33 Memorias del futuro pasado

512 50 9
                                    

En cuanto Yao Ming recuperó la conciencia, después de dos senchi de haberse desmayado por tener visiones de una vida llena de dolor y ver todo con suma nitidez, lo primero que hizo fue mirar su reflejo, dándose cuenta de la realidad que vivía.

Su reflejo le devolvió la mirada, admirando el color azul del cielo en sus ojos. Dicho azul que fue arrebatado por las llamas, en pos de salvar a quien ella consideraba su amiga y amor sincero, obligándola a vivir en perpetua oscuridad, acudiendo a ella un recuerdo.

<<Después de quedar ciega, el líder de Meishan, Yu Leilei la expulsó de Meishan Yu, obligándola a vagar por pueblos cercanos al territorio de Yunmeng, buscando algún trabajo que pudiera desempeñar para poder comer y ganar algo de dinero.

Yao Ming no tenía familia, ni un hogar al cual volver, siendo adoptada por la secta Yu, pero negándose a adoptar el apellido de la segunda dama Yu, quien la mantuvo a buen resguardo y cuido de ella. Al quedar ciega, no servía ni siquiera como sirvienta, por lo que fue expulsada del clan al no ser de utilidad para la secta, considerándola una carga.

Yao Ming no chistó ni reclamó, sólo acepto su destino y se alejó. Sumamente preocupada por lo que le depararía el futuro y con el pasar de los días, llegó a las afueras de Yunmeng Jiang, con hambre y las pocas pertenencias que llevaba, ya que gente abusiva se había aprovechado de ella queriendo ayudarla al ver que no sabía andar muy bien por el camino empedrado debido a su falta de visión, robando lo poco que llevaba encima.

Yao Ming se sentó en el suelo, rememorando una y otra vez lo ocurrido, llenándose de pensamientos fatalistas y sentimientos llenos de falsa autocompasión y desesperación hacia su persona, sintiéndose sola, llorando amargamente y lamentándose internamente por no saber qué hacer ante una situación como aquella.

Hola, ¿estas bien? – pregunto una suave y cantarina voz, sintiéndola cerca, estirando su mano, queriendo saber a qué distancia se encontraba.

—Sí – respondió, limpiándose las lágrimas con rudeza y torpeza, levantándose con rapidez, tropezando al dar el primer paso, pero continúo andando, dando pasos cortos, tanteando terreno.

—¿Cómo te llamas? – preguntó, viéndola caminar de modo gracioso, tomándola del brazo, halándola hacia ella – Si sigues por ahí, te caerás al río – comentó la mujer con voz cantarina, escuchándose comprensiva – Me llamo Xiao Ju, soy la aprendiz de sanadora de Yunmeng Jiang, encantada en conocerte – se presentó, encaminando a Yao Ming hacia un suelo más firme y sin salientes.

—Yao Ming, de Meishan... bueno, me expulsaron de la secta, así que... no tengo un lugar donde quedarme – contó, sintiéndose vulnerable al dar información a una extraña.

—Ya veo, entonces eres una especie de viajera, bien, te llevare conmigo, ¿has comido algo?, debes tener hambre – dijo, y a Yao Ming le pareció que la mujer era un cálido rayo de sol en el verano, sonriendo aliviada por haber sido ayudada>>

De vuelta al tiempo presente, Yao Ming dejo el espejo a un lado, se levantó con prontitud, ato su cabello en una coleta alta con una cinta azul y se apresuró a vestir el uniforme de Yunmeng, aprovechando que Xiao Ju no se encontraba cerca o podría tener otra larga y horrible pesadilla.

Una vez lista, notó el par de zapatillas bajas color lila. Yao Ming vaciló al verlas, encontrando una nota de Liu Liang, la cual le obsequiaba las zapatillas. Se las colocó sin pensarlo mucho y se sintió extraña, caminando unos cuantos pasos con cierta dificultad, logrando llegar a la puerta, deslizándola por completo, teniendo ante ella el cómo se veía la secta realmente, estando maravillada con las imágenes que por primera vez en mucho tiempo volvían a formarse ante sus ojos. Giro su cabeza en repetidas ocasiones, mirando a través del pasillo, viendo a una figura con un hanfu rosa aproximarse de frente.

En el Hanshi (Xicheng)Where stories live. Discover now