Su subconsciencia invocó otro momento clave que hizo juego con la frase. Se vio a si mismo, a su versión más adulta, su cuerpo llenó de heridas y sangre suya, esgrimiendo una espada hecha con el fuego de Mictlán y con ella atravesando el vientre de un semidiós azteca de armadura acuosa totalmente destrozada. No obstante, aquel semidiós también lo había matado al atravesarle su vientre con una espada de agua.

El recuerdo se desvaneció en polvo. La caída cada vez estaba siendo más y más rápida, y Uitstli estaba visionando, al final del túnel, una luz divina. Habló de nuevo:

"He sufrido el peor de los castigos"

La peor de las memorias hizo acto de presencia, enseñándole a su versión joven, caído de rodillas al borde de una colina, y gritando en desesperación al ver como Tenochtlitan ardía en llamas. La capital real azteca, la ciudad que se había jurado proteger, el lugar que el divino Moctezuma le había encargado de proteger del enemigo... asediada, saqueada y destruida hasta los cimientos. Fue en ese momento que Uitstli había tenido su primer momento de inflexión, y supo que su vida no iba a ser nunca la misma a partir de ahora.

El traumático momento se deshizo. La luz al final del túnel se estaba haciendo más clara, y más fuerte. La divinidad ilustre de aquel resplandor trajo consigo una memoria purificadora, una con la cual él recitó en las siguientes palabras:

"Pero entonces... la vida me dio una segunda oportunidad..."

Y la visión que se materializó ante sus ojos enseñó de nuevo a ese mismo joven Uitstli, caminando alrededor de los restos de una pirámide y topándose el cadáver de un hombre, abrazado y protegiendo la pequeña figura de una niña que todavía seguía viva.

Los traumatismos desaparecieron con la presencia de esa última memoria. De pronto, el determinismo volvió a él, y recordó toda la valentía con la cual se había demostrado en todas estas décadas como el Sacerdote Supremo de Tláhuac. ¿Acaso iría a dejar que todo lo que había construido fuera desbancado por el poder del Dios de la Guerra? ¿Qué se subyugaría ante él, como los pueblos aztecas se subyugaron luego de la conquista de Tenochtlitlan? La pasión ardiente de estos nuevos sentimientos hizo que sus recuerdos descargaran una última memoria: la de él cargando en brazos a una ensangrentada Zaniyah luego de haber sido atacados por el Chiachuitlanti. En el momento en el que él vio esto, la furia felina tomó las riendas de su corazón, y el cuerpo de Uitstli se materializó en la nada de aquella oscuridad, su cuerpo mutando poco a poco para ir adoptando la forma de un jaguar de pelaje negro. El Jaguar Negro.

"Yo... ¡no puedo permitir que nada le pase de nuevo! ¡Yo protegeré a mi hija y a mi pueblo de los dioses que nos han traicionado!"

La luz divina al final del túnel se convierte en un estallido de fulgores que ciegan a la peligrosa pantera. Una vez un guerrero azteca, siendo convertido en un jaguar asesino de semidioses, el Jaguar Negro trotó a toda velocidad a través del suelo invisible y se abalanzó de un salto hacia el portal de resplandor deslumbrante. Su pelaje se tiñó de blanco al entrar en contacto con aquel umbral, y el Jaguar Negro despidió un feroz alarido al tiempo que se sumergía en él.

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Casa de los Enfermos.

Región Autónoma de Mecapatli

Uitstli se despertó de súbito, y lo primero que observó fue un amplio techo de madera y unas cortinas blancas rodeándolo a cada lado.

Record of Ragnarok: Blood of ValhallaWhere stories live. Discover now