Entrenamiento

69 9 0
                                    

Yo no pudiste más, al terminar el calentamiento entraste más en deuda con Bakugo cuando te compro una botella de agua para que te refresques, todavía no empezaba el entrenamiento real y estabas muriendo, ni siquiera podías mover las piernas.

Motivo por el cual Bakugo optó por cargarte en su espalda el resto del trayecto a su lugar de entrenamiento, claro te avergonzaba que te cargará en su espalda, pero el dolor en tus piernas no hizo la decisión tan difícil.

De hecho, fue Bakugo quien propuso la idea, argumentando que la carga extra le servía para mejorar, aparte que al parecer no quería que lo retrasaras, te resignaste a aceptar, aunque probablemente te hubiera obligado de todas formas.

Estaban en camino, y notaste que estaban pasando por un lugar conocido, fue donde perdiste a Bakugo el día que te dio un susto por qué no lo encontrabas, aún te daba algo de enojo como pudo hacerte algo así, pero también pensaste en otra cosa, el gatito que te habías encontrado en un callejón.

"Bakugo" Lo llamaste por nombre para atraer su atención, este gruñó en respuesta, "Ve a ese callejón, por favor" Le pediste, apuntando al callejón donde habías encontrado al gato anteriormente, Bakugo volteó a ver dónde apuntabas y al ver qué era un callejón, bufó.

"Claro que no" Bakugo denegó tu petición, su tono bastante firme y empezó a caminar de nuevo, no iba a ser fácil convencerlo, y el hecho de que no tenía interés mínimo en el motivo por el que quizá quieras ir te lo mostraba.

"Bakugo, por favor, solo será un momento, no tardaremos y después podemos entrenar" Le dijiste, tratando de convencerlo, casi hasta podías rogarle que te haga caso, realmente querías ir a checar si el gato de la otra vez estaba bien, pero Bakugo ni siquiera mostraba señales de hacerte caso.

"Vamos Bakugo, por favor" Continuaste rogándole, pero al ver qué una vez no te ponía atención y se ponía más molesto decidiste tomar la situación entre tus propias manos, con toda tu fuerza de voluntad te bajaste de su espalda, al instante soltando un pequeño quejido de dolor por tus piernas.

Bakugo notó esto y volteó a verte, más molesto que antes, "Idiota, ¿qué te crees que haces?" Interrogó firmemente, demandando respuesta, se sorprendió al verte correr así de la nada hacía el callejón, pero pronto se enojo bastante, "¡Oye! ¡Detente patas de gallina!" Gritó bastante enfadado, pero no te molestaba, querías checar más en el gato callejero.

Bakugo gruñó en lo bajo, no le gustó tú acto en lo más mínimo, y te siguió, fácilmente llegando a dónde estabas, "¡¿Para que fue eso, eh?! ¡¿Quieres que de verdad te maten?! ¡Por qué juro que voy a matarte!" Bakugo gritó, regañandote por tu comportamiento espontáneo y casi hasta estúpido.

Tú lo ignoraste, pues tenías más enfoque en otra cosa, al llegar al callejón lo primero que habías escuchado era un maullido, del gato obviamente, pero sonaba distinto, sonaba doloroso.

Estabas buscando el origen de los sonidos de dolor que resonaban en tu cabeza, no querías que el gato se encontrará lastimado, pero esto parecía enfadar a Bakugo incluso más, "¿¡Me estás ignorando!?" Este gritó, de alguna forma su volumen volviéndose más fuerte que antes.

Lo ignoraste de nuevo, y seguiste buscando, escuchando atentamente encontraste el orígen de los sonidos, fuiste a investigar, "¡Oye! ¡No me ignores!" Bakugo gritó de nuevo, llegando a nuevos niveles de enojo que no habías visto antes, pero lo seguías ignorando.

Investigando debajo de unas cajas lo encontraste, el gato, una de sus patas traseras estaba atrapada debajo de las cajas, está maullando débilmente por el dolor, no iba a durar mucho más si seguía así, eso lo tenías claro, Bakugo hecho un vistazo a tu descubrimiento, y aunque aún estaba molesto, pareció calmarse en lo más mínimo al ver al pobre animal herido.

Tomaste una posición para agarrar las cajas, trataste de levantarlas, empujarlas, cualquier forma de liberar al animalito, pero no podías, tus piernas aún te mataban por el calentamiento con Bakugo, pero ese no era problema, el problema era que las cajas eran bastante pesadas para ti, no sabías que había en ellas, pero no podías levantarlas, ni siquiera podías empujarlas bien.

Bakugo bufó, al parecer aún molesto por tu comportamiento, "Idiota" Maldijo calladamente, al punto que ni lo escuchaste, volteó a ver al gato antes de mirarte a ti, "¡Fuera del camino!" Exclamó de forma demandante, forzosamente empujandote al lado.

Eso te hizo enfadar, solo tratabas de ayudar a un indefenso animal, que le daba derecho a tratarte de esa forma, ibas a responderle, tal vez incluso pegarle hasta que viste el motivo por el cual te empujó, pues Bakugo rápidamente había tomado una posición bastante mejor que la que tú tenías y levantó las cajas con facilidad.

Sus músculos se tensaron y remarcaron al momento que levantó las pesadas cajas, no pudiste evitar mirar, te sorprendió bastante, no pensabas que fuera tan fuerte, pero rápidamente reaccionaste también y te agachaste para agarrar el gato con cuidado.

Acurrucaste el gato en tus brazos, y este se puso cómodo en tu calidez, Bakugo con un pequeño quejido puso las cajas de nuevo en donde estaban, tú aún lo mirabas con la boca abierta, te impresionó bastante, el era bastante fuerte para levantar todo eso, o tú simplemente eras muy débil.

Sin embargo, tu mirada no pasó desapercibida por Bakugo, "¿¡Qué me miras cara de pescado!?" Bakugo exclamó, bastante molesto por tu incesante mirada, aparte de tener que haberte ayudado con unas cajas.

Te asustó un poco que hubiera reaccionado de esa forma, y con la reciente prueba de su fuerza, definitivamente no querías estar en malos términos con él, por lo que decidiste hacerle caso por la ocasión, incluso viendo a otro lado para no enfadarlo aún más, "Gracias" Le agradeciste, pues aún que lo haya hecho de mala gana, aún te hizo un favor, y tú no eras una persona malagradecida.

"Como sea" Fue lo que Bakugo respondió, y aunque aún estaba claramente molesto, parecía haberse tranquilizado un momento, "Ya vámonos, odio este lugar" Luego dijo para empezar a irse del callejón, dejándote atrás hasta que decidieras seguirle.

Esa fuerza junto con ese temperamento, que miedo que da

Relativamente CandenteWhere stories live. Discover now