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veintitrés

No quería contestar eso, no cuando en los ojos de Nicole se notaba a más no poder la incredulidad por pensar que él estaba enamorado de ella, pero negarlo tampoco era beneficioso, porque eso lo hacía ver como un adolescente que solo se dejaba llevar por las hormonas, entonces no sabía qué hacer. Tragó saliva, sintiendo la intensa mirada de ella sobre su rostro, pero no tenía el valor de mirar sus ojos nuevamente, no sabía qué decirle porque de ninguna manera podían salir bien las cosas. Entonces, como si un ángel lo amara, por primera vez se sintió agradecido con que Haeri esté invadiendo su casa, porque ahora estaba en la puerta de las escaleras que dirigían al sótano, llamándolos con un dulce tono de voz que les hacía saber que su madre estaba presente en casa, sino no los trataría de esa manera tan linda. Una jodida hipócrita.

⎯ ¿Qué hacen aquí abajo solos?⎯ preguntó la mujer. Su cabello estaba suelto, tenía el mismo largo que el de su madre, inclusive el mismo color. Llevaba un pantalón ajustado de jean azul oscuro y una camiseta que dejaba a la vista sus clavículas.

⎯ Tocaba el piano.⎯ contestó JungKook con una sonrisa pequeña, que mostraba agradecimiento por haber llegado a interrumpir su momento a solas, pero ninguna de las dos lo sabía. Nicole estaba ocupada observando los pantalones de su tía.

⎯ ¿Esos no son mis jeans?

⎯ Su madre dice que ya está la merienda, subamos.⎯ indicó, ignorando por completo la pregunta de su sobrina. Días atrás ya habían tenido el mismo inconveniente porque Haeri tomaba sus prendas, no había podido trasladar todas a su nueva habitación y las que quedaron en su original armario su tía la terminaba tomando y usando como si fueran suyas. Agradecía que por lo menos no dejó ropa interior o algo tan íntimo como eso.

Nicole bufó y la siguió cuando comenzó a subir las escaleras, JungKook quedándose unos segundos más en el sótano, pensando en lo cerca que había estado de tener que confesar sus sentimientos, a lo cual aún no se sentía listo. De hecho, para él era confuso, porque a pesar de estar muy seguro de lo que sentía, de lo que quería con ella, no se animaba a decirlo en voz alta, por lo menos no directamente a Nicole, aunque se defendía porque no veía alguna correspondencia por parte de ella. De igual manera, ni aceptar ni negarle sus sentimientos hubiera sido beneficioso, porque eso llevaría a más preguntas y a eternas horas, quizá hasta días, de incomodidad pura entre los dos. Prefería dejarla con la intriga, agradeciendo que Haeri finalmente fue útil para algo y podía hacerse el idiota cuando el tema surja entre la conversación de los hermanos. Prefería que directamente no toquen eso, pero Nicole tarde o temprano iba a volver a preguntar, no era alguien que se quedaba con la curiosidad picando dentro suyo.

Subió las escaleras y se dirigió al comedor, donde estaban todos menos su padre porque se encontraba descansando, así que se sentó en su lugar habitual mientras su tía y madre estaban frente suyo. Nicole comía de sus muffins con mala cara, lo que le hacía saber a los demás que se desataría una discusión, o por otra parte, simplemente estaba de mal humor, pero JungKook apostaba más por la primera opción ya que hace tan solo minutos estaban bien. Tomó su leche de banana, con la mente perdida mientras de fondo escuchaba a su madre y tía hablando de algo sin mucha importancia, hasta que fue su hermana quien habló, jugando con las migajas de lo que comía.

⎯ No me gusta que tomen mis cosas sin permiso.

⎯ ¿Ya vas a empezar a pelear?⎯ se quejó Haeri y Nicole alzó su ceja. Lo hacía ver como si fuera una mujer que discutiera todo el tiempo sin motivo alguno, cuando siempre tenía buenas razones para empezar una pelea. A veces no, no iba a mentir, por el mal humor terminaba discutiendo por motivos absurdos, pero ahora no estaba diciendo nada que no fuera justo. Su tía miró a su madre con una mueca de cansancio.⎯ Aigo, JiHu, ¿te das cuenta que creaste a una peleadora?