Interludios: El Flash de Helio

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ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

|◁ II ▷|

Palacio de Gainsborough

A la mañana siguiente

Nueva Camelot era despertada aquella mañana con vividas y orondas nubes moradas que pintaban el firmamento como un cuadro impresionista. Y donde otrora los alrededores de la plaza adoquinada de Gainsborough, separada por altas verjas condecoradas con veletes de dragones, estaban vacías durante la noche... Ahora se hallaban atiborradas de pudientes ciudadanos Camelotinenses.

Allí no alcanzaba el Estigma de Lucífugo. No solo por ser una de las tierras más australes y equidistantes a la centrada Civitas Magna, sino también por los intrincados y complejos mecanismos mágicos que creaban enormes paneles de cristales, invisibles al ojo humano y elevados a kilómetros de distancia con respecto al suelo y los cuales eran llamados "espejos energéticos". Aquellas cuasi-membranas, flotando en suspensión constante en el enigmático cielo morado, captaban y reemitían las ráfagas de luz visible y las radiaciones del Estigma de Lucífugo, devolviéndolas por donde vinieron, aligerando su carga energética y bloqueando a su vez su visión óptica de las lentes oculares de todos los pobladores de Nueva Camelot y demás gente de los alrededores de la ciudad medieval.

Sin embargo, los remanentes de fotones obscuros que conseguían atravesar las barreras cuasi-membranosas se mezclaban con los gases dispersados del firmamento, mezcla de componentes químicos y gases nobles de maná que surgían como regurgiteos de los vehículos que era impulsados por este combustible, así como las industrias con sus torres de refrigerio con arquitecturas de atalayas medievales y colosales. Esto proporcionaba al cielo de su tonalidad morada-violácea, de tintes azules que de cuando en cuando aparecían y desaparecían como esquirlas. Esto no era en sí intrínsecamente malo para la atmósfera de Nueva Camelot, más allá de unas cuantas zonas donde la radiación se acumulaba hasta niveles altos de peligrosidad. Simplemente proporcionaba una biosfera única y exótica de sempiternas nieblas y vastos bosques encharcados.

Pero aún con todo, y con un nuevo ambiente acompañado de su tarea como profesora para proseguir con las formalidades de esta expedición de Valar Rahelis... Relanya Elaneiros seguía irresponsablemente durmiéndose hasta tarde.

Tenía un libro pegado a la cara, el brazo izquierdo extendido fuera de la cama y las piernas separadas de formas irregulares. Las sabanas estaban tan desordenadas que parecía como si niños hubiesen revoloteado sobre ella. Tenía puesta un pijama sin mangas y que apenas le llegaba hasta las rodillas. Pisadas resonaron sobre la madera en dirección hasta su cama. Alguien le removió el libro de la cara, y Relanya frunció el ceño cuando los rayos mañaneros le pegaron en la cara.

Frigia la Croix tenía la preocupación enervante dibujada en sus adolescentes facciones y sus intranquilos ojos morados.

—¡Profesora Relanya! ¡Despiértese, por favor! ¡Que la están llamando para la excursión!

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Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt