CAPÍTULO 11

10 5 1
                                    

El ducto tenía una ventanilla que quedaba justo encima de una sala. Habían sillas y una cama enorme. Era el sitio en el cual a mi parecer dormía el príncipe. El cuarto era muy limpio y estaba decorado todo en color rojo, tenía demasiadas joyas y lujos, allí debía hospedarse ese ser tan detestable.

Saque otro de los micrófonos y lo instalé cerca de la ventanilla, lo acomode bien para que nadie lo viera ni lo descubriera. Seguí avanzando hasta que llegue a un sitio en el cual había una mesa alargada muy grande. Parecía un sitio de reuniones, y así lo era; lo supe porque el príncipe Yaracuy, al poco tiempo se hizo presente junto con más soldados. Me apure y coloque otro de los micrófonos, el comando debía saber todo lo que se dijera en esa reunión, y yo también.

—Slatam Fretis ¿Cómo es posible que los inservibles hayan asesinado a 16 de las exterminadoras? — reclamó el príncipe a un Shiyloper que permanecía con la cabeza agachada.

—Perdóneme mi príncipe, fue mi culpa por haber subestimado al enemigo —se disculpó el Slatam Fretis.

—¿Subestimado al enemigo? ¡Ellos no son nada!, ¡Son tan sólo unos cuantos insectos sin importancia! —grito el Príncipe, su voz resonó en todo el lugar—. Se la pasan escondidos y los pocos que se atreven a salir de su escondite, vienen a mi patio de juego y asesinan a mis tropas.

—Perdóneme mi príncipe, esto no volverá a suceder.

—¡Slatam Fretis un error más y usted será eliminado! —le amenazó el príncipe.

Eso era peor que cuando te daban de baja.

—Prepare a las tropas; el día de nuestro padre Júpiter esta cerca y por ende el fin de la raza humana.
El día de Júpiter, un día en el cual ellos podían entrar a la nueva tierra. Debía averiguar cuando sería, era de vital importancia.

—Retírense, ¡limpien el ducto, el aire esta muy pesado!

El príncipe salió detrás de los Shiyloper que lo acompañaban. Abandonando por completo la habitación.

Me moví en silencio e intenté regresar por el sitio que había entrado, pero no podía devolverme con facilidad. Sentí un ligero olor a gas, y una calor horrible, limpiaban el ducto con fuego.

Con el corazón a mil, llegue a la rejilla que daba con el cuarto del príncipe y no tuve mas opción que salir allí. El ducto se ilumino por completo, salí casi quemándome los pies.

Caí como una piedra en la cama del príncipe.  Sentí un ligero dolor en mi espalda; eso sí que era una cama dura. La sábana que cubría el mueble tenía unos dibujos muy raros. Había un ser luminoso en el centro rodeado de lo que parecía ser lunas; exactamente doce.

Me levante y cerré la rejilla para no levantar sospechas, pero ahora el ducto estaba en llamas. No podía salir por allí y había perdido dos micrófonos. Me apure y coloque otro de los micrófonos debajo de la cama del príncipe. En la base podrían oír todo lo que sucediera en la habitación. Me metí por completo ya que debía colocar el micrófono en una parte segura.

La puerta se abrió y me quedé helada, se me erizo cada centímetro del cuerpo. Reconocí los pies del príncipe y también el olor a sangre que emanaba. Tuve náuseas pero debía controlarlas, no podía siquiera moverme. Si el me hallaba me arrancaría el corazón, y luego me devoraría como hizo con los demás. No sabía cuanto tiempo dure ahí. Solo cerré mis ojos y respire lentamente, como si estuviera en otro lugar y no debajo de la cama del enemigo.

—¡Alisten mi baño! —grito el príncipe—. No soporto mas esta peste.

Tenía suerte, mi olor sin lugar a duda se confundió con el de la sangre que llevaba en su ropa.
Entraron los sirvientes y me impresione al ver que eran humanos. Lo supe por la contextura de sus pies.

Trilogía mañana 2 (REBELIÓN)Where stories live. Discover now