38 Un arriesgado plan

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 En cuestión de tiempo, los tres grupos de la cueva Langri-La se encontraron frente a frente, justo en la desembocadura hacia las sectas Nie y Lanling-Jin

—¡Sizhui! – se alegró Jingyi, quien fue el primero en abrazar a su amigo, sin percatarse que sostenía a los niños.

—Me alegra verte a salvo, Jingyi – expresó con alivio y verdadera alegría, estando verdaderamente aliviado de ver a su amigo, con heridas menores. Bajo a los dos niños que sostenía en brazos, quienes corrieron al encuentro de los conejos de Gusu, Xin y YanLi.

—¡A-Huang y A-Qing también están aquí! – exclamó Xin, contento por ver a ambos niños a salvo, abrazándose, en señal de apoyo.

—Sun Mei, me alegra ver que estas a salvo – comentó Xiao Ju, acercándose a la sanadora de Gusu.

—Me alegra ver que todos se encuentran bien, pero... ¿Qué haremos ahora? – preguntó Romen, mirando a todos los presentes.

—La pregunta ofende – declaró Jingyi – los adolescentes y algunas mujeres se quedarán con los niños aquí, el resto iremos a salvar a los líderes de secta – dijo, mirando a todos.

—Lamento diferir de tus planes, Jingyi, pero apenas somos una veintena de personas, no creo que podamos hacer frente a todo un ejército de hombres – comentó Sizhui, mirando a los pequeños grupos de personas – sin contar que las mujeres y los niños forman parte de este pequeño grupo, haciéndolo aún más reducido de tamaño – acotó, sin saber que más decir

—¿Tienes algún plan mejor? – comentó Jingyi, ciertamente cansado de caminar cerca de cientos de sichen.

—No, pero contamos con hábiles arqueros – dijo, mirando a los discípulos de LanLing Jin y a Liu Liang – con hombres y mujeres con liderazgo – dijo, mirando a los discípulos de Gusu y a Yao Ming – A hombres y mujeres con habilidades excepcionales – miró al grupo de Xiao Ju, Sun Mei y Romen – y un grupo de niños con mucha creatividad, algo bueno podremos hacer con semejante grupo, ¿no crees? – sonrió con suavidad, animando al grupo, en un intento de ver lo positivo de la situación.

—Es cierto, Shinoa, ¿tienes mi bolsa? – preguntó Xiao Ju, mirando a la adolescente

—Sí, la protegí de los perseguidores – mencionó, entregándole una bolsa de manta

—Gracias a dianxia – exclamó, contenta, abrazando a la chica, acercando sus pechos en el rostro de la chica, la cual se sonrojo por dicha cercanía, siendo esta por breves minutos –bien, tenemos suficiente polvo de mandrágora, al menos para hacer alucinar a un grupo de guardias el tiempo suficiente para que se vuelvan locos por tres varillas de incienso – comentó Xiao Ju, mostrando un frasco lleno de un polvo rojo – solo basta espolvorearlo o combinarlo con agua sobre los guardias vigilantes y solito hará su efecto – contó, divertida por hacer una travesura y ayudar a su secta.

—Bien, una vez que los guardias estén...eh, vueltos locos, nos infiltraremos a la secta y buscaremos a los líderes, es probable que estén en los calabozos o en alguna habitación acondicionada para prisioneros de guerra en el segundo piso o el campo de entrenamiento, podríamos dividirnos en grupos de tres personas.

—Lo ideal sería que todos los guardias que custodian el lugar sean sacados de ahí – comentó Yao Ming, interviniendo en el plan del líder Jin y el futuro líder de Gusu – necesitamos distraerlos para que sean los menos guardias que queden dentro y podamos combatirlos – aseguró ella, desviando su mirada hacia los niños y el par de adolescentes, llegando a ella una idea – joven maestro Jingyi, ¿Cuál era el objetivo de los atacantes de la secta Zhao? – quiso saber Yao Ming al escuchar como los otros dos grupos habían llegado hasta ese túnel.

En el Hanshi (Xicheng)Where stories live. Discover now