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diecisiete

La respiración de Nicole se queda a medio camino cuando ve que JungKook seguía mordiendo suavemente sus muslos, cada vez acercándose más a su entrepierna, y aunque le parecía demasiado extraño, su cuerpo estaba inmóvil para quitarlo de ahí, y comenzaba a sentir que la temperatura de la habitación subía, cosa que no era buena señal. Desde su lugar veía los grandes y profundos ojos de JungKook, que nunca dejaron de hacer contacto visual con ella, y eso la ponía más nerviosa, y en cierta parte, caliente. Sabía que estaba mal, muy mal, pero cuando intentó mover sus piernas para alejar a su hermano del medio de éstas, él las sujetó con más fuerza, besando más fuerte, succionando en su pálida piel hasta dejar una pequeña marca rojiza.

⎯ J-JungKook...no lo hagas.

Se odió a ella misma cuando su voz salió en un susurro, sabía que una de sus tantas zonas delicadas eran los muslos, pero no pensó que haría efecto con su hermano. Y es que, en primer lugar, ¿por qué su hermano iba a estar besando allí? Observó la sonrisa juguetona de él, JungKook sacó la lengua de entre sus labios por unos segundos para pasarla por encima de su piel, mandándole una corriente prohibida directo a la entrepierna de ella.

⎯ ¿El qué? ¿Esto?

Luego de sus palabras repitió los movimientos anteriores; lamiendo, besando, succionando y mordiendo, observando desde su lugar que las mejillas de su hermana cada vez se ponían más rojas y tragaba saliva con dificultad. Nicole estaba perdiendo el control que tenía sobre ella misma, sabía que estaba mal, maldita sea lo sabía a la perfección, pero su cuerpo exigía más de esas acciones de JungKook. Aún así, juntó todo el valor y llevó su mano al cabello de él, a lo que el menor interpretó como algo totalmente distinto, y en lugar de alejarse acarició el muslo izquierdo con su nariz, cada vez acercándose más a su zona cubierta, donde más quería enterrar el rostro y pasar su lengua, pero antes de llegar tan siquiera al inicio de la tela, sintió un tirón en su cabello, que no le disgustó mucho tampoco, pero cuando fue más fuerte, exigiendo que se aparte, no le gustó.

Subió y se acostó al lado de ella, mirando sus facciones; los pequeños lunares esparcidos por su rostro, la prominente nariz, los gatunos ojos, labios delgados, y algunas manchas de acné que permanecían desde su adolescencia. Sus mejillas estaban tan sonrojadas como el short que llevaba puesto, en su pecho se notaba la respiración agitada a pesar de que quería ocultarla, la manera en la que tragaba saliva le aseguraba lo nerviosa que se encontraba, y JungKook perdió totalmente la cabeza cuando la pilló mirando sus labios con descaro. Sin importarle arriesgar muchas cosas, llevó su mano al costado del cuello de Nicole, estaba con la cabeza hacia arriba para poder verlo, así que no se le dificultó eso, y tampoco trazar la línea de la mandíbula con su pulgar mientras acercaba más su rostro.

La mayor abrió la boca para decir algo, pero sus cuerdas vocales no ayudaban, no salía ninguna palabra de su boca, y sus ojos se dirigían desde los finos labios de su hermano hacia sus redondos ojos que la estaban apreciando como si fuera una obra de arte. Cuando lo vió acercarse todavía más, al punto que sus narices rozaban y las respiraciones se mezclaban, sabía que era momento de alejarse, de que toda esa extraña tensión sexual, que nunca debió existir, debía desaparecer en ese mismo instante y volver a actuar como dos hermanos normales. Pero no entendía si es que acaso su mente no era lo suficientemente fuerte para exigirle a su cuerpo que se aleje, o había una extraña conexión entre ellos dos que lo impedía, porque en vez de moverse, quedarse lejos de JungKook, sus párpados tenían la intención de bajar, para darse un beso con él.

⎯ Noona...déjame hacerlo, por favor.⎯ pidió susurrante, ella volvió a tragar saliva, parecía que era lo único que podía hacer en ese momento.

⎯ No podemos, Kook.⎯ respondió con el mismo tono, aunque era muy hipócrita de su parte, porque ella estaba colaborando en mover su rostro para acariciar la nariz de su hermano con la suya.