Emperatriz Oscura XIV

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[ Muy cerca de la batalla, lo que quedó de la Residencia Sakurauchi ]

- Riko... ¡Riko!-

- ¡Cállate, humana!-

- ¡Pero Maki-chan! Mi hij- (siendo tomada por el cuello)- ¡¿Ma-Maki-chan?!-

- ¡Qué es Maki! ¡No me llames "Maki-chan"- (soltandola para dejar caer a la Sra. Sakurauchi al suelo)- Vamos... Todavía falta...-

- Pero este era mi casa y-

Sin prestarle mucha atención tomó a la Madre de Riko y la cargó a su espalda para ir rápidamente hasta la playa.

- ¡Kotori! ¡¿Qué haces en medio de todo este desastre?! ¡Si algo te llega a suceder, entonces no habrá salvación para Umi!-

Maki corría lo más rápido que podía hacia donde estaba el combate.

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[ Dentro de la mente y el corazón de Riko ]

La verdadera Riko estaba flotando en un mar de energías psíquicas. Cubierta de rojo, verde y oscuridad, se veía a sí misma entre sus sueños.

- El dolor... Se fue... Pero me queda, la soledad...-

Muy cerca de ella se encontraba el alma de Wyvern quien parecía haber estado llorando. Del cuerpo de la Diosa Dragón se desprendían unas cadenas que eran las que estaban atando a Wyvern y Riko.

Solo que estás cadenas estaba a medio romper, algunas de ellas estaban brillando de color verde mientras lentamente se deshacían pero también habían otras que parecían reparadas con unos lazos morados.

Riko podía levantarse y caminar, eso la sorprendió.

Todo el dolor que había estado sintiendo hasta ahora desapareció tanto de su cuerpo como de su mente. Aunque Riko podía sentir los vestigios de ese dolor que consumía su lma hasta hace poco.

Algo adolorida, comenzó a caminar hasta donde se encontraba Wyvern.

Vió que está imagen de la Emperatriz Oscura estaba llorando sangre.

Riko se acercaba muy despacio para no llamar su atención pero:

- Sé que estás libre... Riko...-

- ¡Ueeh!- (se asustó ante las palabras de Wyvern).

- Ja... Subestime el poder de esas Eldars...- (el ama de Wyvern se giró para ver a la pianista)- Aunque no recuerdo que tuvieran tanto poder en la Era Antigua... Aunque eso solo suene a excusa, no debí de haberlas subestimado después de todo, eso siempre es un error fatal... Subestimar a tus enemigos...- (Wyvern parecía lamentarse).

- Ahora qué... ¿Qué harás? ¿Vas a seguir adelante con esto?-

- *la llorante de sangre, Wyvern, solo se reía* ¿Y tú qué creés? ¿Qué me rendiría asi como así? A diferencia de ti, Riko... Yo tengo un propósito que cumplir- (Wyvern se volteaba para tratar de tomar de cuello a la pianista pelivino)- Un objetivo que alcanzar...*siendo protegida por las energías roja y verde*... Y no voy a desaprovechar esta oportunidad, ahora que he renacido...-

Wyvern, al no poder tocarla, simplemente acercó su rostro al de Riko para mirarla a los ojos:

- Tu Madre cometió un error.... Tu eres un error... Al menos deberías de estar agradecida de que parte de ti tenga mi sangre en tus venas...-

Riko que había permanecido en silencio, solo bajo la cabeza:

- Así que también....*devolviéndole la mirada desafiante* También te abandonaron ¿verdad?-

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