pequeño bulto de cobijas y sentarse en un mueble de jardín.
-Sevi- la única Black del lugar se sentó al lado de su tía -Quiero presentarte a tu nuevo primo, Eiran...Eiran Prince- Esther Prince destapó cuidadosamente la cobija que cubría la cara del niño para que su sobrina lo viera.
Eiran Prince, un hermoso niño de seis meses con cabellera negra y grandes ojos estaba viendo detalladamente a su nueva prima.
-¡Vaya, ya estaba despierto!- dijo Erlan al ver a su nieto despierto y callado.
El Prince más pequeño empezó a llorar por estar rodeado de tantas personas por lo que su madre empezó acunarlo -Ya ya cariño, no llores, ya mami te da tu biberón-
La tarde pasó tan rápido que ni se enteró, ayudó a su abuela a organizar los antiguos álbumes familiares, jugó un buen rato con su primo Eiran y su tía Esther y su abuelo le enseñó su nuevo huerto donde pasa su tiempo libre cultivando varias plantas para usarlas en pociones como el acónito, el asfodelo y el díctamo.
Al llegar la noche y después que todos cenaran cada quien se fue a sus aposentos a prepararse para dormir.
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Nota de la Autora:
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