Capitulo 18

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En la noche, la desesperación susurra su triste canción, Entre sombras y dudas, se oculta mi razón. En el alma perdida, la esperanza pide perdón

. . .

En este abismo de tristeza, ni las sombras pueden darme consuelo. Me siento tan exsausta, tan agotada de todo, hasta el punto de que desearía que esa puñalada en el corazón me hubiera mandado directamente al infierno en vez de a una novela de fantasía que terminó siendo más tortuosa que el mismísimo séptimo círculo. Añoraba tanto a las personas que me amaron en mi primera vida y que no dudarían en entrar por la puerta de esa habitación para preguntarme cómo me siento y darme un enorme abrazo. Me dirían que todo estaría bien, que siempre hay una luz al final del túnel.

"y si no la hay, conviertete en ella Elena. Tu sola eres capaz de alumbrar el espacio mas oscuro"

Recuerdo esas palabras mientras observo mi reflejo en el espejo. Sabía que no merecía ni la más mínima compasión, porque lastimé a alguien que verdaderamente me quería. Mis ojos, surcados de lágrimas, están inyectados en sangre, resaltando aún más mis ojeras. Me veía tan demacrada, tan miserable; quería volver a morir. Después de todo, Athanasia no me necesitaba, nunca me necesitó. Claude me dio ese golpe de realidad, recordándome lo que más temía: que no podía proteger a nadie, ni siquiera a mí misma.

Fue entonces cuando noté algo extraño en mi reflejo. Juraría que vi a alguien detrás de mí, pero la imagen se desvaneció en un instante. Intenté no darle importancia, estaba demasiado ocupada revolcandome en mi mierda. Después de todo, ese mismo espejo podía hablar y llevarme a cualquier lugar con solo pasar a través de él; tal vez podía ser una ilusión para distraerme, si es que un espejo puede sentir empatía. Pero rápidamente me di cuenta de que no era así cuando vi que, de la nada, el vidrio se fisuraba.

No entendía si mis emociones habían provocado que mi mana hiciera eso. Intenté tocar la fisura, pero al acercar mi mano, esta se hizo más y más grande. Mientras las rupturas se extendían, comenzaron a brillar y a mostrar imágenes aleatorias como si se hubieran descompuesto. Retrocedí un poco, expectante y consternada, y después de un minuto de tensión, el espejo estalló en mil pedazos en una ola expansiva de luz.

Durante seis interminables minutos, mi mundo se redujo a un blanco sólido, una cegadora luz que gradualmente comenzó a disiparse. Me encontré inmersa en un inmenso vacío negro, donde ni siquiera pude distinguir mi propio cuerpo. Por un instante, dudé de su existencia, ya que era incapaz de emitir sonido y me sentía tan dispersa como si yo misma fuera la oscuridad que me rodeaba.

Después de unos momentos a la deriva, finalmente se manifestó ante mí. Aquella figura tenía mi propio rostro, o más bien, el rostro de Leonor.

_ que triste inicio para un final tan absurdo 

Las palabras que pronunció habrían enviado escalofríos por todo mi ser, si aún tuviera cuerpo. Era, sin lugar a dudas, ella: la auténtica Leonor, la bruja más grande de todos los tiempos, cuyo cuerpo poseí sin consentimiento. Su presencia irradiaba una magnificencia aún mayor de lo que había imaginado, y su porte transmitía una paz instantánea. Me atrevo a imaginar que así debe sentirse conocer a un ángel.

_  Te brindé una oportunidad única, porque estaba cansada de ser un personaje invisible en mi propia historia. Pero creo que olvidé tener en cuenta tu inmadurez

Las palabras me golpearon como si les debiera dinero. Me sentí completamente incrédula ante su impacto, pero ella continuó hablando sin cesar.

_ hiciste mal todo lo que podias hacer mal, y ademas te enamoraste de dos hombres. Pero no te juzgare por eso ya que no voy a opinar sobre algo que no entiedo

En ese instante, recordé a Lucas y sus palabras sobre cómo los magos debían renunciar al amor para alcanzar el poder. Nunca había considerado que, tal vez, para las brujas era lo mismo. Empecé a cuestionarme si, al igual que Lucas, ella nunca había tenido a alguien que la amara.

_ voy a tener que intervenir, si no esto no llegara a ningun lado. Asi que no te pongas ansiosa, que esto va para largo

Me advirtió mientras se remangaba la túnica y se recogía el pelo. Fue en ese momento cuando concentré todas mis energías y esfuerzos para poder dirigirme a ella.

_ ¿por que me has elegido a mi?

Finalmente pregunté, y no pude evitar sorprenderme por el timbre de mi voz; resonaba como un eco distante, un susurro perdido en el inmenso vacío. Ella no respondió de inmediato; se quedó pensando hasta que finalmente encontró una respuesta para mí

_ Fuiste la primera que se me atraveso 

No me esperaba esa respuesta y sin duda me dolio un poco pero tenia cosas mas importantes de que preocuparme

_ No eres lo que necesito . . . Aun

. . .

El sonido de sus tacones resonó en la penumbra de la noche, mientras recorría los pasillos del palacio iluminados apenas por una lámpara de aceite. La oscuridad era tan densa que resultaba fácil perderse. La joven de cabellos azabache lucía un vestido color miel, resaltando su piel morena. Con mangas de pernil y un escote que dejaba entrever los hombros y parte del pecho, las largas faldas estaban adornadas con intrincados bordados del color de la melaza.

Aunque aparentaba calma, no lograba ocultar su gesto de angustia. Desde la llegada del emisario de Anatolia, hace dos días, Leonor no había salido de sus aposentos. Nadie conocía el motivo de su confinamiento, pero era deber de la joven asegurarse de que su señora estuviera bien, saludable y alimentada.

Al doblar la última esquina, se encontró de frente con la puerta de la habitación de su señora. Tocó tres veces de forma rítmica, confiando en que su señora reconocería su solicitud de entrada. Sin embargo, al no recibir respuesta después de unos minutos, los nervios de la joven se crisparon. Su señora siempre permitía su entrada o, en su defecto, pedía con dulzura que la dejaran sola, pero nunca se quedaba en silencio. ¿Se habría quedado dormida?

_ Señora, disculpe la interrupción, pero vengo a revisar si esta bién

Con la voz más suave que pudo, le habló, pero aún así, no recibió respuesta. Se convenció de que algo no estaba bien.

_ Señora, ¿se encuentra bién?, Soy Marianne

Un absoluto silencio reinaba. En ese momento, decidió tomar una medida que posiblemente tendría repercusiones, pero no le importaba con tal de verificar que su señora estaba bien.

_ Señora, voy a entraron

Tomó el picaporte con delicadeza, girándolo suavemente antes de empujar la puerta, que emitió un chirrido escalofriante al abrirse. Desde el umbral, la vio. Su señora estaba tendida en el suelo junto a su tocador, completamente inconsciente, con sus cabellos plateados esparcidos a su alrededor. Todo parecía en orden, nada estaba fuera de lugar. Marianne se horrorizó y corrió hacia ella, la levantó en brazos y trató de despertarla con palmadas en el rostro y las manos, pero no respondía.

_ ¡Mi señora!, ¡Mi señora!, ¿que le sucedió, responda por favor

Pedía desesperadamente, con el corazón latiéndole con fuerza. ¿Qué había sucedido? ¿Alguien la había atacado? ¿Acaso había intentado quitarse la vida? Nada tenía sentido. Debió haber venido antes.

_ ¡Guardias, alguien. Ayudenme por favor!

Gritó, sosteniendo a Leonor en sus brazos. No mostraba señales de vida; de no ser por su respiración, parecería muerta. Los guardias irrumpieron en la habitación y ayudaron a Marianne. Levantaron a Leonor y la llevaron corriendo a un médico, pues todos los magos habían partido a Anatolia. El escándalo se extendió por todo el Zafiro, llenando de temor a todos los presentes por la vida de la maga.

_ ¡Ve al Garet!, Avisale al emperador que Lady Leonor ha intentando acabar con su vida

Marianne pidió a un guardia que estaba cerca y este salió corriendo de inmediato. Todo era un caos; la única heredera al trono había desaparecido, y ahora Obelia se encontraba sin su última defensa tras la partida de los magos. Era la oportunidad perfecta para que los demonios salieran de las sombras...

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⏰ Last updated: Mar 08 ⏰

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❦ 𝕿𝐧𝐜𝐨𝐧𝐦𝐞𝐧𝐬𝐮𝐫𝐚𝐛𝐥𝐞 ❦Where stories live. Discover now