🍁Prólogo Koky [I]🍁

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Solo recuerdo ir contando los coches rojos y Timin los blancos

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Solo recuerdo ir contando los coches rojos y Timin los blancos.

— 26, 27 ... Koky, ya gané — dijo Tim, con una sonrisa triunfante en su cara.

— ¡Aún no! 23, 24 ... — respondí, casi saltando del asiento para señalar la camioneta que acababa de doblar en la esquina.

— Les he dicho muchas veces chicos, deben permanecer sentados o podríamos tener un accidente... Ya estamos llegando — fue lo último que dijo mamá, antes de estacionar en el subterráneo del edificio —. Ahora, ¿Quién quiere ir a buscar a papá?

— ¡Yo! — grité, ya casi con el pie fuera del coche.

— Pero mamá, Runkok siempre va, es mi turno esta vez — logré escuchar a Tim protestar, a pesar de lo lejos que estaba, sonreí al imaginar la expresión en su cara.

Mientras esperaba el ascensor, miré a todos los trabajadores que pasaban cerca de mí, la mayoría ya me conocía y me saludaban. No era la primera vez que iba y en ese momento, jamás pensé que sería la última.

Ya se había vuelto tradición, todos los viernes íbamos por papá para ir a almorzar los cuatro juntos, era la parte más emocionante de la semana, ya que significaba que el fin de semana iba a comenzar, así podríamos descansar y pasar tiempo los cuatro, además, ese viernes me tocaba elegir el lugar donde comer.

La semana anterior fuimos a comer sushi, porque a Tim le encanta y era su turno. Aún no me decidía, no sabía si ir a comer pizza o comida china, solo de pensarlo se me hacía agua la boca. Mi idea era preguntarle a papá qué opinaba y que me diera un consejo de cual elegir.

Logré subir al ascensor, marqué el piso 12 y 3 personas se subieron conmigo, ellos marcaron el 8, el 13 y el 15. Ese día habíamos ido más temprano de lo habitual, ya que no tuvimos que ir a la escuela y mamá se había tomado la tarde libre.

Al detenerse el ascensor en el piso 12, me despedí cordialmente de las personas que estaban allí y comencé a caminar por el pasillo largo hasta la oficina de papá. Cuando llegué me sorprendí de no ver a la Srta. Kim, ella era la secretaria de papá, siempre estaba con una sonrisa y me esperaba todos los viernes con un jugo o un caramelo. Miré por todos lados por si lograba encontrarla, pero no lo conseguí, de todas formas, no creí que se molestara si buscaba mi recompensa yo mismo, di la vuelta a su escritorio y abrí los cajones, habían muchos papeles, lápices y cosas sin sentido, pero, en el último cajón vi lo que tanto quería, decidí tomar 2 paletas, le llevaría una a Tim, me sentía culpable al recordar su puchero, la próxima vez iba a dejar que él fuera a buscar a papá.

Como la Srta. Kim no estaba por ningún lado, decidí entrar por mi cuenta a la oficina de papá, era una puerta de vidrio oscuro, por más que iluminaran las lucen blancas de la recepción, no se podía ver ni para dentro ni para afuera, siempre recuerdo lo pesada que era esa puerta. Comúnmente la secretaria la abría por mí, pero dada las circunstancias, lo tuve que hacer con todas mis fuerzas.

Recuerdo que, al ver a papá, el dulce que recién me había metido a la boca rodó por el suelo, por primera vez me parecía muy larga la distancia que había entre la puerta y el escritorio, normalmente lo habría atravesado con ocho o nueve pasos, pero en ese momento me parecían kilómetros, nunca me había percatado de que en esa oficina por más ventanas que tuviera no entraba aire, sentía que me estaba ahogando. Comencé a sentir un calor por mi mejilla, no era consciente de que me había puesto a llorar.

Solté la puerta y corrí por el pasillo de vuelta al ascensor, quería llegar donde Tim, quería decirle que mejor subiera él, que yo no encontré a papá. Sentí que mis oídos se taparon, no escuchaba el ruido de los trabajadores, solo me enfoqué en una voz a lo lejos.

— ¡Runkok espera! ¡Te arrepentirás si dices algo! — reconocía esa voz, pero no quería asumir de quién era —. Será más difícil para tu madre que para mí — presioné el -1 del ascensor para que las puertas se cerraran, en mi cabeza seguía el eco de la voz de mi padre diciendo "te arrepentirás".

Cuando salí del ascensor con los ojos rojos, pero ya más calmado, intenté ordenar lo que estaba a punto de decir.

— ¡Ahí viene! — dijo Tim, al momento de acercarme al coche —. ¿Dónde está papá? — él esperaba al lado de mamá.

— ¿Por qué estás llorando Koky? ¿Qué pasó con tu papá? — preguntó mamá, abrió la puerta del automóvil, me limpió los ojos con sus manos y luego me sujetó la cara para verla directamente.

— Mi papá estaba en la oficina... con... — miré directo a los ojos de mamá, vi como ella sabía lo que estaba diciendo, en ese momento no entendía como ella podría haber adivinado, pero, ahora sé que siempre lo sospechó. Sentí como si me hubiera leído la mente, una extraña sensación de que atravesaba mis ojos cafés con sus ojos celestes, sentí como si se hubiera metido en mi cabeza para agarrar la escena de papá y tirar de ella.

— Está bien, tranquilo — me abrazó y me abrió la puerta de atrás para volver a mi asiento, donde estaba Tim esperándome.

Encendió el coche y prendió la radio, dejándola con su máximo volumen. Tim tomó mi mano para hacerme saber que él estaba ahí, que no estaba solo. Escuchaba el celular de mamá sonar y sonar, pero ella no contestó, supuse que era mi padre, por esa razón ella ignoró todas las llamadas. Cuando llegamos a casa, le dijo algo a mi hermano en el oído, no pude escuchar que era exactamente, pero Tim tomó mi brazo y jaló de él hasta llegar a mi cuarto, encendió la consola y eligió el juego de carreras que tanto me gustaba.

Habíamos terminado la primera partida en silencio, pero creo que la curiosidad de Tim fue mayor como para continuar así.

— Sé que mamá no quiere que te pregunte esto Koky, pero me podrías decir exactamente qué fue lo que viste — me dijo, miraba el suelo, sabía que él también quería enterarse y entendía que le daba vergüenza no seguir la orden de mamá.

— En la recepción no había nadie, la Srta. Kim no estaba, así que entré sin avisar a la oficina de papá, cuando entré, estaba él y la Srta. Kim besándose... El escritorio y el ordenador tapaban sus cuerpos, pero sí la vi a ella sin su blusa — le dije, algo avergonzado recordando la escena —. Luego papá, él solo gritaba que me arrepentiría si se lo decía a mamá.

— Solo no pienses en eso, mamá dijo que ella lo solucionará — al terminar sus palabras, comenzamos a escuchar unos gritos provenientes de la sala.

— Solo no pienses en eso, mamá dijo que ella lo solucionará — al terminar sus palabras, comenzamos a escuchar unos gritos provenientes de la sala

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El prólogo lo dividí en 2 partes, ya que era largo.🐙

Espero les guste y puedan dejar su voto. 🌸

Leeré cualquier comentario constructivo, los espero. 💕

La luz tras la VentanaWhere stories live. Discover now