Capítulo ochenta y ocho "Nacimiento"

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Luego de la última pelea con el nogitsune donde los chicos salieron invictos, pasaron dos semanas y ahora el parto era inminente por lo cual me mantenía en casa haciendo reposo.

Y ahora estaba en la cocina preparando el almuerzo, cuando de repente siento una contracción no le di mucha importancia y seguí en lo mío pero, luego llegó otra y otra cada vez más juntas.Decidí entonces tomarme el tiempo, eran casa cinco minutos.

—¡¡¡Stiles!!! —Grité. —¡oh por todos los lobos de Beacon Hills! ¡¡¡Stiles!!! —respiré profundo.

—¿Qué pasó? —entró a la cocina con un bate de baseball en las manos.

—baja esa cosa —cerré mis ojos con fuerza mientras me sujetaba a la mesada con una mano y la otra estaba en mi bajo vientre.

—¿Estás bien?

—no, la bebé ya viene —expliqué.

—ah no –negó con una sonrisa mientras daba un paso atrás —no caeré en eso, otra vez.

—esto es real ¡idiota! —gruñí.

—¿Q-Qué? —palideció —¡oh por Dios!, ¡oh por Dios! —comenzó a hiperventilar —no puede ser, no estamos listos, voy morir.

—Stiles, respira ¡por Dios! —me acerqué a él.

—¡no estoy listo! ¡no estoy listo! No puedo hacer esto —dejé caer mi mano sobre su mejilla con fuerza.Se llevó la mano a la zona afectada y me volteó a ver sorprendido —¿me cacheteaste?

—lo siento, pero necesitaba que estuvieras cuerdo otra vez.

—bien, ya estoy bien —asintió —¿Qué hacemos ahora?

—vamos a...—mis ojos se abrieron como platos.

—¿Vamos a qué?

—espera un momento —como pude fui al baño y me encerré allí, tenía que revisar si había roto fuente —¿Stiles?

—¿Sí? —lo oí más cerca.

—creo que fisuré bolsa.

—¿Cómo estás tan segura? —inquirió.

—bueno, lo pondré de está forma —suspiré —estoy botando líquido de mi zona íntima y no estoy orinando.

—okay, si, definitivamente fisuraste bolsa.

—¿y?

—¿y qué? ¡Debemos correr al maldito hospital! —chilló.

Salí del baño y esperé a que mi hermano fuera por el bolso para poder irnos, en lo que hacía eso, tomé mi celular y llamé a Scott.

—¡oh Maldición! —gruñí al sentir una mega contracción.

—¿Sí?

—Scott, cariño...ya es hora —dije rápidamente, la línea se quedó en silencio —¿Sigues ahí? ¿Scott?

—ah...

—tomó eso como un "te espero en el hospital" —me auto respondí.

—si, lo siento me quedé...tildado.

Corté la llamada justo cuando ya teníamos que subir al jeep.
En el camino las contracciones se intensificaron, era horrible.

Poco tiempo después llegamos al hospital, milagrosamente Scott estaba allí para ayudarme a bajar y para mi sorpresa me tomó en brazos para luego entrar al edificio frente a nosotros.

—¡¡¡ahh!!! —grité muerta de dolor, sentí la mano de Scott apretandome y entonces el dolor disminuyó.

—¡mamá! —exclamó el castaño al verla llegar a recepción.

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