Capítulo 10

620 58 3
                                    

Fue como si me echarán combustible, Sentí que tenia el corazón en llamas 

. . .

El cepillo se deslizaba por su cabellera blanca, semejante a la plata fundida. Era liso y muy agradable al tacto, una delicia para aquel privilegiado que lograra tocarlo. Sus ojos, como dos diamantes en bruto, estaban perdidos en su reflejo en el espejo. Se imaginaba mil escenarios distintos de lo que podría suceder al atravesar esa puerta, y su nerviosismo se sentía a kilómetros.

_ Su eminencia, ¿se lo recojo o prefiere dejarlo suelto?_ Salió de su ensoñación al escuchar la voz de su dama de compañía, quien la estaba preparando. La miró a través del espejo y, por primera vez, la analizó. Era una joven de cabellos negros azabache que caían en vastos rizos hasta sus muslos, piel morena tersa y suave, ojos grises y semblante tranquilo. Todo lo contrario a ella; la belleza de esa chica era cálida y reconfortante, mientras que la suya era una especie de belleza fría y misteriosa. ¿Le gustaría al emperador también si la viera?

_ ¿Su eminencia? _  Volvió a llamar al ver que no le contestaba.

_ Déjalo suelto, por favor, Marianne _ respondió de nuevo con tono de voz suave.

_ Por supuesto, mi señora_ Accedio sin chistar

Seguido de eso, la ayudó a ponerse el vestido que le había enviado el emperador como regalo. Era de color rojo con detalles blancos bordados en la falda lisa que no era voluminosa como las otras. Tenía un escote en V muy pronunciado y mangas largas, muy fresco para el frío que estaba haciendo, por decirlo de alguna manera. Por esa razón, no necesitó la ayuda de sus otras dos damas; era muy fácil de poner, a diferencia de los que usaba usualmente, además de ser bastante sensual, más de lo que debería.

_ ¿Está nerviosa, mi señora?_  preguntó Marianne con su voz profunda pero suave a su manera.

_ . . ._ No respondió nada. A decir verdad, ni siquiera se creía lo que estaba pasando.

Antes de que Marianne pudiera volver a preguntar, tres golpes resonaron en la puerta y la voz de otra de sus damas que la esperaban en la entrada.

_ Su eminencia, el gran mago de la torre negra solicita verla_ informo

_ ¿Lucas?_ Pensó algo sorprendida la joven de cabellos blancos, ya que Lucas jamás la venía a ver a su habitación y menos a esas horas de la noche. No era muy tarde, pero seguía siendo raro. Lucas siempre es de los que esperan a que la gente vaya a él, por eso tenía que subir los mil y un escalones que tenía la torre negra para poder ver la siguiente clase de magia impartida por el maestro más odioso que existe.

_ Que pase_  le permitió el paso sin duda alguna, era una persona curiosa por naturaleza y quería saber a qué se debía tal honor.

Al entrar, Lucas se encontró con la joven maga poniéndose los aretes de rubíes mientras que la dama presente le ajustaba las cintas con las que se cerraba la prenda de vestir.

_ Hola, su excelencia. ¿Qué lo trae por aquí?_ preguntó mientras le hacía una señal a Marianne para que se fuera.

Lucas no respondió en el momento; solo la contempló mientras ella se ponía el collar. Su penetrante mirada provocó que la joven eventualmente lo mirara.

_ Es un vestido hermoso _ Fue lo primero que salió de la boca del mago de cabellos negros, deteniendo por unos segundos su mirada en el escote pronunciado de la joven.

_ Eh, sí, creo que lo es_ Solo para evitar la mirada de Lucas, tomó el perfume y comenzó a ponerse un poco mientras se miraba al espejo.

_ Alguna vez te preguntaste qué dirá Athanasia cuando vuelva y sepa que te cogiste a su padre_ La pregunta formulada por la gruesa voz de ojos carmesí provocó que la piel de la doncella se erizara.

❦ 𝕿𝐧𝐜𝐨𝐧𝐦𝐞𝐧𝐬𝐮𝐫𝐚𝐛𝐥𝐞 ❦Where stories live. Discover now