Capítulo 3

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Eras tentadoramente hermoso. Pero pinchabas cuando me acercaba a ti 

. . .

En realidad, no sabía qué hacer. Normalmente, cuando un hombre muestra interés en mí, mantengo la compostura sin problema. Pero esta situación era diferente; el hombre frente a mí era extraordinario, sus facciones angelicales creaban una dualidad entre el villano de una historia y un dios griego.

Cuando susurró a mi oído con su voz profunda, mi cuerpo se tensó y mi rostro se encendió por el sonrojo. ¿Por qué era tan apuesto sin esfuerzo? Habría sido mucho más fácil odiarlo si fuera feo y viejo. No pude evitar perderme en su mirada, unos ojos hermosos pero inquietantes. Desvié la mirada nerviosa, sin saber qué decir o pensar.

_ ¿Qué pasa? Hace cinco minutos parecías muy confiada_ comentó Claude, y sus palabras no ayudaron en nada.

Necesitaba salir de ahí antes de perder la cordura, así que no lo pensé dos veces y me dejé caer hacia atrás, cayendo del balcón y aterrizando en la hierba con dificultad. No sé cómo no me rompí una pierna. Cuando volví la mirada al balcón, lo encontré mirándome impávido.

Entonces, como una niña, le saqué la lengua y salí corriendo como alma que lleva el diablo. Cuando estuve lo suficientemente lejos, logré calmarme y regresar al palacio con el corazón en la mano. Al entrar, busqué con la mirada a Athanasia. No quería arriesgarme a encontrarme con el emperador otra vez, así que decidí que era hora de irnos. Cuando por fin pude divisarla a lo lejos, me acerqué a ella rápidamente.

_ Princesa, deberíamos irnos, ya se está haciendo muy tarde y usted debe descansar_ le dije mientras la tomaba de la mano.

_ Oh, claro. De igual manera, ya me estaba aburriendo_ aceptó la joven de ojos extraordinarios.

Después de ponernos de acuerdo, salimos de la estancia y nos dirigimos al carruaje. Cuando llegamos, el cochero nos abrió la puerta, y nosotras subimos. Fue entonces que pude respirar tranquila. Al menos ese día ya no me encontraría más con Claude. Solté un profundo suspiro y dirigí mi mirada hacia Athanasia, quien parecía curiosa por lo que había pasado.

_ Perdón, Su Majestad, por haberla sacado así de la fiesta, pero es que empecé a sentirme un poco mal_ mentí mientras jugaba con un mechón de mi pelo.

_ No pasa nada, su eminencia, pero dígame, ¿se encuentra bien?_ preguntó notoriamente angustiada.

_ Sí, no te preocupes, querida. Solamente fue un leve mareo; estoy más que bien_ le dediqué una sonrisa tranquilizadora.

_ Su eminencia, si no es mucha molestia, ¿podría hablarme un poco más de mi madre?_ preguntó algo apenada, como si tuviera miedo de mi reacción.

Le sonreí y acaricié su mejilla con cariño. Después de todo, ella no tenía culpa alguna por lo que había pasado. Solo era una bebé en ese entonces. ¿De qué tendría culpa?

_ No mentía cuando dije que Su Majestad de la princesa es igualita a Lady Diana cuando recién la conocí. La única diferencia es el color de sus ojos, pues ella los tenía de un fucsia precioso_  le expliqué con tono afable _ Su madre deseaba que no le pasara nada malo, por esa razón me buscó, y yo acepté porque sabía que usted era especial_

Ella sonrió satisfecha por mi respuesta, y hablamos de cosas triviales por el resto del camino mientras recorríamos la catedral principal de Obelia. Finalmente, llegamos al Rubí Palace, donde vivía la princesa Athanasia y donde el emperador Claude, hacía tantos años, había montado una masacre.

❦ 𝕿𝐧𝐜𝐨𝐧𝐦𝐞𝐧𝐬𝐮𝐫𝐚𝐛𝐥𝐞 ❦Where stories live. Discover now