CAPÍTULO 25

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—Sargentos —les saludé sin mirarlos, no me sentía capaz de mirar a Ofir a los ojos—.  Tomen asiento, necesito hablar con ustedes.

—Señorita vicepresidenta —contestó Ian—. Estamos atentos a sus órdenes.

Por lo visto ya todos sabían de mi nombramiento.

Los chicos se sentaron frente a mí. Ofir traía una caja de cartón que coloco en el suelo, me pregunte que contendría. Mis ojos se cruzaron con los tuyos y tuve que tragar saliva. Ojala Ian no estuviera allí; así yo había podido correr a sus brazos.

Isi, tranquila.

Con las manos temblándome saque uno de los papeles que tenía en mi mesilla. Ese documento contenía un listado de nombres, eran todos los jóvenes que tenían menos de 20 años; entre hombres y mujeres.

—Este es el listado de soldados que integran el escuadrón número 19, son 95 personas entre los 18 y los 20 años, hombres y mujeres —hice una pausa, Ofir se dedicaba a estudiar mi rostro—. Yo quiero que ustedes los entrenen, entre los dos serán los encargados de que este escuadrón en 20 días este listo para la guerra.

—¡Diablos! —maldijo Ian removiéndose en su silla—, ¿Cómo cree que vamos a hacer eso?

—Se que suena difícil pero también se que lo pueden hacer, confío ciegamente en las capacidades que cada uno tiene —replique mirándolos, ellos se encontraban un tanto confundidos—. Solo deben enseñarles lo que ustedes ya saben. Estuvieron afuera conmigo, sobrevivieron y volvieron, y de verdad muchachos los necesito en esto. Tampoco voy a imponérselos, si no lo quieren hacer lo entiendo.

—No es eso Isi —replicó Ofir, mirándome a los ojos—. Es que no queremos fallarte y que las cosas salgan mal.

El nunca podría fallarme.

—No van a salir mal y si ustedes están al frente mucho menos —repuse, ellos eran bastantes buenos, sus calificaciones no mentían—. Este escuadrón es uno de los más importantes. Yo confío en muy pocas personas y ustedes están entre ellas.

—Si, lo haremos —espetó Ian con alegría—, sólo espero que haya una muy buena recompensa por esto —Ofir lo miro de reojo—. Tranquilo hermano sabes que estoy bromeando —comentó el muchacho entre risas.

—A ver muchachos colóquense de pie —indiqué.

Saqué dos estrellas de color plateado de uno de mis cajones. Los muchachos se colocaron de pie, empecé con Ian.

—Esta estrella te acredita como un coronel de la nueva Tierra, una más y serás un general.

—Guau —comentó el chico mirando con estupefacción el adorno—, ¡Esta cool!

Coloque la estrella en el pecho de Ofir. El se mostró un poco intranquilo por mi cercanía supongo que se sentía incómodo. Sus ojos bajaron hacia mi y una sonrisa iluminó su rostro.

Acaricié con cuidado su pecho, por encima del uniforme podía notar la firmeza de su cuerpo. Empecé a sentir los latidos de si corazón bajo la palma de mi mano.

—¡Estoy aquí! —informó Ian moviendo una de sus manos.

Me incorporé rápidamente sintiendo que me ardían las mejillas.

—Tienen que ir con el teniente Laos el les dará sus nuevas tiendas y los presentarán con el escuadrón que van a dirigir.

—Gracias Isi por tenerme presente para algo tan importante —dijo Ian, el se merecía ese reconocimiento—. Jamás voy a olvidar lo que has hecho por mi.

—Yo soy la que debo decir eso.
Jamás se me va a olvidar que me salvaron la vida en mas de una ocasión. Estaré agradecida con ustedes por siempre —agregue volviendo a mi silla.

Trilogía mañana 2 (REBELIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora