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Narrador Omnisciente.
La castaña estaba sentada sobre un tronco enfrente del lago, miraba al horizonte mientras sostenía la carta en sus manos, en su interior había un remolino de emociones, tantas que para la castaña era abrumador siquiera pensar en ello.
Muchas cosas pasaban por la mente de la castaña, se preguntaba que contenía la carta, se preguntaba sobre Logan, la profecía y todo lo demás, básicamente estaba preguntándose como su vida cambió tanto.
Eleonor siempre supo que no era normal, que ciertas cosas le faltaban, como pequeños fragmentos que al principio uno no nota que se fueron, pero a medida que pasa el tiempo esos fragmentos se hacen cada vez más grandes, dolorosos y horribles.
Sí estuviera en New York, Eleonor iría con su tío Leo y él le diría algo como “todo estará bien ”, pero no estaba en New York y su tío Leo tampoco estaba con ella.
Ella sabía que tenía a Liam, Percy, Logan, a su Nana, incluso a su tía Erika, pero eso nunca le era suficiente, ella siempre pensaba que algún día ellos la dejarían de querer y simplemente se irían y la dejarían sola.
Esos pensamientos nunca dejaban que Eleonor durmiera en paz, siempre se preguntaba si ellos podrían dejarla, tras toda esa fachada de niña cool y con ego, solo había una pequeña niña realmente asustada pensando que todos la dejarían.
Eleonor sabía que la razón por la que siempre competía era porque necesitaba algo que la hiciera sentir completa, algo que le ayudara a distraerse y no pensar en eso, pero al final del día, no importaba cuántos concursos ganará, ni cuántos trofeos tuviera, ella se seguía sintiendo tan vacía como el primer día.
Nunca han sentido que se ahogan lentamente, de a poco, tan lento que simplemente no se dan cuenta de que están navegando solos en un mar lleno de tormentas y criaturas horrendas, ¿sí?, bueno eso sentía Eleonor cada día, cada minuto, cada fracción de segundo, solo era un recordatorio de que ante los ojos de su “padre”, ella nunca sería suficiente, sin importar que hiciera ella.
Tomo el sello de la carta y se lo quito, tomó el papel entre sus manos y se dispuso a leerlo.
