Capítulo 3: Cuatro Días Perdidos

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┏━°⌜ 赤い糸 ⌟°━┓

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ᴠᴏʟᴜᴍᴇ : ▮▮▮▮▮▮▯▯▯

|◁ II ▷|

Capital Real, Asgard

Palacio de Helgafell

A día de hoy, Brunhilde Freyadóttir se seguía preguntando si hizo lo correcto en dejar que Publio Cornelio comandará a sus pretorianos a derrocar el gobierno tirano de Omecíhuatl.

Por su cabeza no paraba de rondar y rondar la angustiante noticia del veredicto final que dieron los Ministros de la Cámara de Representantes Divinos a las acciones de Publio Cornelio, Nikola Tesla y Sirius Asterigemenos, las cuales consideraban una afrenta a la cual castigar severamente. Brunhilde se la pasó los siguientes once meses peleando contra los dioses en estas batallas judiciales; muchas de ellas las perdió miserablemente, y otras pudo al menos aprovechar los vacíos legales con los cuales los dioses cargaban sus denuncias contra sus soldados, y contra ella misma.

Ya que no sólo fue una guerra judicial con la cual cortarle las alas y desligar a sus Pretorianos de ella, sino también fue una oportunidad que los dioses tomaron para hundirla moralmente y hacer que abandonase la vanguardia con la cual dirigía al Torneo del Ragnarök.

Durante las incontables sesiones llevadas en las tribunas divinas, sesiones que ahora se conocen como los "Juicios de Aztlán", trataron de colar el tema del Ragnarök y de como la impunidad de su título como Reina Valquiria ha infestado de barbarie, irrespeto y belicosidad a los humanos que han sido traídos de la tierra a los Nueve Reinos, durante el Gran Arrebatamiento. La acusaron de criminal de guerra, de tirana al mismo nivel que Omecíhuatl, de ser una infeliz que envía a sus hermanas a morir... Todo con tal de hundirla, a ella y a su mundo, y hacer que el resto de la sociedad la odiara igual que los aztecas odiaron a la otrora Suprema Azteca.

No salió impune de aquellos juicios. La brutalidad de los dioses no le permitió, ni a ella ni a los involucrados, salir de allí en una sola pieza. Como castigo, fueron sancionados económicamente, suspendido sus ejercicios militares en otros reinos con la excepción de Asgard y Roma Invicta en favor de Odín Borson y Rómulo Quirinus (seguía sorprendida como este último seguía aceptando la presencia de Pretorianos en su reino), sufridos a los agravios del resto de la población de dioses, quienes seguían ignorando las atrocidades que cometió Omecíhuatl. Por un instante, Brunhilde tuvo el corazón en la garganta al ver como la Cámara de Representantes Divinos exigía a Odín que aboliera el Torneo del Ragnarök por el agravio de los Pretorianos, y que así se pusiera fin de una vez por todas a la humanidad.

Sea porque quería ver como jugaba con ella o por hacerle ver que tenía el futuro a su favor, Odín Borson revocó todas las iniciativas de los miembros de la Cámara de Representantes Divinos al decir:

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin