Capítulo 4: Renacidos Sin Cobardía.

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Velimir guardó silencio. Respiró hondo y exhaló. Bajó la mirada, abrió el libro y pasó las páginas hasta detenerse en una en específico.

—"Sé paciente y duro" —recitó—. "Algún día, ese dolor te será útil" —cerró el libro y clavó su mirada en Zizek—. Tú y yo representamos esos polos opuestos —se puso una mano en el pecho—. Yo soy la paciencia —señaló a Zizek con la misma mano—. Tú la dureza. Y ambos cargamos con el mismo tipo de dolor.

—Un dolor que no pienso seguir tolerando —agravió Zizek, negando con la cabeza—. Hemos sido pisoteado lo suficiente como para no seguir soportándolo más. La OTAN, los Siprokroski, jodidos Kaijus... —golpeteó la mesa con un dedo— Este es nuestro momento de lanzar una contraofensiva. La Reina Valquiria esa está ocupada con asuntos más importantes que unas regiones a cientos de kilómetros de su jurisprudencia.

—Le importó lo bastante como para enviar a sus Pretorianos a un Reino Divino —indicó Velimir.

—Y gracias a los Dioses (nunca mejor dicho), ahora están totalmente restringidos.

—¿Qué te hace creer que este es nuestro gran momento, mmmm? —la voz de Velimir se acrecentó, sonando como un trueno en toda la estancia— ¿Qué te hace pensar que esta será la oportunidad donde nosotros ganaremos? La última batalla perdida fue contra los Siprokroski, y perdimos a nuestro mayor cófrade —movió los dedos de su mano derecha, haciendo rechinar sus piezas metálicas internas.

—Y ellos ahora están teniendo desvaríos a nivel geopolítico. Solo mira las protestas en Neo-Pristina con respecto a las comarcas de Ugljanin y de Zoric la Raion Kosovo, las poblaciones de ambas clamando ser serbias.

—La historia se repite de nuevo —cantó Vitomir, sonriendo y ladeando la cabeza—. Lo mismo va para las comarcas Ferida y Trovasan, ambas clamando ser Albanas. Es cuestión de tiempo de que la Raion Kosovo se quede sin territorio por tanto nacionalismo agravado.

—Y los Siprokroski no pueden controlarlo —Zizek sonrió de oreja a oreja—. No como pensaron que lo hicieron acabada la Tercera Guerra Mundial.

—¿Tienes acaso los recursos para poder enfrentarlos? —preguntó Velimir, colocando el libro sobre el escritorio— ¿Para armar esa "gran guerra"?

—Aún conservo todo el armamento y equipo militar legado por el Cartel de los Coyotl antes de su caída ante los Pretorianos —explicó Zizek, encorvándose y apoyando las manos sobre las fundas de su chaleco—. Tú, por otro lado, tienes el negocio negro del narcotráfico más grande, superando por mucho al de los Albanos. Eso, y que tenemos alienado al presidente para enzarzar y hacer renacer el nacionalismo serbio en la población.

—Existe todavía el problemón con la unión de las mafias —gruñó Velimir, frunciendo el ceño—. Si entramos en guerra contra los Siprokroski, significa una batalla sin cuartel contra las demás mafias que quieran parte del pastel. Ello también incluye a sus grupos paramilitares afianzados. Y ahí lo tienes, otra Tercera Guerra Mundial en nuestras manos. ¿Cómo piensas unirlos a todos en una "mafia balcánica"?

—Aaah, a eso te respondo fácil, Don Velimir —Zizek se inclinó hacia delante—. La Gran Subasta de Tirana.

—No —se negó Velimir al instante.

—¿Por qué no? ¡Dame una razón!

—¡Te daré tres! —Velimir fue alzando tres dedos a medida que hablaba— Número uno: habrá albanos. Número dos: habrá bosnios. ¡Y número tres: hasta los malditos rusos se molestarán en asistir!

—¡Y ese es el punto de la subasta! Allí se reunirán las cabezas de mafiosos más grandes de cada Raion para parlamentar mientras se hace compraventa de los productos más valiosos de las fortunas de las mafias. No serán solamente productos militares los que se subastaran, sino también joyerías, ciberwares, tecnologías Neo-Eslavas robados de bases militares, ¡y hasta productos exóticos que pertenecieron a la 'Ndrangheta!

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWhere stories live. Discover now