7.- ¿Cuánto pasará?

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JOHNSON

Apenas tengo tiempo de procesar lo que está pasando, el sonido de los disparos produce en mí una sensación que hace mucho tiempo no experimentaba. Percibo los gritos, los llantos, el sonido de las detonaciones.

—¡Thiago! —la voz de Bea brota llena de pánico.

Alzo la mirada en el preciso instante en el que distingo a uno de los guardias aproximándose al carrusel, por acto instintivo llevo la mano hacia la parte trasera de mi espalda pero el espacio en donde solía cargar el arma está vacío.

Maldito sea Kyle y sus cursilerías de dejar de ser paranoico.

Los guardias nos han cubierto en una fracción de segundos, ellos claramente llevan sus armas consigo y apuntan hacia el sitio en donde vienen los disparos pero casi tan pronto como han comenzado, se detienen.

El carrusel se ha detenido, los niños corren y reconozco a Camille.

—¡Tío John! —grita aterrorizada.

Mi cuerpo se alivia al verla, la recibo al mismo tiempo que Bea abraza a Thiago.

—¡Saquenos de aquí! —bramo hacia los guardias mientras abrazo a Camille aferrándome a ella como si mi vida dependiera de ello, esconde su rostro en el hueco de mi cuello, le colocó la mano contra la cabeza aún cuando los disparos se han detenido porque no tengo idea de si quien nos disparó tiene la intención de continuar.

La seguridad de la feria se ha desplegado lo que seguramente ha detenido a los hijos de puta del tiroteo, pero no es suficiente, porque sé bien que esta es solo una de las tantas advertencias que me han hecho en la última semana.

Desde el mensaje del parque, han habido numerosas advertencias, correos electrónicos con información que nadie debería tener, fotografías que no deberían existir, y lo peor de todo, es que no hay nadie exigiendo absolutamente nada.

Ni dinero, ni información.

Y eso solo puede significar una cosa.

—¿Qué ha sido eso? —Bea me mira con los ojos llenos de pánico cuando salimos de la feria, las luces de la policía destellan alrededor, los oficiales entrando y saliendo, y sé que debemos irnos antes de que alguien considere hacer preguntas.

—Debemos irnos, ahora —aún sostengo a Camille contra mi pecho mientras camino con rapidez hacia el auto, los guardias miran alrededor, alertas por cualquier amenaza que pudiera presentarse justo ahora.

Gracias al cielo nada más sucede, cuando entramos al auto, miro a Camille. Ha dejado de llorar pero aún tiene los ojos apretados y se aferra a la tela de mi camisa.

—Ya, bonita, estamos seguros ahora.

Bea habla con Thiago, y la punzada de culpa se me incrusta en el pecho, tan fuerte, tan dolorosa. Aprieto los dientes mientras intento controlar el mar de emociones que me llenan en estos momentos. El auto comienza a moverse, fijo la atención en la ventana tratando de mantener en el límite el poco autocontrol que me queda.

—Quiero a mis papis —Cami eleva la mirada.

—Lo sé —le dedico una sonrisa —estamos bien ahora, no tienes que preocuparte. Hablarás con tus padres cuando lleguemos a casa.

Cuando aparto la mirada de ella, Bea me observa con la mirada llena de dudas.

—No fue un tiroteo al azar ¿verdad?

No respondo, y gracias al cielo ella no vuelve a preguntar.

No sé con exactitud cuanto tiempo nos demoramos en llegar a casa, ha oscurecido y el suceso en la feria parece haber acabado con la energía de todos, sé que tengo que decirle a Kyle lo que ha pasado y soy muy consciente de que probablemente querrá asesinarme por poner a su hija en peligro, pero no hay forma de que no se entere de lo ocurrido.

Tentación ProhibidaWhere stories live. Discover now