La luz tras la Ventana

🍁Prólogo Koky [II]🍁

Tim era 1 año mayor que yo, era de contextura media para sus 12 años. Cuando comenzaron los gritos que se escuchaban desde la sala, reconocimos la voz de papá, Tim intentó mantener la puerta cerrada para no dejarme salir, pero luego, oímos algo que golpeó la pared con fuerza, abrió la puerta y salimos corriendo, teníamos miedo de encontrarnos con lo peor. Tim se interpuso entre mamá y papá, yo corrí hasta posicionarme detrás de mamá, no sabía que era lo que pasaba exactamente, pero no iba a soltar el brazo de mi madre para averiguarlo.

Sentí un escalofrío en el cuerpo y levanté la mirada, vi los ojos oscuros de papá mirándome fijamente, cargaba una ira que no había visto nunca. Sabía que era una señal de que debía haberme quedado callado, pero ya estaba echo, así que con vergüenza y arrepentimiento, bajé inmediatamente la mirada.

Recuerdo que mis oídos se volvieron a tapar, no podía escuchar nada, solo veía como todos abrían la boca con rabia, Tim no se movía del medio. 

Ver como mi padre le gritaba con fuerza a mamá, provocó que apretara mis ojos, no los quería abrir. No sé cuánto tiempo pasó, pero volví a la realidad cuando sentí que alguien jalaba mi brazo. Levanté la mirada y vi a Tim tirando de mí para llevarme con él, ya no veía a nuestra madre ahí y papá estaba sentado en el sofá. Tim me llevó a la calle, ahí abrió la puerta del coche para que me subiera, él dio la vuelta para subir por el otro lado, a los segundos, entró nuestra madre con un bolso de mano.

Nadie dijo nada, solo veía como los ojos de Tim cambiaban de color, sus ojos son como los de mamá, entonces verlos llenarse de lágrimas hacía que el azul sobresalga. Por el espejo retrovisor vi como mamá se limpiaba la cara y manejaba por las calles, como si nada hubiera pasado. Estuvimos así por 15 minutos, hasta que paramos a cargar combustible.

— Iremos donde tía Rosy, ella nos invitó a quedarnos unos días — por fin dijo algo nuestra madre, intentando mostrar su mejor sonrisa, ella era hermosa, solo que, con sus ojos hinchados era imposible fijarse en su sonrisa.

— No necesitamos nuestras cosas — dije, solo para hacerla sentir mejor.

— Más tarde, irá alguien a buscar nuestras cosas — encendió una vez más el motor para seguir nuestro viaje.

En ese momento sabía a lo que se refería, sabía que no volveríamos más a esa casa.

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Pasaron 4 años desde que llegamos a la casa de la tía Rosy, ella es hermana de mamá y vive sola, no tuvo hijos y su casa era enorme, pero este día nos mudaríamos. A mamá la transfirieron en su trabajo y ella creía que era un buen inicio para nosotros, gracias a ella nunca nos faltó nada, incluso a veces sentía pena por ella, porque solo pensaba en nuestro bienestar.

Desde el día que se separaron nuestros padres, Tim se volvió más callado, tímido, no jugaba con nadie que no fuera yo, pero, no porque no pudiera hacer amigos ni conversar como antes, sino porque estaba alerta observando todas las señales de peligro, sabía que se había vuelto muy sobreprotector de mamá y de mí.

Bueno, en cuanto a mí, luego de ese episodio, no dormí por 3 días, estaba todas las noches recordando lo que había pasado, recordaba cada centímetro que vieron mis ojos, recordaba que el ascensor tenía una línea marcada junto a las teclas, echa con algo duro, tal vez una llave o un fierro pequeño. Recordaba que en la oficina de papá, había una esquina de la alfombra gris que estaba algo levantada, recordaba que en uno de los cajones del escritorio de la Srta. Kim había 3 labiales rojos y un pintauñas plateado, recordaba que el dulce que se me calló de la boca era sabor uva. Pasé así 3 días, hasta que una noche Timin entró en mi habitación, me vio sentado en la oscuridad y le dijo a mamá. 

Me llevaron donde un psiquiatra que me recetó medicamentos para dormir, además de iniciar terapia con psicólogo, la cual había completado. La verdad era que los medicamentos los había dejado de tomar, porque sentía que perdía la sensibilidad de mis brazos y piernas, era una sensación de tener hilos de extremidades, solo se doblaban, así que luego de tomarlos por 1 semana, le dije a mamá que no las necesitaba más porque podía dormir de maravilla, ella no me creyó del todo, por eso mantiene los medicamentos guardados en caso de que los necesite. Ella tenía razón, 1 vez a la semana el cansancio me ganaba y dormía, pero nadie lo notaba, ya que cerraba los ojos cuando sentía que alguien se acercaba. Había intentado de todo para dormir, pero mi cerebro seguía alerta, aunque acostado en la cama, mi cuerpo descansaba engañado.

Hoy nos iriamos a nuestra nueva casa. La tía Rosy nos había dado bocadillos para el viaje y el camión de la mudanza iba detrás de nosotros. Sabía que no habrían cambios, pero esa vez, por lo menos, llevaba mis cosas. Logré empacar mi ropa, mis libros, mis pinturas y mis juegos.

 Intenté vestirme lo más cómodo posible, ya que el viaje era de 3 horas según mamá. Me vestí con un pantalón negro apretado, estaba rasgado en las rodillas, me coloqué mi sudadera negra con capucha para tapar mi cabello, no era la gran cosa, pero me acostumbré a estar tapado en todo momento. Mi cabello era de color negro liso, un poco largo arriba pero corto a los lados.

En cambio, Tim se dejó crecer su cabello, él tenía el cabello rubio liso como mamá, no tenía melena ni nada de ese estilo, pero si algo largo para un niño de 16 años según la tía Rosy, vestía un jogger gris, sus zapatillas con aire y una sudadera color celeste una o dos tallas más grande que él.

Mañana sería nuestro primer día de escuela, aunque las clases habían comenzado hace 1 semana, mamá hizo lo que pudo para conseguir una casa lo antes posible.

El prólogo lo dividí en 2 partes, ya que era largo.🐙

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