Capítulo 24

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Narra John:

Hoy me he despertado con ella, esta enfadada, disgustada y cabreada, sé que tengo que trabajar en ello, pero aún así, empezar el día y saber que está a salvo conmigo hace esta mañana mil veces mejor que las anteriores.

Busco entre los cajones de la casa algún tipo de material con el que pueda vendar su muñeca, ha estado toda la noche envolviéndola con su otra mano y quejándose en sueños. Probablemente tendría que despertarla y llevarla a algún médico, o por lo menos darle algo de hielo para su golpe en la cabeza, pero no quiero que despierte, me gusta verla así de tranquila, aunque sólo sea temporal, de todas formas ni siquiera ha salido el Sol...

Tras un buen rato buscando encuentro una especie de pañuelo que podría servir y cinta aislante. Lo doblo con cuidado tras sacudirlo de forma que quede como una tira que de pueda envolver.

Vuelvo a la habitación, donde Shana sigue en la misma posición que cuando me fui, con cuidado alcanzo su muñeca y la poso sobre el intento de venda, fácilmente la envuelvo alrededor firmemente y la fijo con cinta aislante.

Gruñe varias veces pero no despierta, no puedo evitar sonreír, es una marmota.

Barajo la posibilidad de volverme a tumbar junto a ella, pero no podría volver a dormir, y no quiero ver su gruñona actitud cuando despierte, posiblemente me grite un par de cosas, llore, y me obligue a llevarla a su casa y prometerle no volver a aparecer en su vida... Cuanto mas posponga esto, mejor.

Bajo las escaleras y salgo por la parte de atrás de la casa, mi zona preferida, la madera que cubre el suelo que llega hasta el inicio del pequeño lago, la vieja barca sigue atada allí, medio a flote medio hundida, tengo que considerar tirarla, o por lo menos sacarla de allí.

Me quito la ropa y no lo pienso dos veces antes de tirarme de un salto al agua.

Tan fría como recordaba, el agua no tarda en espabilarme del todo. Casi rozo la felicidad mientras nado sin parar y el fantasma de la risa de mi hermana se cuela a mi lado.

El sol empieza a salir, sus rayos se deslizan por las ramas de los árboles y llegan al lago, donde lo ilumina en pequeños trazos. Solo se escucha la suave brisa y el sonido de algun ave a lo lejos. Siento como los músculos de mi espalda se destensan y me siento libre para relajarme.

Después de largos minutos flotando en el agua, decido despertar de mi burbuja y salir a ver a mi bella durmiente, quien sorprendentemente aparece apoyada en la madera que forma el pequeño muelle, con sus piernas colgando y pies sumergidos en el agua. Me observa. Con cautela nado hasta donde ella y me sostengo de un tablón que sobresale.
Después de unos segundos en silencio, donde nadie dice nada le pregunto si se encuentra bien, a lo que ella contesta con un movimiento de cabeza. ¿No piensa hablarme?

Bufó internamente y subo al muelle impulsándome con los brazos, cuando lo consigo me doy cuenta que sigo desnudo y automáticamente miro hacia Shana, quien de repente se ha sonrojado muy notablemente y mira a sus manos. Río y me callo cualquier tipo de broma muy a mi pesar y escucho un ligero "idiota" de su parte mientras llego hasta donde deje la ropa.

"¿Cómo sabías que estaba aquí?" Pregunto mientras me visto dandole la espalda.

"Bueno..." Vacila.

"¿Sí?" La aliento.

"No lo sabía, solo que..." Suspira. "Te estuve buscando, pensaba que te habías ido, y esa casa es tenebrosa cuando estas tú sola." Murmura con vergüenza.

"Siento haberme ido." No puedo evitar alegrarme un poco de que me haya buscado, aunque no es nada para entusiasmarse , ya que no tiene ninguna otra opción para salir de aquí que no sea yo y mi moto. "Debes de tener hambre, vamos, te llevo a desayunar." Ofrezco mientras se levanta y me encara, se que va a poner pegas, pero la voy a llevar de todos modos.

AléjateWhere stories live. Discover now